/ martes 2 de febrero de 2021

La salud de AMLO

En el contexto de la Covid-19 se han logrado muchas cosas en materia de ciencia y tecnología, gracias a la iniciativa de mentes creativas que piensan en la salud y bienestar de sus semejantes, y a que organismos como la UNESCO han movilizado a la mayoría de los países del mundo para promover la ciencia abierta y una mayor cooperación.

Los avances de las nuevas tecnologías se han dado en varias naciones, principalmente en las esferas de la información, la comunicación y la educación, así como en el propio ámbito sanitario y de seguridad en el marco del aislamiento social por causa de la pandemia.

Al respecto, conviene destacar las tecnologías aplicadas a la lucha contra la Covid-19, que han contribuido de manera significativa a la lucha contra el mortal virus y su propagación. Entre dichos logros debe mencionarse la impresión 3D, que “ayuda a fabricar válvulas, respiradores y ventiladores para cubrir las carencias de suministros en los hospitales o a producir nuevos modelos de máscaras para los profesionales sanitarios”, señala Carla Peletier en un texto publicado en el portal de Orkestra (Instituto Vasco de Competitividad).

En el recuento que hace Peletier figuran logros tecnológicos en materia de ciberseguridad, vital para responder a los ataques que sufren los sistemas públicos de salud, el robo de datos o la divulgación de bulos a escala u otras vulnerabilidades informáticas.

Sobre esto último, soy de la idea que se debe seguir trabajando para combatir la “infodemia”, término acuñado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para referirse a la sobreabundancia informativa falsa y su rápida propagación entre las personas y medios.

Las noticias falsas han existido siempre, pero más aún en tiempos de pandemia. Me refiero evidentemente a bulos y fake news que van desde la circulación de supuestas recetas al margen de la ciencia, hasta los rumores sobre las figuras públicas que han sido contagiadas, como es el caso del presidente Andrés Manuel López Obrador, sobre cuyo estado de salud se han hecho no pocas especulaciones, algunas de ellas absurdas y malintencionadas. Me refiero a los comentarios de quienes llegaron a decir, sin fundamento alguno, que el presidente tenía problemas neurológicos, parálisis facial o de alguna parte del cuerpo.

Para atajar estos rumores, el pasado 29 de enero, Jesús Ramírez Cuevas pidió a medios de comunicación y a la ciudadanía “evitar difundir versiones no confirmadas por el @GobiernoMX sobre la salud del presidente. Hay versiones de mala fe y desinformación con intenciones políticas, que buscan dañar la imagen del mandatario”, escribió en su cuenta de Twitter el coordinador de comunicación social y vocero de la República.

Y es que hasta ese momento había personas que, sin consideración alguna, criticaban el supuesto vacío de información y la desaparición de López Obrador de la esfera pública, pasando por alto que toda persona enferma, incluso el presidente de México, tiene derecho a guardar silencio sobre los detalles de su enfermedad. No olvidemos que todo lo que tiene que ver con su estado de salud pertenece a su más estricta intimidad, independientemente de que su estado de salud sea relevante para todos.

La libertad de expresión en México permite que los críticos del inquilino del Palacio Nacional se expresen sobre este y otros temas. Lo ideal sería que estos juicios fueran mesurados y ajenos al interés de alentar malos entendidos, ni siquiera bajo el argumento de que la salud del presidente es de interés público, y que el silencio sobre su enfermedad genera rumores y especulaciones.

Considero que silencio como tal no lo hay. Recordemos que el tabasqueño informó el pasado 24 de enero en su cuenta de Twitter que contrajo el virus, que tiene síntomas leves y que está en tratamiento médico.

A esta información se añadió la que dio a conocer en redes sociales el ya citado vocero presidencial, quien tuiteó así el pasado jueves: “El presidente López Obrador recupera poco a poco su vigor y su salud. Sigue pendiente de los asuntos de gobierno y trabajando tranquilamente.”

Lo más reciente del tema es la reaparición de AMLO el pasado viernes en un video difundido en sus redes sociales, donde reconoce que aún tiene Covid, “pero ya los médicos me dicen que está pasando la etapa crítica, (y) ahora me presento con ustedes para que no haya rumores, malos entendidos; estoy bien, aunque todavía tengo que guardar reposo...”, manifestó.

¿Dónde está entonces la falta de información y transparencia? En mi opinión no existe. Lo que sí existe es el afán de promover la infodemia, sobre todo en aquellos temas que pueden ser capitalizados para fines electorales. En lo personal coincido con las palabras de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, en el sentido de que la salud del presidente debe ser considerado un tema sensible.

Twitter: @armayacastro

En el contexto de la Covid-19 se han logrado muchas cosas en materia de ciencia y tecnología, gracias a la iniciativa de mentes creativas que piensan en la salud y bienestar de sus semejantes, y a que organismos como la UNESCO han movilizado a la mayoría de los países del mundo para promover la ciencia abierta y una mayor cooperación.

Los avances de las nuevas tecnologías se han dado en varias naciones, principalmente en las esferas de la información, la comunicación y la educación, así como en el propio ámbito sanitario y de seguridad en el marco del aislamiento social por causa de la pandemia.

Al respecto, conviene destacar las tecnologías aplicadas a la lucha contra la Covid-19, que han contribuido de manera significativa a la lucha contra el mortal virus y su propagación. Entre dichos logros debe mencionarse la impresión 3D, que “ayuda a fabricar válvulas, respiradores y ventiladores para cubrir las carencias de suministros en los hospitales o a producir nuevos modelos de máscaras para los profesionales sanitarios”, señala Carla Peletier en un texto publicado en el portal de Orkestra (Instituto Vasco de Competitividad).

En el recuento que hace Peletier figuran logros tecnológicos en materia de ciberseguridad, vital para responder a los ataques que sufren los sistemas públicos de salud, el robo de datos o la divulgación de bulos a escala u otras vulnerabilidades informáticas.

Sobre esto último, soy de la idea que se debe seguir trabajando para combatir la “infodemia”, término acuñado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para referirse a la sobreabundancia informativa falsa y su rápida propagación entre las personas y medios.

Las noticias falsas han existido siempre, pero más aún en tiempos de pandemia. Me refiero evidentemente a bulos y fake news que van desde la circulación de supuestas recetas al margen de la ciencia, hasta los rumores sobre las figuras públicas que han sido contagiadas, como es el caso del presidente Andrés Manuel López Obrador, sobre cuyo estado de salud se han hecho no pocas especulaciones, algunas de ellas absurdas y malintencionadas. Me refiero a los comentarios de quienes llegaron a decir, sin fundamento alguno, que el presidente tenía problemas neurológicos, parálisis facial o de alguna parte del cuerpo.

Para atajar estos rumores, el pasado 29 de enero, Jesús Ramírez Cuevas pidió a medios de comunicación y a la ciudadanía “evitar difundir versiones no confirmadas por el @GobiernoMX sobre la salud del presidente. Hay versiones de mala fe y desinformación con intenciones políticas, que buscan dañar la imagen del mandatario”, escribió en su cuenta de Twitter el coordinador de comunicación social y vocero de la República.

Y es que hasta ese momento había personas que, sin consideración alguna, criticaban el supuesto vacío de información y la desaparición de López Obrador de la esfera pública, pasando por alto que toda persona enferma, incluso el presidente de México, tiene derecho a guardar silencio sobre los detalles de su enfermedad. No olvidemos que todo lo que tiene que ver con su estado de salud pertenece a su más estricta intimidad, independientemente de que su estado de salud sea relevante para todos.

La libertad de expresión en México permite que los críticos del inquilino del Palacio Nacional se expresen sobre este y otros temas. Lo ideal sería que estos juicios fueran mesurados y ajenos al interés de alentar malos entendidos, ni siquiera bajo el argumento de que la salud del presidente es de interés público, y que el silencio sobre su enfermedad genera rumores y especulaciones.

Considero que silencio como tal no lo hay. Recordemos que el tabasqueño informó el pasado 24 de enero en su cuenta de Twitter que contrajo el virus, que tiene síntomas leves y que está en tratamiento médico.

A esta información se añadió la que dio a conocer en redes sociales el ya citado vocero presidencial, quien tuiteó así el pasado jueves: “El presidente López Obrador recupera poco a poco su vigor y su salud. Sigue pendiente de los asuntos de gobierno y trabajando tranquilamente.”

Lo más reciente del tema es la reaparición de AMLO el pasado viernes en un video difundido en sus redes sociales, donde reconoce que aún tiene Covid, “pero ya los médicos me dicen que está pasando la etapa crítica, (y) ahora me presento con ustedes para que no haya rumores, malos entendidos; estoy bien, aunque todavía tengo que guardar reposo...”, manifestó.

¿Dónde está entonces la falta de información y transparencia? En mi opinión no existe. Lo que sí existe es el afán de promover la infodemia, sobre todo en aquellos temas que pueden ser capitalizados para fines electorales. En lo personal coincido con las palabras de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, en el sentido de que la salud del presidente debe ser considerado un tema sensible.

Twitter: @armayacastro