/ viernes 21 de septiembre de 2018

La paz también quiere su tribuna


Una mirada crítica a los foros de pacificación de AMLO.

Nuestro país sigue sumido en una espiral de violencia. La atención desviada a los procesos políticos de los últimos meses ha vuelvo a concentrarse a la violencia derivada del narcotráfico con la noticia de que las víctimas de la violencia literalmente han rebasado la capacidad de las morgues de nuestro estado. AMLO ha iniciado una serie de foros de consulta, pero a pesar de estos paliativos, pongamos un ojo crítico a lo que se plantea.


El resentimiento contra los esfuerzos de procuración de justicia -comenzados hace años- se ha colado en el discurso público en donde ahora, se le atribuyen todos los males de Jalisco a la derrota de AMLO en 2006. ¡Menuda hipótesis! Estos foros están divorciados de una intención clara del gobierno para comenzar un proceso de pacificación y por eso vale la pena echar un vistazo a procesos similares de pacificación exitosos como el colombiano. Para ello me serviré de dos ejemplos para ilustrar que muestras simbólicas de buena voluntad poco harán para darles a las víctimas acceso a la verdad y la justicia.

Primero: en Colombia, se creó un mecanismo no judicial de contribución a la verdad y la memoria histórica. Personas que habían participado en el movimiento armado, ya desmovilizadas, dieron su testimonio para que las víctimas pudieran saber qué pasó y quiénes fueron los responsables. En nuestro país, se propone -a diestra y siniestra- amnistía a quienes han participado del narcotráfico sin que contribuyan con lo que saben para entender mejor el fenómeno social de la violencia. Hacerlo de manera oficial, sin dejarlo a la dolida sociedad civil dedicada a buscar a sus desaparecidos es imperativo. Ni un crimen debe de quedar impune pero también debemos de saber la verdad.

El segundo, es el apoyo irrestricto de gobiernos municipales y federal a las víctimas en procesos de construcción de paz. Las intervenciones del gobierno federal generalmente son para la construcción de infraestructura con la esperanza de que el ‘tejido social’ ocupe espacios anteriormente inexistentes o rehabilitados. En Colombia, alcaldes de todo el municipio de Granada, azotado por la violencia, abrazaron la marcha del ladrillo, un esfuerzo donde habitantes recolectaron, donaron y cargaron ladrillos y una enorme manta que rezaba ‘territorio de paz’ para reconstruir viviendas destruidas. Encontraron en sus alcaldes refugio a una iniciativa suya. Esto nos recuerda a la doctrina del solidarismo de Efraín González Morfín, que habla de que la política nace en el hombre, se acrecenta en la familia, llega a la forma civil en el municipio, enriquece la provincia y luego florece en la nación.

El municipio como cimiento de paz nos recuerda que es ahí donde debemos de poner el ojo, no en una falsa amnistía o procesos desde el gobierno federal que poco o nada alcanzan a las comunidades que padecen la violencia. Por el bien del país, esperamos que el enfoque de paz y estos ejemplos contribuyan a dar claridades a un gobierno entrante que se antoja primerizo y titubeante.

Posdata: Para verlo con sus propios ojos y abonar, el foro regional Paz y Desarrollo será el 3 de octubre de 9:00 a 15:00 horas en el centro de congresos del TEC, el registro está abierto y la información está disponible en https://consultareconciliacionnacional.org/inscripcion.php

* Secretario General PAN Guadalajara.





Una mirada crítica a los foros de pacificación de AMLO.

Nuestro país sigue sumido en una espiral de violencia. La atención desviada a los procesos políticos de los últimos meses ha vuelvo a concentrarse a la violencia derivada del narcotráfico con la noticia de que las víctimas de la violencia literalmente han rebasado la capacidad de las morgues de nuestro estado. AMLO ha iniciado una serie de foros de consulta, pero a pesar de estos paliativos, pongamos un ojo crítico a lo que se plantea.


El resentimiento contra los esfuerzos de procuración de justicia -comenzados hace años- se ha colado en el discurso público en donde ahora, se le atribuyen todos los males de Jalisco a la derrota de AMLO en 2006. ¡Menuda hipótesis! Estos foros están divorciados de una intención clara del gobierno para comenzar un proceso de pacificación y por eso vale la pena echar un vistazo a procesos similares de pacificación exitosos como el colombiano. Para ello me serviré de dos ejemplos para ilustrar que muestras simbólicas de buena voluntad poco harán para darles a las víctimas acceso a la verdad y la justicia.

Primero: en Colombia, se creó un mecanismo no judicial de contribución a la verdad y la memoria histórica. Personas que habían participado en el movimiento armado, ya desmovilizadas, dieron su testimonio para que las víctimas pudieran saber qué pasó y quiénes fueron los responsables. En nuestro país, se propone -a diestra y siniestra- amnistía a quienes han participado del narcotráfico sin que contribuyan con lo que saben para entender mejor el fenómeno social de la violencia. Hacerlo de manera oficial, sin dejarlo a la dolida sociedad civil dedicada a buscar a sus desaparecidos es imperativo. Ni un crimen debe de quedar impune pero también debemos de saber la verdad.

El segundo, es el apoyo irrestricto de gobiernos municipales y federal a las víctimas en procesos de construcción de paz. Las intervenciones del gobierno federal generalmente son para la construcción de infraestructura con la esperanza de que el ‘tejido social’ ocupe espacios anteriormente inexistentes o rehabilitados. En Colombia, alcaldes de todo el municipio de Granada, azotado por la violencia, abrazaron la marcha del ladrillo, un esfuerzo donde habitantes recolectaron, donaron y cargaron ladrillos y una enorme manta que rezaba ‘territorio de paz’ para reconstruir viviendas destruidas. Encontraron en sus alcaldes refugio a una iniciativa suya. Esto nos recuerda a la doctrina del solidarismo de Efraín González Morfín, que habla de que la política nace en el hombre, se acrecenta en la familia, llega a la forma civil en el municipio, enriquece la provincia y luego florece en la nación.

El municipio como cimiento de paz nos recuerda que es ahí donde debemos de poner el ojo, no en una falsa amnistía o procesos desde el gobierno federal que poco o nada alcanzan a las comunidades que padecen la violencia. Por el bien del país, esperamos que el enfoque de paz y estos ejemplos contribuyan a dar claridades a un gobierno entrante que se antoja primerizo y titubeante.

Posdata: Para verlo con sus propios ojos y abonar, el foro regional Paz y Desarrollo será el 3 de octubre de 9:00 a 15:00 horas en el centro de congresos del TEC, el registro está abierto y la información está disponible en https://consultareconciliacionnacional.org/inscripcion.php

* Secretario General PAN Guadalajara.