Con todo lo criticable de la conducta de los bancos contra sus usuarios, incluso recordando las épocas en que solo prestaban el dinero de quienes invertían en ellos, sí así de claro, si usted necesitaba un millón de pesos, tenía que tener un millón de pesos para que se los prestaran, mientras mantenía en inversión el mismo millón de pesos en una cuenta de inversión por los mismos años que duraba el crédito, al cabo del cual usted recuperaba sus dinero, más los intereses que había contratado en la inversión, luego se vino el bum de la bolsa de valores y muchos ingenuos creyeron en esa alternativa pero con la crisis de económica de López Portillo muchos perdieron sus ahorros, los que entraron a tiempo se enriquecieron, los que llegaron al último perdieron todo.
Los bancos siguen manteniendo todos los privilegios intocables por el gobierno de la 4T, en muchos casos – si no es que en todas – las sucursales ni siquiera cuentan con el numero de la calle en que se encuentran ubicadas, ello para evadir posibles demandas, como todas la empresas fraudulentas, que domestican a sus empleados para contestar cortésmente y sin inmutarse el “son políticas de la empresa” como si con ello, saldaran su obligación de cumplir con la ley. Pero los Consejos de los bancos en cada entidad federativa, se integran por los mayores inversionistas locales, les endulzan la vida haciéndolos creer que forman parte de las decisiones de su diminuta esfera de influencia y poder financiero – y ellos se lo creer – cuando en realidad las decisiones vienen de mucho más arriba inclusive en algunos casos desde fuera del país, y no por los dueños, además, sino por los expertos que asesoran a los dueños, es así como se manejan los bancos regularmente.
Pero hay otro tipo de actores silenciosos, que sin estar representados en los consejos de los bancos, sostienen el peso de los compromisos financieros en esas instituciones, desde los pequeños comerciantes, emprendedores, hasta el púbico ahorrador, cuyos ahorros individualmente no alcanzan a ser significativos en el universo clientelar de los bancos, pero en conjunto, sí representan un monto sustancialmente determinante en la subsistencia bancaria, está compuesto por pequeños comerciantes y jubilados o ahorradores disciplinados que siendo un escasa especie en México, existen y ahí están. Sus recursos fortalecen y sostienen el mercado de crédito en sus diversas manifestaciones, tarjetas de crédito, préstamos hipotecarios etc. De ahí los bancos pueden pagarles, los intereses al público ahorrador, pero en fechas recientes, con el COVID, muchos usuarios de esos créditos se han visto afectados e imposibilitados de cumplir con sus compromisos, y los despachos jurídicos han incrementado su intervención para recuperar lo prestado, en algunas agencia de autos, han implementado mecanismos por ejemplo: para recibir los autos financiados para que quienes perdieron su trabajo, al menos no continúen con el adeudo y se mantengan fuera del buró de crédito, pero la medida es insuficiente y en esa ruta el colapso bancario será inminente y quizá el gobierno tenga que rescatarlos como sucedió con el FOBAPROA, nada más que el actual gobierno no ve a los pequeños ahorradores y los confunde con los grandes inversionistas y así, el colapso parece evidente si no hacen algo a tiempo.
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