/ domingo 1 de agosto de 2021

Justicia fiscal en México ¿mito o realidad?

Primero, lo primero. ¿Qué es lo fiscal? A veces escuchamos la palabra fiscal como un sinónimo de lo tributario, y lo tributario se refiere únicamente a los impuestos. En cambio, lo fiscal se refiere al dinero público, es decir, incluye el ingreso, deuda y gasto.

Entonces cuando se habla de justicia fiscal nos referimos a la forma en la que el Estado recauda y gasta. Una de las responsabilidades del Estado es garantizar que las personas accedan a todos sus derechos, lo que se logra reduciendo las desigualdades por medio de la provisión de servicios.

En México, el 47% de la población enfrenta algún tipo de pobreza, no obstante, solamente el 21.9% de la población no es pobre o no padece alguna desigualdad, esto de acuerdo con cifras de CONEVAL 2018. El COVID-19 vino a exponer la precaria estabilidad de las familias. La IBERO reportó que uno de cada tres hogares en México redujo sus ingresos en 50% o más, es así que se pronostica un aumento de pobreza en la población mexicana.

¿Cómo obtiene ingresos México? Hay dos tipos de ingresos: tributarios y los no tributarios. Lo tributario son los impuestos; mientras lo no tributarios están compuestos por derechos, productos, aprovechamientos y contribuciones de mejora. En 2019, los ingresos tributarios representaron el 16% del PIB y los no tributarios el 8%, pero ¿esto es mucho o poco? Noruega recauda el 38% de su PIB en tributarios y el 17% en no tributarios, Chile el 28% y 7% respectivamente. En comparativa con estos países, sí es poco, y además son ampliamente desiguales.

La Secretaría de Administración Tributaria (SAT) no cobra impuestos que equivalen al 3.68% del PIB, de acuerdo a información del INEGI 2020. Esto a razón de exenciones, deducciones, estímulos fiscales u otros.

Podríamos pensar que esto en su mayoría beneficia a las personas que necesitan apoyo para arrancar sus negocios, pero no es así. La realidad es que, en 2019 el 10% más rico de los mexicanos utilizó por lo menos el 65% de estas deducciones. Por ejemplo, si el SAT dio una deducción para el transporte escolar obligatorio y renunció a un total de 100 pesos, 94 pesos pertenecían al 10% más rico del país y 4 pesos eran del resto de los mexicanos.

En conclusión: 1) Hablar de justicia fiscal es urgente en el contexto actual. 2) La recaudación fiscal en México no es para nada justa. Nos leemos la siguiente semana y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar, desde espacios más informados, que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.

* Coordinador del LID Laboratorio de Innovación Democrática

Primero, lo primero. ¿Qué es lo fiscal? A veces escuchamos la palabra fiscal como un sinónimo de lo tributario, y lo tributario se refiere únicamente a los impuestos. En cambio, lo fiscal se refiere al dinero público, es decir, incluye el ingreso, deuda y gasto.

Entonces cuando se habla de justicia fiscal nos referimos a la forma en la que el Estado recauda y gasta. Una de las responsabilidades del Estado es garantizar que las personas accedan a todos sus derechos, lo que se logra reduciendo las desigualdades por medio de la provisión de servicios.

En México, el 47% de la población enfrenta algún tipo de pobreza, no obstante, solamente el 21.9% de la población no es pobre o no padece alguna desigualdad, esto de acuerdo con cifras de CONEVAL 2018. El COVID-19 vino a exponer la precaria estabilidad de las familias. La IBERO reportó que uno de cada tres hogares en México redujo sus ingresos en 50% o más, es así que se pronostica un aumento de pobreza en la población mexicana.

¿Cómo obtiene ingresos México? Hay dos tipos de ingresos: tributarios y los no tributarios. Lo tributario son los impuestos; mientras lo no tributarios están compuestos por derechos, productos, aprovechamientos y contribuciones de mejora. En 2019, los ingresos tributarios representaron el 16% del PIB y los no tributarios el 8%, pero ¿esto es mucho o poco? Noruega recauda el 38% de su PIB en tributarios y el 17% en no tributarios, Chile el 28% y 7% respectivamente. En comparativa con estos países, sí es poco, y además son ampliamente desiguales.

La Secretaría de Administración Tributaria (SAT) no cobra impuestos que equivalen al 3.68% del PIB, de acuerdo a información del INEGI 2020. Esto a razón de exenciones, deducciones, estímulos fiscales u otros.

Podríamos pensar que esto en su mayoría beneficia a las personas que necesitan apoyo para arrancar sus negocios, pero no es así. La realidad es que, en 2019 el 10% más rico de los mexicanos utilizó por lo menos el 65% de estas deducciones. Por ejemplo, si el SAT dio una deducción para el transporte escolar obligatorio y renunció a un total de 100 pesos, 94 pesos pertenecían al 10% más rico del país y 4 pesos eran del resto de los mexicanos.

En conclusión: 1) Hablar de justicia fiscal es urgente en el contexto actual. 2) La recaudación fiscal en México no es para nada justa. Nos leemos la siguiente semana y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar, desde espacios más informados, que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.

* Coordinador del LID Laboratorio de Innovación Democrática