/ martes 8 de septiembre de 2020

La Presidencia y el Soft Power


Eduardo Andrade Sánchez

En la primera entrega referí algunas de las fuentes extranjeras de las que llega dinero a las organizaciones mexicanas de la sociedad civil y seleccioné citas de mi libro “Democracia sin Partidos” a las que agrego las siguientes: “Muchas de las organizaciones que se presentan públicamente como representantes de la sociedad civil se proponen objetivos directamente vinculados con la actividad política. Estos pueden clasificarse en cinco grandes rubros:

1.- Impulsar políticas públicas o legislación, tal es el caso de organizaciones que se oponen al aborto o el del IMCO que impulsó la llamada iniciativa Tres de Tres.

2.- Oponerse a políticas públicas o legislación, como el activismo que se dio en contra de la Ley de Seguridad Interior.

3.- Servir de contrapeso a políticas o acciones estatales en determinadas áreas sensibles, como la defensa de los derechos humanos o el combate a la corrupción y a la impunidad, tal es el caso del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro, de México Unido Contra la Delincuencia, de Mexicanos contra la Corrupción, etc.

4.- Evaluar las acciones que realiza el Estado en determinados ámbitos y eventualmente proponer procedimientos correctivos a la manera de México Evalúa o Mexicanos Primero.

5.- Ocupar cargos o funciones públicas o semipúblicas. Raramente se plantea esta opción de modo directo pero en la práctica las organizaciones intentan colocar a sus miembros o dirigentes en el seno de Consejos o Comités de organismos públicos, ya sea con funciones temporales o permanentes. Así ocurre con el grupo de ciudadanos que participa en la presentación de propuestas para consejeros del INE —que es temporal— y con el grupo que encabeza el Sistema Anticorrupción, que tiene carácter permanente.

“El núcleo duro del concepto de sociedad civil en México está constituido por agrupaciones que ejercen un intenso activismo político altamente crítico y contestatario de las acciones de gobierno, el cual se caracteriza por la idea de empoderamiento. Sus voceros tienen constante presencia en los medios informativos como analistas y comentaristas o como personajes públicos a quienes se entrevista frecuentemente concediéndoles un carácter de “autoridad” en sus respectivos temas. Cuando se menciona en abstracto a la sociedad civil en cualquier tipo de expresión verbal o escrita, se considera a estas organizaciones como típicamente representativas de la mencionada sociedad. Es más, la referencia incluida en diversas leyes a procedimientos en los cuales deben efectuarse consultas a organizaciones de la sociedad civil o recibir propuestas de tales organizaciones, se entiende implícitamente dirigida a las agrupaciones comprendidas en ese núcleo duro que hemos mencionado.”

Existe incluso una Ley Federal de Fomento a las Actividades de las Organizaciones de la Sociedad Civil y los “distintos tipos de agrupaciones deben registrarse en el registro nacional que al efecto lleva el Instituto Nacional de Desarrollo Social si desean obtener los apoyos previstos en la ley.”

Al examinar las funciones de tales organizaciones según el texto difundido por el Centro de Información de la ONU relativo a las Organizaciones No Gubernamentales, “apreciamos un énfasis en la naturaleza particularmente política de estas agrupaciones desde la óptica de las propias Naciones Unidas... aluden a la presentación de problemas de los ciudadanos ante los gobiernos, les asignan tareas de aliento a la participación de la comunidad, se entiende que en cuestiones colectivas de carácter social y en el planteamiento y alcance de logros comunes que corresponden evidentemente al campo de la política, aunque no sea de tipo partidista. Lo mismo puede decirse de la función relativa a la supervisión de políticas, pues estas son medidas adoptadas por los gobiernos cuyo control se asigna cada vez más a este tipo de organizaciones.

“No obstante que el carácter no lucrativo es un denominador común y prácticamente un elemento infaltable en las distintas definiciones de este tipo de agrupaciones, tal característica solo da cuenta de que no tienen como propósito la obtención de ganancias dentro del mundo de la economía produciendo bienes o prestando servicios, pero la verdad es que sí reciben una gran cantidad de recursos de distintas fuentes, muchas por cierto situadas al interior de los gobiernos que financian este tipo de actividades a través de agencias especializadas que operan particularmente en los países de mayor poder económico de las denominadas Democracias Occidentales. Estas organizaciones constituyen también amplios centros de trabajo, en ocasiones con muchos funcionarios y empleados que rebasan las fronteras de distintos países, quienes encuentran en ellas un medio de vida importante.” No puede subestimarse la función de las organizaciones de la sociedad civil en cuanto a sus acciones positivas, pero tampoco respecto de su fluencia disruptiva sobre los asuntos públicos.


eduardoandrade1948@gmail.com


Eduardo Andrade Sánchez

En la primera entrega referí algunas de las fuentes extranjeras de las que llega dinero a las organizaciones mexicanas de la sociedad civil y seleccioné citas de mi libro “Democracia sin Partidos” a las que agrego las siguientes: “Muchas de las organizaciones que se presentan públicamente como representantes de la sociedad civil se proponen objetivos directamente vinculados con la actividad política. Estos pueden clasificarse en cinco grandes rubros:

1.- Impulsar políticas públicas o legislación, tal es el caso de organizaciones que se oponen al aborto o el del IMCO que impulsó la llamada iniciativa Tres de Tres.

2.- Oponerse a políticas públicas o legislación, como el activismo que se dio en contra de la Ley de Seguridad Interior.

3.- Servir de contrapeso a políticas o acciones estatales en determinadas áreas sensibles, como la defensa de los derechos humanos o el combate a la corrupción y a la impunidad, tal es el caso del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro, de México Unido Contra la Delincuencia, de Mexicanos contra la Corrupción, etc.

4.- Evaluar las acciones que realiza el Estado en determinados ámbitos y eventualmente proponer procedimientos correctivos a la manera de México Evalúa o Mexicanos Primero.

5.- Ocupar cargos o funciones públicas o semipúblicas. Raramente se plantea esta opción de modo directo pero en la práctica las organizaciones intentan colocar a sus miembros o dirigentes en el seno de Consejos o Comités de organismos públicos, ya sea con funciones temporales o permanentes. Así ocurre con el grupo de ciudadanos que participa en la presentación de propuestas para consejeros del INE —que es temporal— y con el grupo que encabeza el Sistema Anticorrupción, que tiene carácter permanente.

“El núcleo duro del concepto de sociedad civil en México está constituido por agrupaciones que ejercen un intenso activismo político altamente crítico y contestatario de las acciones de gobierno, el cual se caracteriza por la idea de empoderamiento. Sus voceros tienen constante presencia en los medios informativos como analistas y comentaristas o como personajes públicos a quienes se entrevista frecuentemente concediéndoles un carácter de “autoridad” en sus respectivos temas. Cuando se menciona en abstracto a la sociedad civil en cualquier tipo de expresión verbal o escrita, se considera a estas organizaciones como típicamente representativas de la mencionada sociedad. Es más, la referencia incluida en diversas leyes a procedimientos en los cuales deben efectuarse consultas a organizaciones de la sociedad civil o recibir propuestas de tales organizaciones, se entiende implícitamente dirigida a las agrupaciones comprendidas en ese núcleo duro que hemos mencionado.”

Existe incluso una Ley Federal de Fomento a las Actividades de las Organizaciones de la Sociedad Civil y los “distintos tipos de agrupaciones deben registrarse en el registro nacional que al efecto lleva el Instituto Nacional de Desarrollo Social si desean obtener los apoyos previstos en la ley.”

Al examinar las funciones de tales organizaciones según el texto difundido por el Centro de Información de la ONU relativo a las Organizaciones No Gubernamentales, “apreciamos un énfasis en la naturaleza particularmente política de estas agrupaciones desde la óptica de las propias Naciones Unidas... aluden a la presentación de problemas de los ciudadanos ante los gobiernos, les asignan tareas de aliento a la participación de la comunidad, se entiende que en cuestiones colectivas de carácter social y en el planteamiento y alcance de logros comunes que corresponden evidentemente al campo de la política, aunque no sea de tipo partidista. Lo mismo puede decirse de la función relativa a la supervisión de políticas, pues estas son medidas adoptadas por los gobiernos cuyo control se asigna cada vez más a este tipo de organizaciones.

“No obstante que el carácter no lucrativo es un denominador común y prácticamente un elemento infaltable en las distintas definiciones de este tipo de agrupaciones, tal característica solo da cuenta de que no tienen como propósito la obtención de ganancias dentro del mundo de la economía produciendo bienes o prestando servicios, pero la verdad es que sí reciben una gran cantidad de recursos de distintas fuentes, muchas por cierto situadas al interior de los gobiernos que financian este tipo de actividades a través de agencias especializadas que operan particularmente en los países de mayor poder económico de las denominadas Democracias Occidentales. Estas organizaciones constituyen también amplios centros de trabajo, en ocasiones con muchos funcionarios y empleados que rebasan las fronteras de distintos países, quienes encuentran en ellas un medio de vida importante.” No puede subestimarse la función de las organizaciones de la sociedad civil en cuanto a sus acciones positivas, pero tampoco respecto de su fluencia disruptiva sobre los asuntos públicos.


eduardoandrade1948@gmail.com