/ jueves 2 de mayo de 2019

La dictadura imperfecta

Decía Mario Vargas Llosa, en las mejores épocas del PRI, que era "una dictadura perfecta", ya que el Ejecutivo disponía, por no decir, sometía, al Legislativo y Judicial.

Esto a grado tal, que siendo presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, desapareció el Poder Judicial Federal, por cierto a un costo económico muy caro para los mexicanos, ya que compró la plaza de los entonces veintiún ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, quienes una vez que se les pago el precio, renunciaron a su cargo, libre y espontáneamente y para que nos saliera más barato a los mexicanos, el mantener a los Ministros de la Corte que vinieron a sustituir a los indignos renunciantes y que desde luego el Congreso de la Unión, en esa consabida “honrosa disciplina” le modificaron la Constitución, reduciendo el número de ministros a solamente once y en seguida propuso a los once nuevos titulares de tan alto ministerio jurisdiccional y, que hoy, las mismas cámaras, aunque con diferentes con diferentes sirvientes, -perdón- integrantes, pretenden a petición del Presidente de la República, de nueva cuenta modificar la Constitución para agregar cinco plazas de ministros para ahora ser dieciséis los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para lo cual deberá proponer el Presidente al Congreso, cinco nuevos ministros, que con los tres recientemente nombrados sumaran ocho, propuestos por el actual Presidente y así seguir sometiendo al Poder Judicial Federal, lo que espero o deseamos los mexicanos, que sea una dictadura imperfecta y que no estén sometidos el Legislativo y el Judicial como en los mejores tiempos priistas, que el Ejecutivo era dueño de vidas y haciendas, aunque parece que se repetirá la historia.

Y que pareciera en Jalisco también se quiere constituir un cacicazgo absoluto, al pretenderse modificar la Constitución local para facultar de nuevo al titular del Ejecutivo, a efecto de que sea este quien proponga al Congreso del Estado, a quienes vayan integrarse al Poder Judicial del Estado; que al parecer, afortunadamente, la mayoría de las corrientes partidistas, representadas en el Congreso desaprueban la mencionada iniciativa, que ya obra en el Congreso para su análisis y su discusión en su momento, lo cual, sería un grave retroceso y nos pondría entre dicho de nueva cuenta, de la inexistencia de la mentada división de poderes, que ya de por sí, se evidencian actitudes de complacencia del Judicial al Ejecutivo y en varios actos del Legislativo, aunque a la sociedad, pareciera que no se merece el más elemental respeto, guardándose los órdenes constitucionales y legales que nos rigen.

Tanto a nivel nacional como local, el silencio agachón, cobarde y comodino, del Foro Nacional Académico y Profesional, brilla por su ausencia, sin levantar siquiera la voz, mucho menos realizar actos de oposición a tan penosas circunstancias que nos alejan de un mejor estado de cosas, que nos vengan a reestablecer la paz y la seguridad jurídica de la que tanto se pregona y nada se defiende.

Profesor Investigador de la División de Estudios Jurídicos de la UdeG

locb15@hotmail.com

Decía Mario Vargas Llosa, en las mejores épocas del PRI, que era "una dictadura perfecta", ya que el Ejecutivo disponía, por no decir, sometía, al Legislativo y Judicial.

Esto a grado tal, que siendo presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, desapareció el Poder Judicial Federal, por cierto a un costo económico muy caro para los mexicanos, ya que compró la plaza de los entonces veintiún ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, quienes una vez que se les pago el precio, renunciaron a su cargo, libre y espontáneamente y para que nos saliera más barato a los mexicanos, el mantener a los Ministros de la Corte que vinieron a sustituir a los indignos renunciantes y que desde luego el Congreso de la Unión, en esa consabida “honrosa disciplina” le modificaron la Constitución, reduciendo el número de ministros a solamente once y en seguida propuso a los once nuevos titulares de tan alto ministerio jurisdiccional y, que hoy, las mismas cámaras, aunque con diferentes con diferentes sirvientes, -perdón- integrantes, pretenden a petición del Presidente de la República, de nueva cuenta modificar la Constitución para agregar cinco plazas de ministros para ahora ser dieciséis los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para lo cual deberá proponer el Presidente al Congreso, cinco nuevos ministros, que con los tres recientemente nombrados sumaran ocho, propuestos por el actual Presidente y así seguir sometiendo al Poder Judicial Federal, lo que espero o deseamos los mexicanos, que sea una dictadura imperfecta y que no estén sometidos el Legislativo y el Judicial como en los mejores tiempos priistas, que el Ejecutivo era dueño de vidas y haciendas, aunque parece que se repetirá la historia.

Y que pareciera en Jalisco también se quiere constituir un cacicazgo absoluto, al pretenderse modificar la Constitución local para facultar de nuevo al titular del Ejecutivo, a efecto de que sea este quien proponga al Congreso del Estado, a quienes vayan integrarse al Poder Judicial del Estado; que al parecer, afortunadamente, la mayoría de las corrientes partidistas, representadas en el Congreso desaprueban la mencionada iniciativa, que ya obra en el Congreso para su análisis y su discusión en su momento, lo cual, sería un grave retroceso y nos pondría entre dicho de nueva cuenta, de la inexistencia de la mentada división de poderes, que ya de por sí, se evidencian actitudes de complacencia del Judicial al Ejecutivo y en varios actos del Legislativo, aunque a la sociedad, pareciera que no se merece el más elemental respeto, guardándose los órdenes constitucionales y legales que nos rigen.

Tanto a nivel nacional como local, el silencio agachón, cobarde y comodino, del Foro Nacional Académico y Profesional, brilla por su ausencia, sin levantar siquiera la voz, mucho menos realizar actos de oposición a tan penosas circunstancias que nos alejan de un mejor estado de cosas, que nos vengan a reestablecer la paz y la seguridad jurídica de la que tanto se pregona y nada se defiende.

Profesor Investigador de la División de Estudios Jurídicos de la UdeG

locb15@hotmail.com