/ jueves 22 de octubre de 2020

La gira del perdón y los pendientes de la nación

Han pasado algunos días del regreso de la esposa del Presidente, Andrés Manuel López Obrador por Europa, es, la gira del Perdón y la búsqueda de todo aquello que pudiera ser considerado como pieza histórica mexicana, para que incluso en calidad de préstamo pudiera regresar al país y exponerse. Me queda claro que esa labor tendría que estar a cargo de Marcelo Ebrard, y bajo circunstancias diplomáticas, pero el matiz en las declaraciones desde México y las escritas daban mucho que desear; entre ellas el Perdón que el vaticano debía hacer a nombre de la iglesia católica por los daños causados a los pueblos originarios, disculpa que el propio Papa Francisco ya había hecho en su viaje a Bolivia en el 2015.

La Esposa del Presidente no logró que el Vaticano siquiera emitiera al respecto un documento aclaratorio, es decir, la visita fue recibida pero ignorada a la vez, lo mismo sucedió en el intento por traer el famoso penacho de Moctezuma y otras piezas más que habrían sido solicitadas por la representante del Presidente, mas no del gobierno mexicano, pues ella misma se ha deslindado de cualquier caro así como el del propio título de primera dama.

El tiempo pasa y aunque la duda del costo del viaje está entre las preguntas pendientes, ayer Jueves, en Palacio Nacional, un nuevo intento por rescatar la gira se dio en uno de los salones, estaban presentes: El Presidente López Obrador, Beatriz Gutiérrez y Marcelo Ebrard, hablando con el presidente de Alemania Fran-Walter Steinmeier, ahora buscando traer en calidad de préstamo el códice Maya de Dresde, en un esfuerzo por al menos traer algo de lo que no se pudo.

Pensar en una exposición d esos niveles es algo para aplaudir, sin duda, pero en medio de una pandemia con casi 90 mil muertos y la justificante de que viene un Rebrote, me parece muy poco serio abrir un museo para exhibir al menos en este momento piezas que por su título atraerían a miles de personas.

No salgamos por favor con comparaciones de otros sexenios sobre viajes suntuosos que si, si se hicieron y de escala abominable, estamos en el México que ofreció Andrés Manuel López Obrador de construir un nuevo país en el presente para el futuro, y lo que toca en este momento es claificar lo actual y hay un viaje que debe cuentas, comenzando por la congruencia en el título de primera dama, las consecuencias de una firma, y una fecha, así como el discurso de la misma en el país donde vive y niega tal título. El viaje por cierto no ha sido cuestionado en ninguna cámara, como tampoco el nombre del “Nuevo” interesado en la compra del avión presidencial anunciado justo el 17 de septiembre al justificar como un éxito la rifa del avión presidencial.

La bitácora de las mañaneras se llena más y más de frentes abiertos, de más frases y declaraciones, evadiendo la realidad: si de corrupción se trata en los fideicomisos, hay que investigar los actos y sancionarlos, es lo que tocaba, pero con la desaparición de los mismos: perdón y olvido.

Todavía hay quienes no ven la crisis del 2021, donde estará contrastada con los nuevos impuestos, la falta de circulante y los programas asistenciales que ya tampoco alcanzarán para lo más básico, la delincuencia a la alza, una lucha encarnizada por el poder en la elección intermedia, y ahí, en un lugar de palacio nacional, un hombre ahora, buscando piezas para museo, como si fuera un pendiente prioritario.

* Periodista

Han pasado algunos días del regreso de la esposa del Presidente, Andrés Manuel López Obrador por Europa, es, la gira del Perdón y la búsqueda de todo aquello que pudiera ser considerado como pieza histórica mexicana, para que incluso en calidad de préstamo pudiera regresar al país y exponerse. Me queda claro que esa labor tendría que estar a cargo de Marcelo Ebrard, y bajo circunstancias diplomáticas, pero el matiz en las declaraciones desde México y las escritas daban mucho que desear; entre ellas el Perdón que el vaticano debía hacer a nombre de la iglesia católica por los daños causados a los pueblos originarios, disculpa que el propio Papa Francisco ya había hecho en su viaje a Bolivia en el 2015.

La Esposa del Presidente no logró que el Vaticano siquiera emitiera al respecto un documento aclaratorio, es decir, la visita fue recibida pero ignorada a la vez, lo mismo sucedió en el intento por traer el famoso penacho de Moctezuma y otras piezas más que habrían sido solicitadas por la representante del Presidente, mas no del gobierno mexicano, pues ella misma se ha deslindado de cualquier caro así como el del propio título de primera dama.

El tiempo pasa y aunque la duda del costo del viaje está entre las preguntas pendientes, ayer Jueves, en Palacio Nacional, un nuevo intento por rescatar la gira se dio en uno de los salones, estaban presentes: El Presidente López Obrador, Beatriz Gutiérrez y Marcelo Ebrard, hablando con el presidente de Alemania Fran-Walter Steinmeier, ahora buscando traer en calidad de préstamo el códice Maya de Dresde, en un esfuerzo por al menos traer algo de lo que no se pudo.

Pensar en una exposición d esos niveles es algo para aplaudir, sin duda, pero en medio de una pandemia con casi 90 mil muertos y la justificante de que viene un Rebrote, me parece muy poco serio abrir un museo para exhibir al menos en este momento piezas que por su título atraerían a miles de personas.

No salgamos por favor con comparaciones de otros sexenios sobre viajes suntuosos que si, si se hicieron y de escala abominable, estamos en el México que ofreció Andrés Manuel López Obrador de construir un nuevo país en el presente para el futuro, y lo que toca en este momento es claificar lo actual y hay un viaje que debe cuentas, comenzando por la congruencia en el título de primera dama, las consecuencias de una firma, y una fecha, así como el discurso de la misma en el país donde vive y niega tal título. El viaje por cierto no ha sido cuestionado en ninguna cámara, como tampoco el nombre del “Nuevo” interesado en la compra del avión presidencial anunciado justo el 17 de septiembre al justificar como un éxito la rifa del avión presidencial.

La bitácora de las mañaneras se llena más y más de frentes abiertos, de más frases y declaraciones, evadiendo la realidad: si de corrupción se trata en los fideicomisos, hay que investigar los actos y sancionarlos, es lo que tocaba, pero con la desaparición de los mismos: perdón y olvido.

Todavía hay quienes no ven la crisis del 2021, donde estará contrastada con los nuevos impuestos, la falta de circulante y los programas asistenciales que ya tampoco alcanzarán para lo más básico, la delincuencia a la alza, una lucha encarnizada por el poder en la elección intermedia, y ahí, en un lugar de palacio nacional, un hombre ahora, buscando piezas para museo, como si fuera un pendiente prioritario.

* Periodista