/ jueves 7 de enero de 2021

La cultura de paz y el Año Nuevo

Blas Jasso y Delia Pérez*

Una de la percepción reductiva pero válida de nuestro entorno, es que los seres humanos nos movemos en dos dimensiones, una realidad objetiva y una realidad existencial. Por realidad objetiva podríamos aducir todo aquello que concebimos de manera material, lo que vemos, sentimos y palpamos. Y la realidad existencial sería aquella que no podemos visualizar ni constatar, que se puede manifestar y expresar, pero quedamos impedidos en ver dichas emociones, las historias, los recuerdos o los intereses de una persona.

Refiriéndonos a la dimensión objetiva, señalo un ejemplo: la vida académica tradicional centrada en el conocimiento bancario y de repetición, donde el valor de la persona se encuentra a partir de lo que sabe y de lo que tiene; no nos enseñaron a formarnos en las emociones, en los sentimientos o en las cosas intangibles, ya que estas cosas eran concebidas para personas débiles o que no se encontraban en el mundo de la “objetividad”. Hoy nos percatamos que esos valores intangibles asumen especial relevancia desde el momento en que no sabemos o no se sabe cómo actuar frente a ellos, que es posible que impacten en la vida emocional y personal de un sujeto, rompa su equilibrio a tal grado que se pueda pensar en ideaciones suicidas, como también la presunción en contra parte que su dominio diferencie a individuos estables y prósperos.

Esa vida objetiva en la cual nos educaron, es una de las principales causas de las depresiones y algunos trastornos emocionales. Nos inculcaron los conceptos del éxito y a centrarnos en la obtención de bienes materiales, de conocimientos “científicos “y aparentes logros de “poder”. Hoy nos damos cuenta que las personas que poseen bienes materiales en exceso, al carecer de experiencias existenciales, no encuentran el menor valor a sus bienes económicos, a sus conocimientos o al poder que ejercen en los demás, si es que no tienen una vida existencial estable y fundamentada en un sentido trascendental de su vida.

Dichos valores existenciales hasta hace algunos años, nos hicieron creer que solo eran para hippies, intelectuales, religiosos, humanistas o filósofos. Hoy nos enfrentamos a un mundo donde las ciencias se encuentran en un proceso epistemológico de transformación, en donde los paradigmas que en algún momento fueron disciplinares, ahora deben ser interdisciplinares, multidisciplinares, el conocimiento ya debe ser transversal, es decir, que aquellas cosas que considerábamos del poco “objetivas” y no científicas” se están convirtiendo en el azote de la humanidad ya que a partir de la pandemia debemos utilizar aquellas habilidades intangibles que no nos enseñaron a controlar ni entender.

Un elemento peligroso también en estos momentos, son los merolicos de la palabra que aprovechando las carencias emocionales de las personas los envuelven con discursos “motivacionales” que solo buscan manipular y en ocasiones, muy perversamente contra las personas. Estos personajes, sin ningún sustento científico ni formación ética, utilizan habilidades histriónicas y teatrales, envolviendo a las personas ofreciéndoles ideas mágicas de cambio y como si la autoestima se pudiera resolver con un discurso hueco o videos carentes de toda seriedad y sin sustento metódico aplicable a la realidad, a la vida y objetos que valen la pena, en contraste con lo que se logra con tiempo, esmero y esfuerzo.

En este año venidero es fundamental saber distinguir el “YO” real del “YO” ideal y equilibrarlos de una manera sana. Poder distinguir cuando ambas entidades caminan ya de manera separada o de forma equilibrada, las consecuencias de no poder discernir esto, encaminaría a una persona a experimentar emociones destructivas que podrían terminar, como ya lo señalaba, en trastornos emocionales. Mientras el YO real se basa en la objetividad y lo pragmático de las cosas, el YO ideal busca satisfacer emociones y cerrar ciclos de vida que se encuentran inconclusos, es decir, busca satisfacer ideas inconscientes, que son válidas en la historia personal de cualquier individuo, mientras estas no se traduzcan en situaciones reprimidas y quieran ser resueltas por medio de conductas patológicas.

Si no se maneja adecuadamente esta situación, las personas pueden pensar que la mejor manera de satisfacer dichas necesidades es a través de compras compulsivas, una búsqueda enfermiza de la aceptación en las redes sociales, los juegos obsesivos, la promiscuidad sexual, la mitomanía, el síndrome Napoleónico, el síndrome narcisista de la personalidad, el ejercicio del poder sobre otros, el terror a la soledad, las drogas o el vino sin medida, convirtiéndose en malabaristas de los discursos motivacionales, orillándolos a intelectualizar las emociones y a racionalizar las experiencias.

En el ejercicio terapéutico y en la difusión de la cultura de la paz con más de 20 años con pacientes de diferentes sintomatologías, parejas, en el área de la tanatología y pacientes suicidas tanto en el trabajo hospitalario como en la consulta privada, hemos trabajado los siguientes pasos para alcanzar metas establecidas y lograr el equilibrio entre la vida existencial (el YO ideal) y la vida objetiva (el YO real), experiencia que nos permite proponerte algunas metas o desafíos concretos que puedes aplicar a tu vida y que seguramente traerán beneficios inmediatos que podrás identificar tú y tus seres queridos:

1.- Tus metas deben ser realistas y alcanzables.

2.- No pongas tus metas en función de las necesidades y expectativas de los demás.

3.- Pídele a una persona que le tengas confianza, te narre las cosas en las que tienes buen desempeño.

4.- Escucha que es lo que critican tus enemigos de ti.

5.- No le hagas caso el que sabe mucho, hazle caso al que veas feliz.

6.- No te detengas en convencer a tus enemigos, un enemigo jamás lo vas a convencer y un amigo jamás te pedirá explicaciones.

7.- Tus metas divídelas en pequeñas partes y plazos.

8.- Aprende a observar los detalles.

9.- Hazle caso a tu intuición.

10.- Practica la apertura intelectual, “el mapa no es el territorio”.

11.- Tú eres el resultado de la comunicación que generas, las personas que se acerquen a ti son el resultado de lo que comunicas.

12.- Fomenta el autocuidado en tu persona.

13.- fortalece tus vínculos emocionales, tanto familiares, personales y laborales. Intenta aplicar al menos uno de estos puntos a tu YO real para engrandecer tu YO existencial. Feliz año nuevo, es nuestro deseo sincero.

* Delia Pérez Guerrero. Psicoterapeuta y mediadora certificada.

Correo: psic.deliaperez@gmail.com


* Blas Sergio Jasso Hinojosa. Miembro integrante del Observatorio sobre Seguridad y Justicia del Centro de Investigación del CUCSH de la Universidad de Guadalajara.

Correo: blasjaso@yahoo.com.mx


Blas Jasso y Delia Pérez*

Una de la percepción reductiva pero válida de nuestro entorno, es que los seres humanos nos movemos en dos dimensiones, una realidad objetiva y una realidad existencial. Por realidad objetiva podríamos aducir todo aquello que concebimos de manera material, lo que vemos, sentimos y palpamos. Y la realidad existencial sería aquella que no podemos visualizar ni constatar, que se puede manifestar y expresar, pero quedamos impedidos en ver dichas emociones, las historias, los recuerdos o los intereses de una persona.

Refiriéndonos a la dimensión objetiva, señalo un ejemplo: la vida académica tradicional centrada en el conocimiento bancario y de repetición, donde el valor de la persona se encuentra a partir de lo que sabe y de lo que tiene; no nos enseñaron a formarnos en las emociones, en los sentimientos o en las cosas intangibles, ya que estas cosas eran concebidas para personas débiles o que no se encontraban en el mundo de la “objetividad”. Hoy nos percatamos que esos valores intangibles asumen especial relevancia desde el momento en que no sabemos o no se sabe cómo actuar frente a ellos, que es posible que impacten en la vida emocional y personal de un sujeto, rompa su equilibrio a tal grado que se pueda pensar en ideaciones suicidas, como también la presunción en contra parte que su dominio diferencie a individuos estables y prósperos.

Esa vida objetiva en la cual nos educaron, es una de las principales causas de las depresiones y algunos trastornos emocionales. Nos inculcaron los conceptos del éxito y a centrarnos en la obtención de bienes materiales, de conocimientos “científicos “y aparentes logros de “poder”. Hoy nos damos cuenta que las personas que poseen bienes materiales en exceso, al carecer de experiencias existenciales, no encuentran el menor valor a sus bienes económicos, a sus conocimientos o al poder que ejercen en los demás, si es que no tienen una vida existencial estable y fundamentada en un sentido trascendental de su vida.

Dichos valores existenciales hasta hace algunos años, nos hicieron creer que solo eran para hippies, intelectuales, religiosos, humanistas o filósofos. Hoy nos enfrentamos a un mundo donde las ciencias se encuentran en un proceso epistemológico de transformación, en donde los paradigmas que en algún momento fueron disciplinares, ahora deben ser interdisciplinares, multidisciplinares, el conocimiento ya debe ser transversal, es decir, que aquellas cosas que considerábamos del poco “objetivas” y no científicas” se están convirtiendo en el azote de la humanidad ya que a partir de la pandemia debemos utilizar aquellas habilidades intangibles que no nos enseñaron a controlar ni entender.

Un elemento peligroso también en estos momentos, son los merolicos de la palabra que aprovechando las carencias emocionales de las personas los envuelven con discursos “motivacionales” que solo buscan manipular y en ocasiones, muy perversamente contra las personas. Estos personajes, sin ningún sustento científico ni formación ética, utilizan habilidades histriónicas y teatrales, envolviendo a las personas ofreciéndoles ideas mágicas de cambio y como si la autoestima se pudiera resolver con un discurso hueco o videos carentes de toda seriedad y sin sustento metódico aplicable a la realidad, a la vida y objetos que valen la pena, en contraste con lo que se logra con tiempo, esmero y esfuerzo.

En este año venidero es fundamental saber distinguir el “YO” real del “YO” ideal y equilibrarlos de una manera sana. Poder distinguir cuando ambas entidades caminan ya de manera separada o de forma equilibrada, las consecuencias de no poder discernir esto, encaminaría a una persona a experimentar emociones destructivas que podrían terminar, como ya lo señalaba, en trastornos emocionales. Mientras el YO real se basa en la objetividad y lo pragmático de las cosas, el YO ideal busca satisfacer emociones y cerrar ciclos de vida que se encuentran inconclusos, es decir, busca satisfacer ideas inconscientes, que son válidas en la historia personal de cualquier individuo, mientras estas no se traduzcan en situaciones reprimidas y quieran ser resueltas por medio de conductas patológicas.

Si no se maneja adecuadamente esta situación, las personas pueden pensar que la mejor manera de satisfacer dichas necesidades es a través de compras compulsivas, una búsqueda enfermiza de la aceptación en las redes sociales, los juegos obsesivos, la promiscuidad sexual, la mitomanía, el síndrome Napoleónico, el síndrome narcisista de la personalidad, el ejercicio del poder sobre otros, el terror a la soledad, las drogas o el vino sin medida, convirtiéndose en malabaristas de los discursos motivacionales, orillándolos a intelectualizar las emociones y a racionalizar las experiencias.

En el ejercicio terapéutico y en la difusión de la cultura de la paz con más de 20 años con pacientes de diferentes sintomatologías, parejas, en el área de la tanatología y pacientes suicidas tanto en el trabajo hospitalario como en la consulta privada, hemos trabajado los siguientes pasos para alcanzar metas establecidas y lograr el equilibrio entre la vida existencial (el YO ideal) y la vida objetiva (el YO real), experiencia que nos permite proponerte algunas metas o desafíos concretos que puedes aplicar a tu vida y que seguramente traerán beneficios inmediatos que podrás identificar tú y tus seres queridos:

1.- Tus metas deben ser realistas y alcanzables.

2.- No pongas tus metas en función de las necesidades y expectativas de los demás.

3.- Pídele a una persona que le tengas confianza, te narre las cosas en las que tienes buen desempeño.

4.- Escucha que es lo que critican tus enemigos de ti.

5.- No le hagas caso el que sabe mucho, hazle caso al que veas feliz.

6.- No te detengas en convencer a tus enemigos, un enemigo jamás lo vas a convencer y un amigo jamás te pedirá explicaciones.

7.- Tus metas divídelas en pequeñas partes y plazos.

8.- Aprende a observar los detalles.

9.- Hazle caso a tu intuición.

10.- Practica la apertura intelectual, “el mapa no es el territorio”.

11.- Tú eres el resultado de la comunicación que generas, las personas que se acerquen a ti son el resultado de lo que comunicas.

12.- Fomenta el autocuidado en tu persona.

13.- fortalece tus vínculos emocionales, tanto familiares, personales y laborales. Intenta aplicar al menos uno de estos puntos a tu YO real para engrandecer tu YO existencial. Feliz año nuevo, es nuestro deseo sincero.

* Delia Pérez Guerrero. Psicoterapeuta y mediadora certificada.

Correo: psic.deliaperez@gmail.com


* Blas Sergio Jasso Hinojosa. Miembro integrante del Observatorio sobre Seguridad y Justicia del Centro de Investigación del CUCSH de la Universidad de Guadalajara.

Correo: blasjaso@yahoo.com.mx