/ lunes 13 de septiembre de 2021

Humorada

A nivel psicológico, un capricho (sinónimo de humorada) es un propósito que la persona forma de manera arbitraria, fuera de cualquier norma y sin razón alguna El capricho es visto como un comportamiento negativo, como un defecto del individuo, el cual debe tratar de corregir, si no quiere tener en un futuro graves problemas sociales.

Cuando cotidianamente escuchamos las palabras berrinche, pataleta, capricho etc., casi de inmediato la mayoría de nosotros relacionamos tales acciones con niños de 2,3 o 4 años tirado en el suelo, llorando y en algunas veces llorando; sin embargo, los adultos también hacen rabietas cuando estiman que no se han salido con su deseo; de ahí que a veces se pierden las emociones, siendo incapaces de traducir en palabras esa frustración, envidia o decepción.

Para el conductismo, esa corriente de la psicología que estudia el comportamiento humano en base a estímulos y respuestas, las rabietas son unas conductas claramente des adaptivas y que con ello no resuelven nada. Sin embargo, el que no conduzcan a nada concreto, no significa, ni mucho menos, que esas dinámicas no tengan un significado detrás. Todo lo contrario, esos berrinches emocionales expresan un mensaje muy rico en contenido.

Es tan elocuente que esto suceda que se puede decir, casi sin temor a equivocación que en nuestro entorno podemos darnos cuenta que un gran porcentaje de adultos cuentan con una inteligencia emocional equiparada a niños de las edades arriba anotadas; se dice que son personas que durante su niñez no conformaron el buen sentido del yo, si no contaron con una orientación adecuada para alcanzar y entender sus propios universos emocionales, por ello, aunque pasen los años siguen arrastrando el mismo lastre.

En otro orden de ideas, es fundamental lo que se aprende desde niños y preadolescentes, si no se han tenido límites claros, si se hace siempre lo que se quiere o lo que más gusta, se puede caer en un punto de que el capricho se convierta en un punto de manipulación ya que el caprichoso no tiene conciencia cierta de que es lo que quiere y no está educado en el valor de la renuncia.

Ahora bien, el humorado no ve la realidad desde sus emociones y sentimientos, desde lo que le gusta y desde lo que le provoca, es decir, se olvida de la verdad y objetividad creyendo que lo que él dice es la verdad, olvidándose desde luego que existen otras personas, otras opiniones, otros gustos, emociones y sentimientos tan válidos como los suyos.

Especialmente al adulto, cuando las cosas no le resultan como lo desea, se enoja cuando los demás no hacen las cosas como él cree que son mejores, se siente mal, busca culpables y le da mucha rabia, pero, no es capaz de renunciar a sus planes, esto, los lleva a un sufrimiento porque la realidad no es como él pensaba, dejándose llevar por su capricho, tomando una actitud de indiferencia. Estudios psicológicos enfocados al comportamiento del adulto señalan que la gente berrinchuda acostumbra decir cosas que fabrica mentalmente como; se me nublo la vista de coraje y no supe lo que hice. La realidad es que no ha podido controlar sus emociones aflorando en él su estado de la niñez que lleva adentro.

El que haya alguien propenso a los berrinches en un entorno familiar implica el peligro de que se vaya incrementando el círculo de violencia. Es probable que aquel adulto que sufre pataletas, también berrinche las haya padecido desde niño. Es complicado: Todos los maltratadores tienen problemas con la impulsividad, pero, al contrario, no todos los que tienen problemas con la impulsividad son maltratadores.

Finalmente, si a consecuencia de una humorada se produce una discusión, lejos de ser un momento desagradable puede ser una buena opción para ayudar a poner en práctica la prudencia y escuchar el punto de vista del otro a efecto de aprender a comunicar y entender sus deseos con respeto y claridad, es así como los conflictos cotidianos que se convierten en peleas, es una oportunidad ideal para poner en práctica nuestras aptitudes de comprensión y perdón.

Apreciable lector, usted tiene la mejor opinión, saludos.

* Rector General del Centro Universitario Uteg.

joseroque@uteg.edu.mx

A nivel psicológico, un capricho (sinónimo de humorada) es un propósito que la persona forma de manera arbitraria, fuera de cualquier norma y sin razón alguna El capricho es visto como un comportamiento negativo, como un defecto del individuo, el cual debe tratar de corregir, si no quiere tener en un futuro graves problemas sociales.

Cuando cotidianamente escuchamos las palabras berrinche, pataleta, capricho etc., casi de inmediato la mayoría de nosotros relacionamos tales acciones con niños de 2,3 o 4 años tirado en el suelo, llorando y en algunas veces llorando; sin embargo, los adultos también hacen rabietas cuando estiman que no se han salido con su deseo; de ahí que a veces se pierden las emociones, siendo incapaces de traducir en palabras esa frustración, envidia o decepción.

Para el conductismo, esa corriente de la psicología que estudia el comportamiento humano en base a estímulos y respuestas, las rabietas son unas conductas claramente des adaptivas y que con ello no resuelven nada. Sin embargo, el que no conduzcan a nada concreto, no significa, ni mucho menos, que esas dinámicas no tengan un significado detrás. Todo lo contrario, esos berrinches emocionales expresan un mensaje muy rico en contenido.

Es tan elocuente que esto suceda que se puede decir, casi sin temor a equivocación que en nuestro entorno podemos darnos cuenta que un gran porcentaje de adultos cuentan con una inteligencia emocional equiparada a niños de las edades arriba anotadas; se dice que son personas que durante su niñez no conformaron el buen sentido del yo, si no contaron con una orientación adecuada para alcanzar y entender sus propios universos emocionales, por ello, aunque pasen los años siguen arrastrando el mismo lastre.

En otro orden de ideas, es fundamental lo que se aprende desde niños y preadolescentes, si no se han tenido límites claros, si se hace siempre lo que se quiere o lo que más gusta, se puede caer en un punto de que el capricho se convierta en un punto de manipulación ya que el caprichoso no tiene conciencia cierta de que es lo que quiere y no está educado en el valor de la renuncia.

Ahora bien, el humorado no ve la realidad desde sus emociones y sentimientos, desde lo que le gusta y desde lo que le provoca, es decir, se olvida de la verdad y objetividad creyendo que lo que él dice es la verdad, olvidándose desde luego que existen otras personas, otras opiniones, otros gustos, emociones y sentimientos tan válidos como los suyos.

Especialmente al adulto, cuando las cosas no le resultan como lo desea, se enoja cuando los demás no hacen las cosas como él cree que son mejores, se siente mal, busca culpables y le da mucha rabia, pero, no es capaz de renunciar a sus planes, esto, los lleva a un sufrimiento porque la realidad no es como él pensaba, dejándose llevar por su capricho, tomando una actitud de indiferencia. Estudios psicológicos enfocados al comportamiento del adulto señalan que la gente berrinchuda acostumbra decir cosas que fabrica mentalmente como; se me nublo la vista de coraje y no supe lo que hice. La realidad es que no ha podido controlar sus emociones aflorando en él su estado de la niñez que lleva adentro.

El que haya alguien propenso a los berrinches en un entorno familiar implica el peligro de que se vaya incrementando el círculo de violencia. Es probable que aquel adulto que sufre pataletas, también berrinche las haya padecido desde niño. Es complicado: Todos los maltratadores tienen problemas con la impulsividad, pero, al contrario, no todos los que tienen problemas con la impulsividad son maltratadores.

Finalmente, si a consecuencia de una humorada se produce una discusión, lejos de ser un momento desagradable puede ser una buena opción para ayudar a poner en práctica la prudencia y escuchar el punto de vista del otro a efecto de aprender a comunicar y entender sus deseos con respeto y claridad, es así como los conflictos cotidianos que se convierten en peleas, es una oportunidad ideal para poner en práctica nuestras aptitudes de comprensión y perdón.

Apreciable lector, usted tiene la mejor opinión, saludos.

* Rector General del Centro Universitario Uteg.

joseroque@uteg.edu.mx