/ sábado 16 de abril de 2022

La gran perdedora

Sabor agridulce. Por una parte, pese a las limitaciones presupuestales inexplicablemente reducidas por el Legislativo y el Ejecutivo Federales, el INE salió airoso al haber organizado un proceso democrático con resultados confiables y rápidos, a grado tal que tanto el señor Lorenzo Córdoba como el señor Andrés Manuel López Obrador lo calificaron de haber resultado un éxito.

Pero, por otra parte, el sabor amargo que representa el hecho que, de casi 93 millones de electores, solamente el 17 por ciento, es decir 16 millones y medio en números redondos hayamos acudido a las 57,449 casillas electorales a emitir nuestra opinión.

Y resulta amargo, porque mas del 82 por ciento del electorado fue indiferente al proceso. Tuvo mucho que ver el hecho de que quienes se supone deben poner la muestra en el respeto a la ley no lo hicieron y violaron reiterada y cínicamente las prohibiciones impuestas por el Tribunal Federal Electoral, creando animadversión hacia ellos, enrareciendo el ambiente político y por quienes en forma equivocada estuvieron boicoteando la consulta, llamando a la ciudadanía a no acudir a las casillas.

Unos y otros muy mal. Dura Lex, Sed Lex. La Ley es la Ley, hay que cumplirla, nos guste o no, porque no resulta potestativa; es una norma jurídica impuesta por el Estado y que preserva las instituciones y garantiza la paz y la convivencia armónica y todos los ciudadanos debemos cumplirla.

El voto es un derecho; no podemos socavar a la democracia cuando se nos invita a participar a votar o a emitir una opinión en una consulta ciudadana como sucedió el pasado 10 de abril.

El Partido en el poder se vanagloria de un triunfo; los partidos de oposición lo reclaman como suyo. Unos y otros se equivocan rotundamente. No ganaron ni unos ni otros.

Es verdad que el 91% de los electores que acudimos a la Consulta determinó NO REVOCAR EL MANDATO y el 6.44% determinó SÍ REVOCAR EL MANDATO al Ciudadano López Obrador.

Pero eso no significa que la mayoría de los mexicanos le haya refrendado su confianza. Tampoco es cierto que el 82% que no acudió a la Consulta lo haya hecho porque le perdió la confianza.

Lo que sí es cierto, es que el ejercicio no resultó vinculante porque apenas llegó al 17% del 40% requerido para ello. Por supuesto que el menos responsable de la carencia de vinculación es el INE; es tan obvio, que no merece dedicarle unas líneas a una cuestión insostenible.

Una lástima. La gran perdedora fue la Democracia. Se desaprovechó una excelente oportunidad para manifestar al mundo de qué estamos hechos; se malgastó el tiempo en violar la ley descaradamente por unos y socavar el proceso de la consulta por otros, instando a no acudir a las casillas a emitir su voto.

Pena ajena y comentario aparte el mal gusto de escribir "Viva Emiliano Zapata" en la papeleta de la consulta y además mostrarla violando la secrecía requerida, restándole el propio Ciudadano López Obrador seriedad al proceso y peor aún, el desfiguro de Mario Delgado, el Presidente de MORENA, con su camisetita con el letrero "Tengan para que aprendan" zalamero como pocos, burlesco y arrogante, sembrando aún más división y discordia. Indigno de liderar un Partido Político con tanta gente de valía.

Lo que es no pensar. Pudimos ganar todos, en paz, unidos en la diversidad, pero optamos por hacer de la Democracia la gran perdedora. Lástima.

Sabor agridulce. Por una parte, pese a las limitaciones presupuestales inexplicablemente reducidas por el Legislativo y el Ejecutivo Federales, el INE salió airoso al haber organizado un proceso democrático con resultados confiables y rápidos, a grado tal que tanto el señor Lorenzo Córdoba como el señor Andrés Manuel López Obrador lo calificaron de haber resultado un éxito.

Pero, por otra parte, el sabor amargo que representa el hecho que, de casi 93 millones de electores, solamente el 17 por ciento, es decir 16 millones y medio en números redondos hayamos acudido a las 57,449 casillas electorales a emitir nuestra opinión.

Y resulta amargo, porque mas del 82 por ciento del electorado fue indiferente al proceso. Tuvo mucho que ver el hecho de que quienes se supone deben poner la muestra en el respeto a la ley no lo hicieron y violaron reiterada y cínicamente las prohibiciones impuestas por el Tribunal Federal Electoral, creando animadversión hacia ellos, enrareciendo el ambiente político y por quienes en forma equivocada estuvieron boicoteando la consulta, llamando a la ciudadanía a no acudir a las casillas.

Unos y otros muy mal. Dura Lex, Sed Lex. La Ley es la Ley, hay que cumplirla, nos guste o no, porque no resulta potestativa; es una norma jurídica impuesta por el Estado y que preserva las instituciones y garantiza la paz y la convivencia armónica y todos los ciudadanos debemos cumplirla.

El voto es un derecho; no podemos socavar a la democracia cuando se nos invita a participar a votar o a emitir una opinión en una consulta ciudadana como sucedió el pasado 10 de abril.

El Partido en el poder se vanagloria de un triunfo; los partidos de oposición lo reclaman como suyo. Unos y otros se equivocan rotundamente. No ganaron ni unos ni otros.

Es verdad que el 91% de los electores que acudimos a la Consulta determinó NO REVOCAR EL MANDATO y el 6.44% determinó SÍ REVOCAR EL MANDATO al Ciudadano López Obrador.

Pero eso no significa que la mayoría de los mexicanos le haya refrendado su confianza. Tampoco es cierto que el 82% que no acudió a la Consulta lo haya hecho porque le perdió la confianza.

Lo que sí es cierto, es que el ejercicio no resultó vinculante porque apenas llegó al 17% del 40% requerido para ello. Por supuesto que el menos responsable de la carencia de vinculación es el INE; es tan obvio, que no merece dedicarle unas líneas a una cuestión insostenible.

Una lástima. La gran perdedora fue la Democracia. Se desaprovechó una excelente oportunidad para manifestar al mundo de qué estamos hechos; se malgastó el tiempo en violar la ley descaradamente por unos y socavar el proceso de la consulta por otros, instando a no acudir a las casillas a emitir su voto.

Pena ajena y comentario aparte el mal gusto de escribir "Viva Emiliano Zapata" en la papeleta de la consulta y además mostrarla violando la secrecía requerida, restándole el propio Ciudadano López Obrador seriedad al proceso y peor aún, el desfiguro de Mario Delgado, el Presidente de MORENA, con su camisetita con el letrero "Tengan para que aprendan" zalamero como pocos, burlesco y arrogante, sembrando aún más división y discordia. Indigno de liderar un Partido Político con tanta gente de valía.

Lo que es no pensar. Pudimos ganar todos, en paz, unidos en la diversidad, pero optamos por hacer de la Democracia la gran perdedora. Lástima.