/ lunes 23 de agosto de 2021

La infamia de engañar

Resulta notorio e innegable que durante la imagen pública es cada vez más importante, no es casualidad las grandes cifras que pagan los gobiernos en el rubro de comunicación pues el juicio mediático es, para bien o para mal, algo a lo que cualquier figura pública está bajo riesgo de caer. En un escenario en el cual la autocrítica es la excepción y la regla es la auto indulgencia que termina en justificación absurda y búsqueda de chivos expiatorios, quienes ostentan el poder hacen todo lo posible por mantener siempre la opinión pública a su favor, sin margen alguno para reconocer errores.

En tiempos de gobernantes incapaces de dejar claro cómo está calibrada la brújula guía sus políticas y sus acciones, resulta mucho peor este ambiente de comunicación plagado de eufemismos y simulaciones. En Jalisco, tenemos un gobierno estatal que ejemplifica perfectamente todo lo anterior, sumado a un Congreso lleno de diputados y diputadas que sirven como filtro roto e incluso como palanca del gobernador para llevar a cabo sus planes sin objeción alguna.

Para aterrizar lo anterior, basta con hablar sobre la polémica desatada debido a los presupuestos de los partidos políticos, un evidente caso de cómo fabricar una controversia apelando a uno de los grandes ideales políticos: la justicia. Esta maniobra mediática ha insistido en que como sociedad no podemos permitir que exista un reparto inequitativo y de cifras desproporcionadas, cuando la verdad aquí es que lo que busca Movimiento Ciudadano es obtener el apoyo necesario para llevar a cabo reformas que tendrían como consecuencia un aumento considerable en su propio presupuesto.

Respecto al recorte presupuestal a proyectos universitarios, el gobernador se amparó en argumentos rebuscados para tratar de legitimar su acción y hacer parecer que era una situación en la que el fin último era la necesidad de priorizar el sector salud, cuando la verdad es que todo apunta a que se trata de revanchismos y luchas políticas imaginarias. Por último, en lo referente a lo ocurrido en el parque Huentitán, es evidente lo que pasa, es clara la mentira que se intenta sostener al afirmar que el desalojo fue de forma pacífica y sin violencia, sin amenazas ni amedrentaciones, cuando la realidad es que fuertes intereses económicos envuelven el caso, intereses lo suficientemente turbios para provocar que se decidiera reprimir y proceder de manera tan extrema y vil.

En otras palabras, en días recientes las y los jaliscienses hemos atestiguado cómo se utiliza la comunicación gubernamental como herramienta para construir historias cuya narrativa a modo tiene por objetivo ocultar intenciones verdaderas y mantener intacta la imagen pública de quienes hoy encabezan las administraciones.

Considero pertinente que reflexionemos lo acontecido en las últimas semanas y cómo han estado siendo coordinadamente circulados estas versiones a medias y tramposos discursos ante la opinión pública por parte del gobernador, el partido del oficialismo jalisciense y todo su arsenal mediático, ya que si bien no es la primera ni será la última vez que manipularán la información de esta forma, estamos ante casos que ilustran que conforme pasa el tiempo su cinismo va en preocupante aumento, así como también su voracidad política y económica. No cabe duda que pasa el tiempo y el gobernador y su partido se hacen cada vez más expertos en esto que llamamos "la infamia de engañar".

* Vicepresidenta de Hagamos

Resulta notorio e innegable que durante la imagen pública es cada vez más importante, no es casualidad las grandes cifras que pagan los gobiernos en el rubro de comunicación pues el juicio mediático es, para bien o para mal, algo a lo que cualquier figura pública está bajo riesgo de caer. En un escenario en el cual la autocrítica es la excepción y la regla es la auto indulgencia que termina en justificación absurda y búsqueda de chivos expiatorios, quienes ostentan el poder hacen todo lo posible por mantener siempre la opinión pública a su favor, sin margen alguno para reconocer errores.

En tiempos de gobernantes incapaces de dejar claro cómo está calibrada la brújula guía sus políticas y sus acciones, resulta mucho peor este ambiente de comunicación plagado de eufemismos y simulaciones. En Jalisco, tenemos un gobierno estatal que ejemplifica perfectamente todo lo anterior, sumado a un Congreso lleno de diputados y diputadas que sirven como filtro roto e incluso como palanca del gobernador para llevar a cabo sus planes sin objeción alguna.

Para aterrizar lo anterior, basta con hablar sobre la polémica desatada debido a los presupuestos de los partidos políticos, un evidente caso de cómo fabricar una controversia apelando a uno de los grandes ideales políticos: la justicia. Esta maniobra mediática ha insistido en que como sociedad no podemos permitir que exista un reparto inequitativo y de cifras desproporcionadas, cuando la verdad aquí es que lo que busca Movimiento Ciudadano es obtener el apoyo necesario para llevar a cabo reformas que tendrían como consecuencia un aumento considerable en su propio presupuesto.

Respecto al recorte presupuestal a proyectos universitarios, el gobernador se amparó en argumentos rebuscados para tratar de legitimar su acción y hacer parecer que era una situación en la que el fin último era la necesidad de priorizar el sector salud, cuando la verdad es que todo apunta a que se trata de revanchismos y luchas políticas imaginarias. Por último, en lo referente a lo ocurrido en el parque Huentitán, es evidente lo que pasa, es clara la mentira que se intenta sostener al afirmar que el desalojo fue de forma pacífica y sin violencia, sin amenazas ni amedrentaciones, cuando la realidad es que fuertes intereses económicos envuelven el caso, intereses lo suficientemente turbios para provocar que se decidiera reprimir y proceder de manera tan extrema y vil.

En otras palabras, en días recientes las y los jaliscienses hemos atestiguado cómo se utiliza la comunicación gubernamental como herramienta para construir historias cuya narrativa a modo tiene por objetivo ocultar intenciones verdaderas y mantener intacta la imagen pública de quienes hoy encabezan las administraciones.

Considero pertinente que reflexionemos lo acontecido en las últimas semanas y cómo han estado siendo coordinadamente circulados estas versiones a medias y tramposos discursos ante la opinión pública por parte del gobernador, el partido del oficialismo jalisciense y todo su arsenal mediático, ya que si bien no es la primera ni será la última vez que manipularán la información de esta forma, estamos ante casos que ilustran que conforme pasa el tiempo su cinismo va en preocupante aumento, así como también su voracidad política y económica. No cabe duda que pasa el tiempo y el gobernador y su partido se hacen cada vez más expertos en esto que llamamos "la infamia de engañar".

* Vicepresidenta de Hagamos