/ jueves 5 de agosto de 2021

Justicia fiscal en México ¿mito o realidad?

Hablar de justicia fiscal (que se refiere al dinero público) hoy es primordial ante el aumento de la desigualdad en nuestro país. México recauda poco en comparación con otros países y la recaudación tributaria no ha sido muy justa.

Respecto al gasto público en el país, de acuerdo con la Secretaría de Hacienda, en 2019 el gasto programable de la Federación fue equivalente al 19.3% del PIB. Al dividir este gasto por finalidad se tiene que el 5.1% se dedicó a temas de desarrollo económico, el 12.4% a temas de desarrollo social y el 1.8% en gasto del gobierno.

Pero, ¿esto es poco o mucho? Por ejemplo: Chile invierte cerca del 25% de su PIB en gastos, alrededor del 4% en gastos de gobierno, casi el 3% en desarrollo económico y prácticamente el 18% en gasto social. Se puede decir que nuestro gasto social no corresponde a un país en donde el 42% de la población vive en pobreza, de acuerdo con cifras de CONEVAL.

Dime en qué gastas y te diré cuáles son tus prioridades. De 2019 a 2021, los tres proyectos que más aumentaron su presupuesto en México fueron “Dos Bocas”, el programa de “Becas para el Bienestar” y el “Tren Maya”. En contraste, los que perdieron más presupuesto fueron el “Programa nacional de reconstrucción”, “Programa de mejoramiento urbano” y “Caminos rurales”. Lo que nos da una clara idea de dónde se encuentran las prioridades de la administración actual.

Ahora bien, ejercer el presupuesto en programas sociales no significa que éste tenga un impacto en la redistribución de la riqueza. De los programas ejecutados en 2018 el programa con mayor repercusión social fue “Próspera”, con una incidencia de gasto de -0.49, seguido por “Tarjeta sin Hambre”, con -0.40 y “Empleo Temporal” con -0.36. Programas como “Atención primaria en salud”, “Atención hospitalaria” y “Educación Superior” tienen un coeficiente de incidencia positivo, es decir son programas regresivos, o bien, que no favorecen a los que menos tienen.

Ante este panorama de recaudación y gasto, queda en evidencia que no hay o hay muy poca justicia fiscal en México, ya que no se le cobra a quienes más tienen y el gasto no apoya a quien más lo necesita.

Solo nos queda exigir a nuestros gobernantes mecanismos más equitativos para la recaudación tributaria, formas más eficientes de gastar nuestro dinero, así como estrategias que contribuyan a la superación de la pobreza y vulnerabilidad en la que vivimos la mayoría de los mexicanos. Nos leemos la siguiente semana y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar, desde espacios más informados, que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.

* Coordinador del LID Laboratorio de Innovación Democrática

Hablar de justicia fiscal (que se refiere al dinero público) hoy es primordial ante el aumento de la desigualdad en nuestro país. México recauda poco en comparación con otros países y la recaudación tributaria no ha sido muy justa.

Respecto al gasto público en el país, de acuerdo con la Secretaría de Hacienda, en 2019 el gasto programable de la Federación fue equivalente al 19.3% del PIB. Al dividir este gasto por finalidad se tiene que el 5.1% se dedicó a temas de desarrollo económico, el 12.4% a temas de desarrollo social y el 1.8% en gasto del gobierno.

Pero, ¿esto es poco o mucho? Por ejemplo: Chile invierte cerca del 25% de su PIB en gastos, alrededor del 4% en gastos de gobierno, casi el 3% en desarrollo económico y prácticamente el 18% en gasto social. Se puede decir que nuestro gasto social no corresponde a un país en donde el 42% de la población vive en pobreza, de acuerdo con cifras de CONEVAL.

Dime en qué gastas y te diré cuáles son tus prioridades. De 2019 a 2021, los tres proyectos que más aumentaron su presupuesto en México fueron “Dos Bocas”, el programa de “Becas para el Bienestar” y el “Tren Maya”. En contraste, los que perdieron más presupuesto fueron el “Programa nacional de reconstrucción”, “Programa de mejoramiento urbano” y “Caminos rurales”. Lo que nos da una clara idea de dónde se encuentran las prioridades de la administración actual.

Ahora bien, ejercer el presupuesto en programas sociales no significa que éste tenga un impacto en la redistribución de la riqueza. De los programas ejecutados en 2018 el programa con mayor repercusión social fue “Próspera”, con una incidencia de gasto de -0.49, seguido por “Tarjeta sin Hambre”, con -0.40 y “Empleo Temporal” con -0.36. Programas como “Atención primaria en salud”, “Atención hospitalaria” y “Educación Superior” tienen un coeficiente de incidencia positivo, es decir son programas regresivos, o bien, que no favorecen a los que menos tienen.

Ante este panorama de recaudación y gasto, queda en evidencia que no hay o hay muy poca justicia fiscal en México, ya que no se le cobra a quienes más tienen y el gasto no apoya a quien más lo necesita.

Solo nos queda exigir a nuestros gobernantes mecanismos más equitativos para la recaudación tributaria, formas más eficientes de gastar nuestro dinero, así como estrategias que contribuyan a la superación de la pobreza y vulnerabilidad en la que vivimos la mayoría de los mexicanos. Nos leemos la siguiente semana y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar, desde espacios más informados, que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.

* Coordinador del LID Laboratorio de Innovación Democrática