/ miércoles 25 de marzo de 2020

La retórica populista


Abel Campirano Marín

No puede declinarse la implantación inmediata de un plan fiscal de protección al empresariado mexicano para mantener abiertas las fuentes de trabajo; soslayarlo es una grave irresponsabilidad del Estado Mexicano.

Tampoco minimizarse la trascendencia de los resultados de la consulta que se llevó a cabo para determinar la viabilidad de la construcción de la planta de la Cervecería Constellation Brands (Fundada en 1945 en Estados Unidos) y las protestas que ha generado por parte del Consejo Coordinador Empresarial.

Menos aún, la cuestión relativa a la depreciación paritaria de nuestra moneda frente al dólar estadounidense aunada al descenso en los precios internacionales del petróleo y a la tergiversación de las causas del descenso en los precios de las gasolinas que no obedecen a la mano mágica que mece la cuna.

Cuando se le preguntó al Presidente López Obrador si tenía pensado en un plan de rescate a los empresarios con motivo del impacto económico que genera la paralización derivada de la presencia del Covid-19 mostró su total desacuerdo y aprovechó la oportunidad para arremeter otra vez en contra de neoliberales y conservadores.

En este último punto dijo el Presidente que a quienes deberían rescatar era a los pobres; es cierto: los pobres, las clases marginadas, las personas de la tercera y la cuarta edad y otros sectores vulnerables y oprimidos deben ser tareas prioritarias del Gobierno, pero ciertamente la permanencia de las fuentes de trabajo es vital para que pueda hacerlo.

El asistencialismo es una forma de política que tiene varias aristas; una de las que más se critica es la que se refiere a que es sufragista, es decir que los que reciben los beneficios, sean campesinos, obreros, estudiantes, adultos mayores, son votos seguros. Una que es digna de alabanza es que contribuye a la justicia social una justa distribución de la riqueza, pero seguimos en la polarización del discurso.

Nos perdemos en la polémica; estamos en medio de las filias y las fobias con una sociedad cada vez mas dividida y encontrada; cobra actualidad la frase del Evangelista Mateo: "El que no está conmigo, está contra de mí" y lo que mas se necesita aquí y ahora es un discurso que inste a la unión y la solidaridad y no uno demagogo, retórico y populista que separe.

La ayuda al empresariado es necesaria y nada tiene que ver con el conservadurismo.

El artículo 429 fracción IV, de la Ley Federal del Tarbajo dice que cuando haya suspensión de labores o trabajos que declare la autoridad sanitaria competente en los casos de contingencia sanitaria, el patrón tiene la obligación de pagar a sus trabajadores una indemnización equivalente a un salario mínimo general por cada día que dure la suspensión, sin que pueda exceder de un mes.

El desaliento que causa el frene de inversiones como el de la Cervecera o la minimización de la pérdida insoslayable de nuestra moneda frente a la divisa norteamericana o el pregonar que gracias a la mano mesiánica se bajaron los precios de la gasolina en México indiscutiblemente es pernicioso.

Seguir con el discurso irresponsable y populista de echarle la culpa a las administraciones que precedieron a la actual no es sano. Pone incluso en evidencia a quien lo dice, porque bajo una óptica empresarial, se contrata a un Director para que administre bien y aporte soluciones y no para que se le pase el tiempo en la crítica a quienes lo precedieron presentes; un empleado así necesariamente debe ser despedido por inepto.

El Presidente López Obrador debe abandonar de inmediato la retórica populista; debe dedicarse a Gobernar, a Administrar bien nuestro país, y no perder el tiempo en giras de proselitismo y en discusiones bizantinas contra los neoliberales y conservadores. La emergencia lo está exigiendo.

Los desatinos en el discurso retórico y populista pasarán factura a él y su partido en en las próximas elecciones y si no... al tiempo.


Abel Campirano Marín

No puede declinarse la implantación inmediata de un plan fiscal de protección al empresariado mexicano para mantener abiertas las fuentes de trabajo; soslayarlo es una grave irresponsabilidad del Estado Mexicano.

Tampoco minimizarse la trascendencia de los resultados de la consulta que se llevó a cabo para determinar la viabilidad de la construcción de la planta de la Cervecería Constellation Brands (Fundada en 1945 en Estados Unidos) y las protestas que ha generado por parte del Consejo Coordinador Empresarial.

Menos aún, la cuestión relativa a la depreciación paritaria de nuestra moneda frente al dólar estadounidense aunada al descenso en los precios internacionales del petróleo y a la tergiversación de las causas del descenso en los precios de las gasolinas que no obedecen a la mano mágica que mece la cuna.

Cuando se le preguntó al Presidente López Obrador si tenía pensado en un plan de rescate a los empresarios con motivo del impacto económico que genera la paralización derivada de la presencia del Covid-19 mostró su total desacuerdo y aprovechó la oportunidad para arremeter otra vez en contra de neoliberales y conservadores.

En este último punto dijo el Presidente que a quienes deberían rescatar era a los pobres; es cierto: los pobres, las clases marginadas, las personas de la tercera y la cuarta edad y otros sectores vulnerables y oprimidos deben ser tareas prioritarias del Gobierno, pero ciertamente la permanencia de las fuentes de trabajo es vital para que pueda hacerlo.

El asistencialismo es una forma de política que tiene varias aristas; una de las que más se critica es la que se refiere a que es sufragista, es decir que los que reciben los beneficios, sean campesinos, obreros, estudiantes, adultos mayores, son votos seguros. Una que es digna de alabanza es que contribuye a la justicia social una justa distribución de la riqueza, pero seguimos en la polarización del discurso.

Nos perdemos en la polémica; estamos en medio de las filias y las fobias con una sociedad cada vez mas dividida y encontrada; cobra actualidad la frase del Evangelista Mateo: "El que no está conmigo, está contra de mí" y lo que mas se necesita aquí y ahora es un discurso que inste a la unión y la solidaridad y no uno demagogo, retórico y populista que separe.

La ayuda al empresariado es necesaria y nada tiene que ver con el conservadurismo.

El artículo 429 fracción IV, de la Ley Federal del Tarbajo dice que cuando haya suspensión de labores o trabajos que declare la autoridad sanitaria competente en los casos de contingencia sanitaria, el patrón tiene la obligación de pagar a sus trabajadores una indemnización equivalente a un salario mínimo general por cada día que dure la suspensión, sin que pueda exceder de un mes.

El desaliento que causa el frene de inversiones como el de la Cervecera o la minimización de la pérdida insoslayable de nuestra moneda frente a la divisa norteamericana o el pregonar que gracias a la mano mesiánica se bajaron los precios de la gasolina en México indiscutiblemente es pernicioso.

Seguir con el discurso irresponsable y populista de echarle la culpa a las administraciones que precedieron a la actual no es sano. Pone incluso en evidencia a quien lo dice, porque bajo una óptica empresarial, se contrata a un Director para que administre bien y aporte soluciones y no para que se le pase el tiempo en la crítica a quienes lo precedieron presentes; un empleado así necesariamente debe ser despedido por inepto.

El Presidente López Obrador debe abandonar de inmediato la retórica populista; debe dedicarse a Gobernar, a Administrar bien nuestro país, y no perder el tiempo en giras de proselitismo y en discusiones bizantinas contra los neoliberales y conservadores. La emergencia lo está exigiendo.

Los desatinos en el discurso retórico y populista pasarán factura a él y su partido en en las próximas elecciones y si no... al tiempo.