/ miércoles 27 de abril de 2022

La democracia defectuosa del Presidente López Obrador

Cada día nos queda más claro a los mexicanos que al Presidente López Obrador le interesa mucho una democracia defectuosa en nuestro país en la cual la igualdad sólo se respeta cuando se esté de su lado; en la que los únicos debates válidos son aquellos que coinciden con sus argumentos y en el que solamente la libertad es valiosa cuando no representa un cuestionamiento para su gobierno.

La intención más reciente del Presidente de México por querer sumir a nuestro país en una democracia barata, sin compromisos, sin contrapesos y -lo peor- sin libertades fue la pasada discusión y votación de la propuesta presidencial de reforma constitucional en materia energética, que no obtuvo los votos necesarios para su aprobación.

La propuesta de reforma energética del Presidente López Obrador, no logró reunir la votación requerida, porque una gran parte de mexicanas y mexicanos estamos convencidos que dicha propuesta era económica y ambientalmente nociva para nuestro país.

Ante tal escenario, y ante tal derrota política, el Presidente López Obrador, en vez de tratar de hacer un ejercicio de retroalimentación democrática para construir acuerdos y hacer propuestas verdaderamente benéficas para el país, optó por el camino de la democracia defectuosa: insultar a los rivales, descalificar las propuestas y comenzar una persecución en contra de todo aquel representante popular que no esté dispuesto a jurar obediencia incondicional a la Cuarta Transformación.

Con motivo del ejercicio fallido de revocación de mandato, el Presidente de México se auto calificó como un demócrata, lamentablemente, la democracia en la que cree López Obrador es aquella en la que la descalificación, la persecución, la división social y la visión única impuesta desde Palacio Nacional, son los valores supremos.

Hoy parece que al Presidente le resulta incómoda -o le queda grande- una democracia de calidad: en la que exista el debate, el disenso y la libertad de señalar lo que no se está haciendo bien desde las instituciones nacionales, comenzando por el Poder Ejecutivo.

Desde el PAN, las y los Diputados Federales le decimos a México que en todo momento buscaremos defender una democracia de calidad para nuestro país, ya que estamos convencidos que -como lo reflexionara el gran panista Carlos Castillo Peraza- en una verdadera democracia: el orden se construye y no se impone, no se genera violencia sino que se edifica la verdadera paz, el perder no humilla, el el ganar no ensoberbece, pero sobre todo: el mandar no enferma.

Cada día nos queda más claro a los mexicanos que al Presidente López Obrador le interesa mucho una democracia defectuosa en nuestro país en la cual la igualdad sólo se respeta cuando se esté de su lado; en la que los únicos debates válidos son aquellos que coinciden con sus argumentos y en el que solamente la libertad es valiosa cuando no representa un cuestionamiento para su gobierno.

La intención más reciente del Presidente de México por querer sumir a nuestro país en una democracia barata, sin compromisos, sin contrapesos y -lo peor- sin libertades fue la pasada discusión y votación de la propuesta presidencial de reforma constitucional en materia energética, que no obtuvo los votos necesarios para su aprobación.

La propuesta de reforma energética del Presidente López Obrador, no logró reunir la votación requerida, porque una gran parte de mexicanas y mexicanos estamos convencidos que dicha propuesta era económica y ambientalmente nociva para nuestro país.

Ante tal escenario, y ante tal derrota política, el Presidente López Obrador, en vez de tratar de hacer un ejercicio de retroalimentación democrática para construir acuerdos y hacer propuestas verdaderamente benéficas para el país, optó por el camino de la democracia defectuosa: insultar a los rivales, descalificar las propuestas y comenzar una persecución en contra de todo aquel representante popular que no esté dispuesto a jurar obediencia incondicional a la Cuarta Transformación.

Con motivo del ejercicio fallido de revocación de mandato, el Presidente de México se auto calificó como un demócrata, lamentablemente, la democracia en la que cree López Obrador es aquella en la que la descalificación, la persecución, la división social y la visión única impuesta desde Palacio Nacional, son los valores supremos.

Hoy parece que al Presidente le resulta incómoda -o le queda grande- una democracia de calidad: en la que exista el debate, el disenso y la libertad de señalar lo que no se está haciendo bien desde las instituciones nacionales, comenzando por el Poder Ejecutivo.

Desde el PAN, las y los Diputados Federales le decimos a México que en todo momento buscaremos defender una democracia de calidad para nuestro país, ya que estamos convencidos que -como lo reflexionara el gran panista Carlos Castillo Peraza- en una verdadera democracia: el orden se construye y no se impone, no se genera violencia sino que se edifica la verdadera paz, el perder no humilla, el el ganar no ensoberbece, pero sobre todo: el mandar no enferma.