/ domingo 26 de julio de 2020

La otra redensificación

Investigadores de la UNAM dieron a conocer hace poco la interpretación de cifras duras del INEGI, las cuales arrojan conclusiones científico sociales contundentes, como el hecho de identificar un bajo nivel de escolaridad y una alta precariedad en las condiciones de vida de la mayoría de las personas fallecidas por COVID-19 en nuestro país.

Por otra parte, llama la atención la franja de la edad de la mayoría de los fallecidos que oscila entre los 30 y los 70 años, pero sobre todo, la prevalencia de 2 a 1 de los hombres por encima de las mujeres. Sin embargo, un dato relevante es la existencia de amas de casa entre la mayoría de mujeres fallecidas, es decir, un bajo nivel escolar y una actividad cotidiana relacionada con el permanente contacto comunitario, en el barrio, el condominio, el mercado y los tianguis, es decir en la densidad de población relacionada con las zonas populares de ciudades capitales, principalmente.

Probablemente ello explique por qué el epicentro de contagios del coronavirus esté localizado en la Ciudad de México con zonas habitacionales de la más alta densidad poblacional de América, como el barrio de Tepito y ciudades como Guadalajara (543), en Jalisco, dupliquen o tripliquen las defunciones confirmadas frente al comparativo de municipios conurbados con éste, como Zapopan (143), Tlaquepaque (125), Tonalá (75) y Tlajomulco de Zúñiga (54). Debiendo aclarar, que en todos los casos urbanos, se trata de cifras en estos momentos ampliamente rebasadas.

Lo más notable es que en Guadalajara, con más del 38% de los contagios confirmados, se encuentre una zona habitacional de la mayor densidad poblacional del país y de América, sólo comparable con las favelas de Brasil o los barrios más precarios de Nueva York y Los Ángeles: el Sector Libertad.

Este sector tiene el mayor número de vecindades hacinadas del estado de Jalisco y probablemente del país por el territorio geográfico que ocupa ese popular sector, y el cual se distingue también por el mayor número de “privadas” y mercados populares sin áreas reforestadas o verdes y mucho menos con los parques, unidades deportivas y universidades o zonas de convivencia comunitaria que permitan disminuir el dato más duro al que nos enfrentamos todos los habitantes del Área Metropolitana de Guadalajara, considerando que a nivel internacional se sugiere la existencia de 9m2 de área verde por habitante mientras en nuestra AMG apenas alcanzamos 1.4 m2 por persona. En una ciudad donde el hacinamiento habitacional está ligado, como el COVID-19 a nivel mundial, con la población económicamente más desprotegida.

Así que la tesis inicial en esta pandemia del gobernador morenista de Puebla Miguel Barbosa, cae estrepitosamente al comprobar sociocientíficamente que el bajo nivel educativo está, inevitablemente, ligado a la condición proletaria de marginalidad en este país.

Otra área geográfica que debe ser atendida más allá de sus “zonas diamante” son las colonias de Acapulco de Juárez en el estado de Guerrero, como la colonia Ciudad Renacimiento con una superficie de 33 hectáreas y alta densidad a tomarse en cuenta en el inevitablemente rebrote de la pandemia.

* Académico del CUAAD de la Universidad de Guadalajara

carlosm_orozco@hotmail.com

Investigadores de la UNAM dieron a conocer hace poco la interpretación de cifras duras del INEGI, las cuales arrojan conclusiones científico sociales contundentes, como el hecho de identificar un bajo nivel de escolaridad y una alta precariedad en las condiciones de vida de la mayoría de las personas fallecidas por COVID-19 en nuestro país.

Por otra parte, llama la atención la franja de la edad de la mayoría de los fallecidos que oscila entre los 30 y los 70 años, pero sobre todo, la prevalencia de 2 a 1 de los hombres por encima de las mujeres. Sin embargo, un dato relevante es la existencia de amas de casa entre la mayoría de mujeres fallecidas, es decir, un bajo nivel escolar y una actividad cotidiana relacionada con el permanente contacto comunitario, en el barrio, el condominio, el mercado y los tianguis, es decir en la densidad de población relacionada con las zonas populares de ciudades capitales, principalmente.

Probablemente ello explique por qué el epicentro de contagios del coronavirus esté localizado en la Ciudad de México con zonas habitacionales de la más alta densidad poblacional de América, como el barrio de Tepito y ciudades como Guadalajara (543), en Jalisco, dupliquen o tripliquen las defunciones confirmadas frente al comparativo de municipios conurbados con éste, como Zapopan (143), Tlaquepaque (125), Tonalá (75) y Tlajomulco de Zúñiga (54). Debiendo aclarar, que en todos los casos urbanos, se trata de cifras en estos momentos ampliamente rebasadas.

Lo más notable es que en Guadalajara, con más del 38% de los contagios confirmados, se encuentre una zona habitacional de la mayor densidad poblacional del país y de América, sólo comparable con las favelas de Brasil o los barrios más precarios de Nueva York y Los Ángeles: el Sector Libertad.

Este sector tiene el mayor número de vecindades hacinadas del estado de Jalisco y probablemente del país por el territorio geográfico que ocupa ese popular sector, y el cual se distingue también por el mayor número de “privadas” y mercados populares sin áreas reforestadas o verdes y mucho menos con los parques, unidades deportivas y universidades o zonas de convivencia comunitaria que permitan disminuir el dato más duro al que nos enfrentamos todos los habitantes del Área Metropolitana de Guadalajara, considerando que a nivel internacional se sugiere la existencia de 9m2 de área verde por habitante mientras en nuestra AMG apenas alcanzamos 1.4 m2 por persona. En una ciudad donde el hacinamiento habitacional está ligado, como el COVID-19 a nivel mundial, con la población económicamente más desprotegida.

Así que la tesis inicial en esta pandemia del gobernador morenista de Puebla Miguel Barbosa, cae estrepitosamente al comprobar sociocientíficamente que el bajo nivel educativo está, inevitablemente, ligado a la condición proletaria de marginalidad en este país.

Otra área geográfica que debe ser atendida más allá de sus “zonas diamante” son las colonias de Acapulco de Juárez en el estado de Guerrero, como la colonia Ciudad Renacimiento con una superficie de 33 hectáreas y alta densidad a tomarse en cuenta en el inevitablemente rebrote de la pandemia.

* Académico del CUAAD de la Universidad de Guadalajara

carlosm_orozco@hotmail.com