/ domingo 10 de octubre de 2021

La ausencia del presidente

Como cada año, el 7 de octubre se entregó la Medalla Belisario Domínguez. Esta vez el gran ausente fue el presidente de México, quien anunció previamente que no iría al evento. Lo argumentó de la siguiente manera: “no estaré presente en dicha ceremonia, porque una legisladora del bloque conservador está convocando a que se me falte el respeto y considero que no debemos caer en ninguna provocación que ayude a la élite del poder económico y político, ni a sus empleados y voceros”. Esto es un extracto de la carta que envió a la Maestra Ifigenia Martínez, a quien se le otorgó la distinción. La justificación del Ejecutivo me parece insostenible y voy a decir las razones.

La Medalla de honor, establece en el artículo cuarto de su Decreto que ésta se entrega en sesión solemne el 7 de octubre de cada año, en la Cámara de Senadores, como conmemoración al mártir de la democracia Dr. Don Belisario Domínguez. La distinción, se otorga a hombres y mujeres de ciencia o por su virtud, como servidores de la Patria o la Humanidad.

El motivo de inasistencia del presidente se erige como una contradicción. Ya que, en principio, argumentó que no iría porque una Senadora, refiriéndose a Lilly Téllez, del grupo parlamentario del PAN, convocó a faltarle al respeto. Pero después añadió: “no es Andrés Manuel López Obrador, es la investidura presidencial, se tiene que tener respeto”, eso dijo durante la mañanera del lunes 4 de octubre en Puebla.

El elemento contradictorio es relevante pero no constituye el asunto de fondo. Porque hay que reflexionar sólo un poco para darse cuenta de que una distinción que se hace en honor al Senador Belisario Domínguez, ejecutado un 7 de octubre de 1913, simplemente por ser crítico de Victoriano Huerta, no es un asunto menor. Esto quiere decir que un evento de esta envergadura conmemora también la valentía.

Es de llamar la atención lo que es para el presidente proteger la investidura. Acaso ¿no se tenía que proteger la investidura cuando se tuvo al presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, como invitado de honor de nuestras celebraciones patrias hace tan solo unos días?, ¿no era importante cuidar la investidura cuando se puso a vender billetes de lotería de un avión?, o bien ¿no debería haberse cuidado la investidura cuando una pandemia global nos estremeció y como mínimo requería de mandar un mensaje portando un cubrebocas?

Me parece que no es la investidura lo que el presidente trataba de cuidar, sino que tiene pavor de recibir el menor gesto de desaprobación. La política es el arte de resolver conflictos, no de esconderse de ellos e ir sólo a donde se aplaude. Es un acto de valentía. Y la investidura presidencial se protege así, haciendo política valiente, conciliando sin temor.

Esta crónica de inasistencia anunciada se volcó en un protagonismo innecesario del ausente y, se lo resta a la Maestra Ifigenia Martínez. Nos leemos la siguiente semana y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar, desde espacios más informados, que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.

* Coordinador del LID Laboratorio de Innovación Democrática

Como cada año, el 7 de octubre se entregó la Medalla Belisario Domínguez. Esta vez el gran ausente fue el presidente de México, quien anunció previamente que no iría al evento. Lo argumentó de la siguiente manera: “no estaré presente en dicha ceremonia, porque una legisladora del bloque conservador está convocando a que se me falte el respeto y considero que no debemos caer en ninguna provocación que ayude a la élite del poder económico y político, ni a sus empleados y voceros”. Esto es un extracto de la carta que envió a la Maestra Ifigenia Martínez, a quien se le otorgó la distinción. La justificación del Ejecutivo me parece insostenible y voy a decir las razones.

La Medalla de honor, establece en el artículo cuarto de su Decreto que ésta se entrega en sesión solemne el 7 de octubre de cada año, en la Cámara de Senadores, como conmemoración al mártir de la democracia Dr. Don Belisario Domínguez. La distinción, se otorga a hombres y mujeres de ciencia o por su virtud, como servidores de la Patria o la Humanidad.

El motivo de inasistencia del presidente se erige como una contradicción. Ya que, en principio, argumentó que no iría porque una Senadora, refiriéndose a Lilly Téllez, del grupo parlamentario del PAN, convocó a faltarle al respeto. Pero después añadió: “no es Andrés Manuel López Obrador, es la investidura presidencial, se tiene que tener respeto”, eso dijo durante la mañanera del lunes 4 de octubre en Puebla.

El elemento contradictorio es relevante pero no constituye el asunto de fondo. Porque hay que reflexionar sólo un poco para darse cuenta de que una distinción que se hace en honor al Senador Belisario Domínguez, ejecutado un 7 de octubre de 1913, simplemente por ser crítico de Victoriano Huerta, no es un asunto menor. Esto quiere decir que un evento de esta envergadura conmemora también la valentía.

Es de llamar la atención lo que es para el presidente proteger la investidura. Acaso ¿no se tenía que proteger la investidura cuando se tuvo al presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, como invitado de honor de nuestras celebraciones patrias hace tan solo unos días?, ¿no era importante cuidar la investidura cuando se puso a vender billetes de lotería de un avión?, o bien ¿no debería haberse cuidado la investidura cuando una pandemia global nos estremeció y como mínimo requería de mandar un mensaje portando un cubrebocas?

Me parece que no es la investidura lo que el presidente trataba de cuidar, sino que tiene pavor de recibir el menor gesto de desaprobación. La política es el arte de resolver conflictos, no de esconderse de ellos e ir sólo a donde se aplaude. Es un acto de valentía. Y la investidura presidencial se protege así, haciendo política valiente, conciliando sin temor.

Esta crónica de inasistencia anunciada se volcó en un protagonismo innecesario del ausente y, se lo resta a la Maestra Ifigenia Martínez. Nos leemos la siguiente semana y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar, desde espacios más informados, que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.

* Coordinador del LID Laboratorio de Innovación Democrática