/ lunes 4 de marzo de 2019

Hoy, 51 años después

José Roque Albín


La guerra, interna o externa, constituye un verdadero desastre para todas aquellas naciones o pueblos que en ella participan, afecta de manera psicológica, existe la pobreza, se da el éxodo, en donde, las familias se separan, se pierden y en ocasiones, mueren, causa dolor, miseria, destrucción, se convierte en un caos provocado por el hombre que sin más que importar, determina una desorganización total de toda la sociedad.

La última conflagración la conocemos históricamente como la Segunda Guerra Mundial, en la que se estima como datos aproximados totales que para 1945, aquellas armas nucleares que estallaron en Hiroshima y Nagasaki, mataron a más de 247 mil personas, en su mayoría civiles (ello solo en este país asiático), esto porque Japón anunció su rendición incondicional, concluyendo así la Guerra del Pacífico, adoptando tres principios antinucleares; que le prohibían poseer, fabricar e introducir armamento nuclear.

Algo bueno de recordar; terminada la primera Guerra Mundial, se formó la fallida Sociedad de las Naciones. Al finalizar la segunda Guerra Mundial, con el propósito de prevenir que pudieran ocurrir otros eventos similares y, mantener la paz mundial, buscando las relaciones positivas y amistosas, se formó una asamblea de carácter internacional con la participación de alrededor de 50 países que a la postre sería la actual Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Es oportuno mencionar que el 10 de diciembre de 1948, en París, Francia, se publicó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en la cual se establecen los derechos básicos de todo ser humano, mismos que deben ser respetados a nivel internacional, obligando a los países firmantes a cumplirlos fiel y cabalmente.

Ahora bien, tomando en consideración las devastaciones que una guerra nuclear causaría a la humanidad entera, se fijó como objetivo adoptar medidas para salvaguardar la seguridad de los pueblos, la Asamblea General de las Naciones Unidas, convoco a la concertación de un acuerdo sobre la prevención de una mayor diseminación de las armas nucleares, el 01 de julio de 1968, se terminó de redactar un documento abierto para que las naciones participaran en este ambicioso proyecto, es así como el 5 de marzo de 1970, entró en vigor el Tratado de No Proliferación Nuclear (NTP), cuyo principal objetivo consiste en restringir la posesión de armas nucleares de destrucción masiva.

Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, sostiene que el NPT, es un pilar esencial de la paz y seguridad internacionales, y el régimen de desarme nuclear y no proliferación. Su condición única se basa en su membresía casi universal, obligaciones legalmente vinculantes en materia de desarme, un régimen verificable de salvaguardias de no proliferación y un compromiso con el uso pacífico de la energía nuclear.

Respetable lector, usted tendrá la mejor opinión, ¿verdaderamente se respeta este tratado que hoy 51 años después sigue vigente?, gracias por todo.


*Rector general del Centro Universitario UTEG

joseroque@uteg.edu.mx

José Roque Albín


La guerra, interna o externa, constituye un verdadero desastre para todas aquellas naciones o pueblos que en ella participan, afecta de manera psicológica, existe la pobreza, se da el éxodo, en donde, las familias se separan, se pierden y en ocasiones, mueren, causa dolor, miseria, destrucción, se convierte en un caos provocado por el hombre que sin más que importar, determina una desorganización total de toda la sociedad.

La última conflagración la conocemos históricamente como la Segunda Guerra Mundial, en la que se estima como datos aproximados totales que para 1945, aquellas armas nucleares que estallaron en Hiroshima y Nagasaki, mataron a más de 247 mil personas, en su mayoría civiles (ello solo en este país asiático), esto porque Japón anunció su rendición incondicional, concluyendo así la Guerra del Pacífico, adoptando tres principios antinucleares; que le prohibían poseer, fabricar e introducir armamento nuclear.

Algo bueno de recordar; terminada la primera Guerra Mundial, se formó la fallida Sociedad de las Naciones. Al finalizar la segunda Guerra Mundial, con el propósito de prevenir que pudieran ocurrir otros eventos similares y, mantener la paz mundial, buscando las relaciones positivas y amistosas, se formó una asamblea de carácter internacional con la participación de alrededor de 50 países que a la postre sería la actual Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Es oportuno mencionar que el 10 de diciembre de 1948, en París, Francia, se publicó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en la cual se establecen los derechos básicos de todo ser humano, mismos que deben ser respetados a nivel internacional, obligando a los países firmantes a cumplirlos fiel y cabalmente.

Ahora bien, tomando en consideración las devastaciones que una guerra nuclear causaría a la humanidad entera, se fijó como objetivo adoptar medidas para salvaguardar la seguridad de los pueblos, la Asamblea General de las Naciones Unidas, convoco a la concertación de un acuerdo sobre la prevención de una mayor diseminación de las armas nucleares, el 01 de julio de 1968, se terminó de redactar un documento abierto para que las naciones participaran en este ambicioso proyecto, es así como el 5 de marzo de 1970, entró en vigor el Tratado de No Proliferación Nuclear (NTP), cuyo principal objetivo consiste en restringir la posesión de armas nucleares de destrucción masiva.

Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, sostiene que el NPT, es un pilar esencial de la paz y seguridad internacionales, y el régimen de desarme nuclear y no proliferación. Su condición única se basa en su membresía casi universal, obligaciones legalmente vinculantes en materia de desarme, un régimen verificable de salvaguardias de no proliferación y un compromiso con el uso pacífico de la energía nuclear.

Respetable lector, usted tendrá la mejor opinión, ¿verdaderamente se respeta este tratado que hoy 51 años después sigue vigente?, gracias por todo.


*Rector general del Centro Universitario UTEG

joseroque@uteg.edu.mx