/ lunes 27 de abril de 2020

La educación en tiempos del Covid-19

La crisis mundial que vivimos actualmente provocada por el Covid-19 ha puesto en perspectiva varias de las visiones que dábamos como hechos inmutables. Lo sistemas de salud, las decisiones de los mandatarios alrededor del orbe y también en los gobiernos subnacionales, la manera en la cual nos relacionamos, el ámbito laboral, las formas de consumo, el medio ambiente y, de manera indudable, la educación. La pandemia expone las fortalezas del sistema educativo en el mundo, pero también sus debilidades, áreas de oportunidad y desigualdades.

Según datos de la UNESCO, desde el comienzo de la pandemia hasta el día de hoy, se contabilizan 1,292,378,969 estudiantes afectados, lo que significa el 73.8 % del total de alumnos matriculados, así como 186 cierres de sistemas escolares a nivel nacional. Números que que nos hacen reflexionar sobre la dimensión mundial de la educación y de las condiciones en este rubro de cada país para llevar a cabo los ciclos escolares, de los distintos aristas en la educación, de los miembros que forman la comunidad educativa, así como en su futuro próximo.

A partir del 23 de marzo, el titular de la SEP, Esteban Moctezuma, informaba la suspensión de actividades de los planteles de educación a nivel nacional, dejando a más de 36 millones de alumnos con la incertidumbre acerca del proceso y del término de sus cursos. Esta obligada interrupción de las escuelas, puso de manifiesto la falta de capacitación docente respecto a las tecnologías de la información, materiales didácticos arcaicos e inservibles para la enseñanza -en línea-, insuficiente capacidad física en los servidores, la ausencia de una verdadera estrategia ante la crisis y una larga lista de etcéteras. Aunado a lo anterior, este confinamiento pone bajo la lupa las grandes desigualdades en todo el territorio nacional, pues más del 39 % de los estudiantes del país carece de acceso a internet, de acuerdo al INEGI.

Y es que en nuestro país, el sistema educativo que -podría decirse- inicia con la creación de la SEP en 1921 bajo la visión de Vasconcelos, pasando por las Misiones Culturales y de Alfabetización que impulsó el presidente Cárdenas, hasta la descentralización educativa en 1992 a través del Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB), que ya en tiempos de pre-Covid, enfrentaba los retos permanentes, ser un sistema educativo que cumpla con otorgar los conocimientos, aprendizajes y habilidades que todo ser humano requiere para la vida y, ahora en medio de esta crisis, a estos desafíos se le añade que tiene que ser vía remota con esta serie de carencias ya mencionadas.

Por esto, el reto es enorme y la voluntad política, sindical, docente y estudiantil deberán de estar a la altura. La necesidad de flexibilizar, ampliar y adoptar nuevos modelos educativos, así como sus herramientas y habilidades del profesorado, alumnos y padres de familia es urgente e imperante.

*A destacar

Es digno de mencionar que la Universidad de Guadalajara vuelve a poner el ejemplo a todo el país, ya que ha puesto en marcha las recomendaciones dispuestas por la UNESCO, tales como la flexibilización de los planes de estudio, capacitación continua del profesorado en TICs, diversificación de herramientas para sustituir o complementar las plataformas en línea, diseño de cursos de regularización, etc., una muestra de capacidad de reacción institucional.

La crisis mundial que vivimos actualmente provocada por el Covid-19 ha puesto en perspectiva varias de las visiones que dábamos como hechos inmutables. Lo sistemas de salud, las decisiones de los mandatarios alrededor del orbe y también en los gobiernos subnacionales, la manera en la cual nos relacionamos, el ámbito laboral, las formas de consumo, el medio ambiente y, de manera indudable, la educación. La pandemia expone las fortalezas del sistema educativo en el mundo, pero también sus debilidades, áreas de oportunidad y desigualdades.

Según datos de la UNESCO, desde el comienzo de la pandemia hasta el día de hoy, se contabilizan 1,292,378,969 estudiantes afectados, lo que significa el 73.8 % del total de alumnos matriculados, así como 186 cierres de sistemas escolares a nivel nacional. Números que que nos hacen reflexionar sobre la dimensión mundial de la educación y de las condiciones en este rubro de cada país para llevar a cabo los ciclos escolares, de los distintos aristas en la educación, de los miembros que forman la comunidad educativa, así como en su futuro próximo.

A partir del 23 de marzo, el titular de la SEP, Esteban Moctezuma, informaba la suspensión de actividades de los planteles de educación a nivel nacional, dejando a más de 36 millones de alumnos con la incertidumbre acerca del proceso y del término de sus cursos. Esta obligada interrupción de las escuelas, puso de manifiesto la falta de capacitación docente respecto a las tecnologías de la información, materiales didácticos arcaicos e inservibles para la enseñanza -en línea-, insuficiente capacidad física en los servidores, la ausencia de una verdadera estrategia ante la crisis y una larga lista de etcéteras. Aunado a lo anterior, este confinamiento pone bajo la lupa las grandes desigualdades en todo el territorio nacional, pues más del 39 % de los estudiantes del país carece de acceso a internet, de acuerdo al INEGI.

Y es que en nuestro país, el sistema educativo que -podría decirse- inicia con la creación de la SEP en 1921 bajo la visión de Vasconcelos, pasando por las Misiones Culturales y de Alfabetización que impulsó el presidente Cárdenas, hasta la descentralización educativa en 1992 a través del Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB), que ya en tiempos de pre-Covid, enfrentaba los retos permanentes, ser un sistema educativo que cumpla con otorgar los conocimientos, aprendizajes y habilidades que todo ser humano requiere para la vida y, ahora en medio de esta crisis, a estos desafíos se le añade que tiene que ser vía remota con esta serie de carencias ya mencionadas.

Por esto, el reto es enorme y la voluntad política, sindical, docente y estudiantil deberán de estar a la altura. La necesidad de flexibilizar, ampliar y adoptar nuevos modelos educativos, así como sus herramientas y habilidades del profesorado, alumnos y padres de familia es urgente e imperante.

*A destacar

Es digno de mencionar que la Universidad de Guadalajara vuelve a poner el ejemplo a todo el país, ya que ha puesto en marcha las recomendaciones dispuestas por la UNESCO, tales como la flexibilización de los planes de estudio, capacitación continua del profesorado en TICs, diversificación de herramientas para sustituir o complementar las plataformas en línea, diseño de cursos de regularización, etc., una muestra de capacidad de reacción institucional.