/ miércoles 11 de noviembre de 2020

La Educación Emocional y la Mediación en la Cultura de Paz

Blas S. Jasso H.*

Hace unos días concluyó el primer diplomado en educación emocional con perspectiva en mediación y cultura de paz, convocados por el Mtro. Víctor Sánchez, Secretario General del Ayuntamiento de Guadalajara, quien es responsable entre otros múltiples programas sociales, del eje de educación emocional, coordinado por la psicóloga Delia Pérez, la Dirección de Profesiones y el Colegio Estatal de Psicólogos en intervención de Jalisco A.C. Diplomado con grata aceptación al contar con más de cien diferentes profesionistas que pudieron adquirir herramientas en el tema de la educación emocional. Los temas vistos fueron, desde el manejo de los sentimientos, la mediación de conflictos familiares, cultura de paz, teatro, expresión en movimiento, yoga, métodos, intervención en crisis, atención a personas de la tercera edad y programación neurolingüística, entre otros.

En dicho curso se pudo estudiar y justipreciar que la educación emocional con perspectiva en mediación y cultura de paz, es una propuesta importante en los esfuerzos para erradicar la violencia, la corrupción, la sensibilización de funcionarios públicos, mejorar la calidad en las relaciones humanas y encontrar nuevas alternativas en el manejo de los conflictos y sus manifestaciones.

Una visión conclusiva es que la educación emocional es una de las alternativas más prácticas para arribar a la cultura de paz, por significar el auto conocimiento, ya que al adentrarnos a nosotros mismos podemos identificar y canalizar nuestras emociones de mejor manera y perfeccionar aquellas que nos permiten ser empáticos para lograr estadios de una mejor convivencia pacífica y productiva.

Recordemos que la otrora enseñanza académica que recibimos, fue con saberes estrictamente disciplinares en función del objeto de estudio que pretendíamos conocer. Hoy día, nuevos paradigmas metodológicos nos conducen a análisis interdisciplinarios, para arribar a conclusiones más integradas. Los aspectos intangibles resultaban de poca exploración científica y dudosa credibilidad para quienes le apostaban exclusivamente a la tangibilidad, desechando todo aquello que no era visible para los ojos, experimentable y de mera percepción fáctica.

Ahora, a partir de las nuevas realidades sociales y culturales, nos percatamos que las habilidades humanas juegan un papel relevante en las relaciones interpersonales. Los discursos y las leyes comienzan a privilegiar los aspectos intangibles, las relaciones humanas, la percepción en lo trascendental, el vínculo afectivo entre las personas, el estudio de la felicidad, el bienestar y por ende, aquellas disciplinas consideradas meras especulaciones para los científicos de carrera.

Esta nueva tendencia encuentra sus principales bondades a partir de la creciente ola de violencia que estamos viviendo y que pocos políticos han podido comprender que en la represión y el castigo no se encuentran las verdaderas soluciones. La verdadera apuesta está en potenciar las habilidades humanas desde temprana edad, sin descuidarlas en todas las etapas de vida del ser humano, a fin de generar un ambiente sinérgico de magnas proporciones, esta condición es factible y no debiera descartarse.

En basta bibliografía documentada, se ha descubierto que las emociones tienen una base importante en las reacciones bilógicas de nuestro organismo, por tanto, la estabilidad en la biología corporal se encuentra estrechamente ligada a la estabilidad emocional. La violencia y sus diversas manifestaciones se encuentran ligadas a un mal manejo del control de las emociones y un escaso conocimiento de las estructuras primitivas del nuestro cerebro llamado arquicortex. En los seres humanos, entre más primitivas sean las respuestas conductuales, más primitivos serán los resultados en el uso eficiente de su cerebro.

Una adecuada educación emocional con perspectiva en mediación y cultura de paz, mejora las relaciones personales e interpersonales, mejora la calidad como persona, genera estados bioquímicos en el organismo favorables en el desarrollo biológico, expande la conciencia, disminuye los síntomas de depresión, ansiedad y angustia, propicia estados de bienestar, mejora de forma significativa la autoestima, hace mejorar el rendimiento en las áreas laborales, fortalece los vínculos afectivos familiares y sociales, se aprende a gestionar las emociones afectivas de forma más asertiva, mejora el autocuidado, entre otras virtudes a ponderar. La invitación pues, es considerar a la educación emocional en nuestras perspectivas cotidianas, ejercicio profesional, quehacer científico en la disciplina de nuestra vocación y en la visión de un nuevo constructo de sociedad pacifica, creativa y productiva.


* Blas S. Jasso Hinojosa. Integrante del Observatorio sobre Seguridad y Justicia, Centro de Investigación del CUCSH Universidad de Guadalajara.

Correo: blasjaso@yahoo.com.mx


Blas S. Jasso H.*

Hace unos días concluyó el primer diplomado en educación emocional con perspectiva en mediación y cultura de paz, convocados por el Mtro. Víctor Sánchez, Secretario General del Ayuntamiento de Guadalajara, quien es responsable entre otros múltiples programas sociales, del eje de educación emocional, coordinado por la psicóloga Delia Pérez, la Dirección de Profesiones y el Colegio Estatal de Psicólogos en intervención de Jalisco A.C. Diplomado con grata aceptación al contar con más de cien diferentes profesionistas que pudieron adquirir herramientas en el tema de la educación emocional. Los temas vistos fueron, desde el manejo de los sentimientos, la mediación de conflictos familiares, cultura de paz, teatro, expresión en movimiento, yoga, métodos, intervención en crisis, atención a personas de la tercera edad y programación neurolingüística, entre otros.

En dicho curso se pudo estudiar y justipreciar que la educación emocional con perspectiva en mediación y cultura de paz, es una propuesta importante en los esfuerzos para erradicar la violencia, la corrupción, la sensibilización de funcionarios públicos, mejorar la calidad en las relaciones humanas y encontrar nuevas alternativas en el manejo de los conflictos y sus manifestaciones.

Una visión conclusiva es que la educación emocional es una de las alternativas más prácticas para arribar a la cultura de paz, por significar el auto conocimiento, ya que al adentrarnos a nosotros mismos podemos identificar y canalizar nuestras emociones de mejor manera y perfeccionar aquellas que nos permiten ser empáticos para lograr estadios de una mejor convivencia pacífica y productiva.

Recordemos que la otrora enseñanza académica que recibimos, fue con saberes estrictamente disciplinares en función del objeto de estudio que pretendíamos conocer. Hoy día, nuevos paradigmas metodológicos nos conducen a análisis interdisciplinarios, para arribar a conclusiones más integradas. Los aspectos intangibles resultaban de poca exploración científica y dudosa credibilidad para quienes le apostaban exclusivamente a la tangibilidad, desechando todo aquello que no era visible para los ojos, experimentable y de mera percepción fáctica.

Ahora, a partir de las nuevas realidades sociales y culturales, nos percatamos que las habilidades humanas juegan un papel relevante en las relaciones interpersonales. Los discursos y las leyes comienzan a privilegiar los aspectos intangibles, las relaciones humanas, la percepción en lo trascendental, el vínculo afectivo entre las personas, el estudio de la felicidad, el bienestar y por ende, aquellas disciplinas consideradas meras especulaciones para los científicos de carrera.

Esta nueva tendencia encuentra sus principales bondades a partir de la creciente ola de violencia que estamos viviendo y que pocos políticos han podido comprender que en la represión y el castigo no se encuentran las verdaderas soluciones. La verdadera apuesta está en potenciar las habilidades humanas desde temprana edad, sin descuidarlas en todas las etapas de vida del ser humano, a fin de generar un ambiente sinérgico de magnas proporciones, esta condición es factible y no debiera descartarse.

En basta bibliografía documentada, se ha descubierto que las emociones tienen una base importante en las reacciones bilógicas de nuestro organismo, por tanto, la estabilidad en la biología corporal se encuentra estrechamente ligada a la estabilidad emocional. La violencia y sus diversas manifestaciones se encuentran ligadas a un mal manejo del control de las emociones y un escaso conocimiento de las estructuras primitivas del nuestro cerebro llamado arquicortex. En los seres humanos, entre más primitivas sean las respuestas conductuales, más primitivos serán los resultados en el uso eficiente de su cerebro.

Una adecuada educación emocional con perspectiva en mediación y cultura de paz, mejora las relaciones personales e interpersonales, mejora la calidad como persona, genera estados bioquímicos en el organismo favorables en el desarrollo biológico, expande la conciencia, disminuye los síntomas de depresión, ansiedad y angustia, propicia estados de bienestar, mejora de forma significativa la autoestima, hace mejorar el rendimiento en las áreas laborales, fortalece los vínculos afectivos familiares y sociales, se aprende a gestionar las emociones afectivas de forma más asertiva, mejora el autocuidado, entre otras virtudes a ponderar. La invitación pues, es considerar a la educación emocional en nuestras perspectivas cotidianas, ejercicio profesional, quehacer científico en la disciplina de nuestra vocación y en la visión de un nuevo constructo de sociedad pacifica, creativa y productiva.


* Blas S. Jasso Hinojosa. Integrante del Observatorio sobre Seguridad y Justicia, Centro de Investigación del CUCSH Universidad de Guadalajara.

Correo: blasjaso@yahoo.com.mx