/ miércoles 23 de junio de 2021

La indolencia y las clases pudientes

Los años pasan y pese a las supuestas políticas de “cambio” y de “justicia social”, las diferencias de clases perviven y en ocasiones hasta se acentúan, ante la impotencia de los sufrientes y la indolencia de los gozosos.

Entre sorbo y sorbo de café, un amigo me decía que platicando con su esposa sobre la indiferencia de las clases pudientes respecto a las dolencias de los grupos inferiores, ella le decía que en efecto, los potentados “viven en su mundo” y que, apartados urbanística y emocionalmente de los necesitados, consideran no tener tiempo para ocuparse de tales asuntos. Asumen esa posición a veces consciente y a veces inconscientemente.

La situación no es nueva y recordamos que ya en su célebre obra “Pedro Páramo”, Juan Rulfo apunta que cuando una sirvienta le advertía a don Pedro que la gente amenazaba con rebelarse a causa de los desmanes cometidos por su hijo Miguel, el cacique de Comala le respondió tranquilamente que no se preocupara, que no iba a pasar nada, ya que esa gente “no existe”, con lo cual expresaba no solamente su indolencia acerca de los padecimientos de la población, sino la seguridad que le daba su elevada posición.

El libro de Rulfo que ofrece estos conceptos fue publicado hace más de sesenta años, pero hay quienes aseguran que esos juicios serían buenos para tiempos posteriores.

Sobre el particular, es posible apuntar que en la actualidad hay quienes sugieren que la situación anómala se sostiene como resultado de acciones programadas que van de lo refinado a lo maquiavélico, comenzando por la imposición de supuestas modas de “desarrollo socioeconómico”, hasta el “autoengaño” de que primero está la creación de riqueza y hasta después el reparto de ésta. Aunque ese “después” tarde en llegar. En una tardanza que dura decenios y decenios.

Expertos se quejan de que la solidaridad es un gesto que ha venido escaseando últimamente.

Sobre estas cuestiones, recordamos una vez más la idea de don Daniel Cosío Villegas, expresada en su obra “El Sistema Político Mexicano”, en que asienta que en las condiciones actuales, asumir una posición independiente no es muy fácil, en tanto que dejarse llevar por el sistema, resulta bastante más productivo.

Sobre cuestiones íntimamente relacionadas con el punto, los expertos subrayan la permeabilidad existente en los diferentes estratos sociales, respecto a la llegada de la corrupción. Lamentan los observadores que los actos indebidos invaden tanto al sector publico como al privado, y de ello dan cuenta cotidianamente los medios informativos. Desvío de fondos, compras fraudulentas de empresas, contratos a modo, etcétera etcétera. Son notas de prácticamente todos los días. Daños que aseguran se complementan con el detalle de la impunidad, la cual coadyuva no sólo al sostenimiento, sino al crecimiento del problema.

Acerca del asunto, el presidente Andrés Manuel López Obrador acaba de señalar como “clase-mierderos” a los miembros de la clase media que se dejan llevar por ideas malintencionadas, con lo cual pretende señalar que hay un mal que está avanzando hacia los sectores cercanos a los pudientes. Y prometió que se va a hacer algo para remediar tal situación.

Por cierto que en relación con este tópico que hoy abordamos, la prensa de ayer dio ayer el dato de que el 1% de millonarios tienen un tercio de la riqueza nacional, mientras que por otro lado, se confirma la estadística de que en el país hay 9 millones más de pobres.

(Continuará).

* Periodista

Los años pasan y pese a las supuestas políticas de “cambio” y de “justicia social”, las diferencias de clases perviven y en ocasiones hasta se acentúan, ante la impotencia de los sufrientes y la indolencia de los gozosos.

Entre sorbo y sorbo de café, un amigo me decía que platicando con su esposa sobre la indiferencia de las clases pudientes respecto a las dolencias de los grupos inferiores, ella le decía que en efecto, los potentados “viven en su mundo” y que, apartados urbanística y emocionalmente de los necesitados, consideran no tener tiempo para ocuparse de tales asuntos. Asumen esa posición a veces consciente y a veces inconscientemente.

La situación no es nueva y recordamos que ya en su célebre obra “Pedro Páramo”, Juan Rulfo apunta que cuando una sirvienta le advertía a don Pedro que la gente amenazaba con rebelarse a causa de los desmanes cometidos por su hijo Miguel, el cacique de Comala le respondió tranquilamente que no se preocupara, que no iba a pasar nada, ya que esa gente “no existe”, con lo cual expresaba no solamente su indolencia acerca de los padecimientos de la población, sino la seguridad que le daba su elevada posición.

El libro de Rulfo que ofrece estos conceptos fue publicado hace más de sesenta años, pero hay quienes aseguran que esos juicios serían buenos para tiempos posteriores.

Sobre el particular, es posible apuntar que en la actualidad hay quienes sugieren que la situación anómala se sostiene como resultado de acciones programadas que van de lo refinado a lo maquiavélico, comenzando por la imposición de supuestas modas de “desarrollo socioeconómico”, hasta el “autoengaño” de que primero está la creación de riqueza y hasta después el reparto de ésta. Aunque ese “después” tarde en llegar. En una tardanza que dura decenios y decenios.

Expertos se quejan de que la solidaridad es un gesto que ha venido escaseando últimamente.

Sobre estas cuestiones, recordamos una vez más la idea de don Daniel Cosío Villegas, expresada en su obra “El Sistema Político Mexicano”, en que asienta que en las condiciones actuales, asumir una posición independiente no es muy fácil, en tanto que dejarse llevar por el sistema, resulta bastante más productivo.

Sobre cuestiones íntimamente relacionadas con el punto, los expertos subrayan la permeabilidad existente en los diferentes estratos sociales, respecto a la llegada de la corrupción. Lamentan los observadores que los actos indebidos invaden tanto al sector publico como al privado, y de ello dan cuenta cotidianamente los medios informativos. Desvío de fondos, compras fraudulentas de empresas, contratos a modo, etcétera etcétera. Son notas de prácticamente todos los días. Daños que aseguran se complementan con el detalle de la impunidad, la cual coadyuva no sólo al sostenimiento, sino al crecimiento del problema.

Acerca del asunto, el presidente Andrés Manuel López Obrador acaba de señalar como “clase-mierderos” a los miembros de la clase media que se dejan llevar por ideas malintencionadas, con lo cual pretende señalar que hay un mal que está avanzando hacia los sectores cercanos a los pudientes. Y prometió que se va a hacer algo para remediar tal situación.

Por cierto que en relación con este tópico que hoy abordamos, la prensa de ayer dio ayer el dato de que el 1% de millonarios tienen un tercio de la riqueza nacional, mientras que por otro lado, se confirma la estadística de que en el país hay 9 millones más de pobres.

(Continuará).

* Periodista