/ martes 16 de julio de 2019

La gramática española y el Quijote

La imagen espiritual del hombre no sería completa sin el “Quijote”. Justamente por ello el personaje de: “Don Quijote”, entró a formar parte de los cuatro entes de ficción imprescindibles en la literatura universal. “El Quijote” es hijo de la lengua española, es la encarnación de la filosofía y del eterno y sublime crisol del arte.


“El Quijote” es el vivir la experiencia del lenguaje español, que no se debe de perder en nuestros días, cuando la gramática se ha dejado de enseñar en las escuelas desde nivel básico hasta nivel superior, nuestros jóvenes en su gran mayoría no saben leer y escribir y mucho menos tienen profesores que motiven el lenguaje español, el español en la gran mayoría de nuestros jóvenes se aprende escuchando y platicando sobre todo cuando se plática, se lee y se escribe, fenómeno cultural que merma el andamiaje de la enseñanza del español como lengua materna, como lengua de identidad social, política e histórica, donde el lenguaje más que de construcción de arte y de desarrollo gramatical, la prosodia, la analogía, la sintaxis y la ortografía se han olvidado en nuestros maestros y jóvenes, no solo de los maestros que enseñan en el aula sino también de los maestros que son nuestros padres y que enseñan para la vida, los mismos que descuidan a sus hijos en su educación y defensa de la vida, en estos días de deshumanización educativa ya no se necesita el papel y el lápiz para escribir, solamente se necesita un teléfono celular o una máquina de computadora para trasmitir nuestros mensajes o textos correspondientes, pero ya no necesitamos del género epistolar creado por la preceptiva literaria, donde un día nuestros maestros de secundaria y primaria se preocupaban por el desarrollo, la habilidad y la aptitud de la enseñanza del español como una actitud vital en el ser humano y sobre todo en el hombre que nace en la cuna donde se habla el español.

En la obra del Quijote. “El Quijote” es una actividad expresiva y cristalizada que ha sido producida por el espíritu y esta obra de vida humana y cristalizada al ser contemplada por los espectadores tiende a provocar los mismos o parecidos procesos que aquellos que la originaron. La figura del Hidalgo Manchego tiene una cierta perfección ideal adecuada a los valores del espíritu. Percepción sensible, memoria, fantasía y gusto están gobernados en el proceso creador de Cervantes por una peculiar voluntad artística. “El Caballero de la Mancha” no es una creación de la fantasía divergente de la vida. “El Quijote” solo se aparta de la vida para henchirla y enaltecerla. Y esto se realiza a través de ese caballero andante que se convierte en símbolo, es decir en una figura que además de lo que ella es en sí y por sí misma, desempeña la función de descifrar y evocar una constante humana.

Así “El Quijote” y el español se suman a la filosofía quijotesca, una filosofía que nace con la palabra y cuando la palabra se hace verbo la palabra llama a Dios.

La filosofía de “Don Quijote” nace con la pluma de Cervantes.


Profesor de Derecho de la Universidad de Guadalajara.

Miembro fundador de la Asociación Nacional de Doctores en Derecho. Capítulo Jalisco.

antonio_dejesus@hotmail.com

twitter@mendozaAntoio


La imagen espiritual del hombre no sería completa sin el “Quijote”. Justamente por ello el personaje de: “Don Quijote”, entró a formar parte de los cuatro entes de ficción imprescindibles en la literatura universal. “El Quijote” es hijo de la lengua española, es la encarnación de la filosofía y del eterno y sublime crisol del arte.


“El Quijote” es el vivir la experiencia del lenguaje español, que no se debe de perder en nuestros días, cuando la gramática se ha dejado de enseñar en las escuelas desde nivel básico hasta nivel superior, nuestros jóvenes en su gran mayoría no saben leer y escribir y mucho menos tienen profesores que motiven el lenguaje español, el español en la gran mayoría de nuestros jóvenes se aprende escuchando y platicando sobre todo cuando se plática, se lee y se escribe, fenómeno cultural que merma el andamiaje de la enseñanza del español como lengua materna, como lengua de identidad social, política e histórica, donde el lenguaje más que de construcción de arte y de desarrollo gramatical, la prosodia, la analogía, la sintaxis y la ortografía se han olvidado en nuestros maestros y jóvenes, no solo de los maestros que enseñan en el aula sino también de los maestros que son nuestros padres y que enseñan para la vida, los mismos que descuidan a sus hijos en su educación y defensa de la vida, en estos días de deshumanización educativa ya no se necesita el papel y el lápiz para escribir, solamente se necesita un teléfono celular o una máquina de computadora para trasmitir nuestros mensajes o textos correspondientes, pero ya no necesitamos del género epistolar creado por la preceptiva literaria, donde un día nuestros maestros de secundaria y primaria se preocupaban por el desarrollo, la habilidad y la aptitud de la enseñanza del español como una actitud vital en el ser humano y sobre todo en el hombre que nace en la cuna donde se habla el español.

En la obra del Quijote. “El Quijote” es una actividad expresiva y cristalizada que ha sido producida por el espíritu y esta obra de vida humana y cristalizada al ser contemplada por los espectadores tiende a provocar los mismos o parecidos procesos que aquellos que la originaron. La figura del Hidalgo Manchego tiene una cierta perfección ideal adecuada a los valores del espíritu. Percepción sensible, memoria, fantasía y gusto están gobernados en el proceso creador de Cervantes por una peculiar voluntad artística. “El Caballero de la Mancha” no es una creación de la fantasía divergente de la vida. “El Quijote” solo se aparta de la vida para henchirla y enaltecerla. Y esto se realiza a través de ese caballero andante que se convierte en símbolo, es decir en una figura que además de lo que ella es en sí y por sí misma, desempeña la función de descifrar y evocar una constante humana.

Así “El Quijote” y el español se suman a la filosofía quijotesca, una filosofía que nace con la palabra y cuando la palabra se hace verbo la palabra llama a Dios.

La filosofía de “Don Quijote” nace con la pluma de Cervantes.


Profesor de Derecho de la Universidad de Guadalajara.

Miembro fundador de la Asociación Nacional de Doctores en Derecho. Capítulo Jalisco.

antonio_dejesus@hotmail.com

twitter@mendozaAntoio