/ sábado 2 de mayo de 2020

La ira desbordada de Palacio Nacional contra Alfaro

Muchas son las razones de peso que transpiran en Palacio Nacional para desatar a los demonios del fanatismo moreno contra el gobernador de Jalisco, el primero, que el proceso electoral pasado en el que salió electo Enrique Alfaro no compitió con las siglas de MORENA a pesar de que el candidato a la presidencia de la república se lo ofreció, Enrique Alfaro sabía que brillaba con luz propia y no iba a sumarse a la caterva de morenistas oportunistas que daban por hecho que bajo el hálito mesiánico del candidato de MORENA ganarían las elecciones.

Alfaro no, porque traía tras de sí un historial de trabajo social constante y cercano al pueblo, lo que le garantizaba el triunfo sin la sombra del candidato presidencial, eso le abrió la oportunidad de mantener su trato de respeto, respeto que tiene muy claro y es el único que vale a los ojos del inquilino de los Pinos. Un trato de igual a igual, conociendo el “modito” del actual presidente de ningunear a cualquiera que se le presente, acusándolo de “sabelotodo” frente a los 30 millones de votos, que en un principio lanzaba a la cara, al primero que osara cuestionar alguna de sus “ocurrencias” respuesta invariable – cuentan algunos de sus cercanos colaboradores – era espetar sin recato y hasta con insolencia, “que les da valor corregirme” si yo tengo treinta millones de votos que me apoyan y tú, qué tienes. Esa lógica supina sirvió de coraza y argumento durante el primer año de gobierno, para imponer su voluntad tercamente y hasta con orgullo, antes de la avalancha de errores que disminuyeron su simpatía.

La contingencia del coronavirus ha puesto en su lugar a todos, les ha dibujado de cuerpo entero, sin disfraces, encuerados con su virtudes y miserias y a los gobernantes más. Respuestas del Ejecutivo Federal como la de “no me gustó el modito” refiriéndose a la negociación que debieron hacer, ante el descuido y desaseo del gobierno federal con el manejo de los recursos, esfuerzo de los directivos del Consejo Mexicano de Negocios con el Banco Interamericano de Desarrollo, para conseguir recursos para evitar la eventual quiebra de la Pequeña y mediana empresa (PYMES) del país, y que en su mañanera, desencajado por la rabia de verse rebasado dijo: que no era florero ni estaba pintado, cuando en realidad, era ése precisamente el papel que estaba haciendo ante su descuidada omisión y negligencia.

Mientras todo eso sucedía en Palacio Nacional, en Casa Jalisco, el equipo de gobierno del Estado, se ocupaba de resolver la crisis que se veía venir sobre la población, de salud, económica, financiera y a futuro, social. El gobernador Alfaro, apuró la toma de decisiones observando la experiencia en todo el mundo sobre el tema, cuando nuevamente apareció en el horizonte de Jalisco la sombra iracunda de un Presidente de la República, que pretendió estrangular a los jaliscienses reduciendo recursos y fue en ese momento en que permeó en todo el país, secundado por gobernadores de otros estados, el tema de replantear las condiciones del Pacto Fiscal. Nunca como ahora, el liderazgo de Jalisco se ha posicionado como el único dique y esperanza frente a los abusos del poder del centro de la República.

sadot16@hotmail.com

@EduardoSadot

Muchas son las razones de peso que transpiran en Palacio Nacional para desatar a los demonios del fanatismo moreno contra el gobernador de Jalisco, el primero, que el proceso electoral pasado en el que salió electo Enrique Alfaro no compitió con las siglas de MORENA a pesar de que el candidato a la presidencia de la república se lo ofreció, Enrique Alfaro sabía que brillaba con luz propia y no iba a sumarse a la caterva de morenistas oportunistas que daban por hecho que bajo el hálito mesiánico del candidato de MORENA ganarían las elecciones.

Alfaro no, porque traía tras de sí un historial de trabajo social constante y cercano al pueblo, lo que le garantizaba el triunfo sin la sombra del candidato presidencial, eso le abrió la oportunidad de mantener su trato de respeto, respeto que tiene muy claro y es el único que vale a los ojos del inquilino de los Pinos. Un trato de igual a igual, conociendo el “modito” del actual presidente de ningunear a cualquiera que se le presente, acusándolo de “sabelotodo” frente a los 30 millones de votos, que en un principio lanzaba a la cara, al primero que osara cuestionar alguna de sus “ocurrencias” respuesta invariable – cuentan algunos de sus cercanos colaboradores – era espetar sin recato y hasta con insolencia, “que les da valor corregirme” si yo tengo treinta millones de votos que me apoyan y tú, qué tienes. Esa lógica supina sirvió de coraza y argumento durante el primer año de gobierno, para imponer su voluntad tercamente y hasta con orgullo, antes de la avalancha de errores que disminuyeron su simpatía.

La contingencia del coronavirus ha puesto en su lugar a todos, les ha dibujado de cuerpo entero, sin disfraces, encuerados con su virtudes y miserias y a los gobernantes más. Respuestas del Ejecutivo Federal como la de “no me gustó el modito” refiriéndose a la negociación que debieron hacer, ante el descuido y desaseo del gobierno federal con el manejo de los recursos, esfuerzo de los directivos del Consejo Mexicano de Negocios con el Banco Interamericano de Desarrollo, para conseguir recursos para evitar la eventual quiebra de la Pequeña y mediana empresa (PYMES) del país, y que en su mañanera, desencajado por la rabia de verse rebasado dijo: que no era florero ni estaba pintado, cuando en realidad, era ése precisamente el papel que estaba haciendo ante su descuidada omisión y negligencia.

Mientras todo eso sucedía en Palacio Nacional, en Casa Jalisco, el equipo de gobierno del Estado, se ocupaba de resolver la crisis que se veía venir sobre la población, de salud, económica, financiera y a futuro, social. El gobernador Alfaro, apuró la toma de decisiones observando la experiencia en todo el mundo sobre el tema, cuando nuevamente apareció en el horizonte de Jalisco la sombra iracunda de un Presidente de la República, que pretendió estrangular a los jaliscienses reduciendo recursos y fue en ese momento en que permeó en todo el país, secundado por gobernadores de otros estados, el tema de replantear las condiciones del Pacto Fiscal. Nunca como ahora, el liderazgo de Jalisco se ha posicionado como el único dique y esperanza frente a los abusos del poder del centro de la República.

sadot16@hotmail.com

@EduardoSadot