/ viernes 15 de enero de 2021

Hablar de paridad es hablar de justicia


Estefanía Peñuelas Juárez*

La paridad es un derecho constitucional consagrado en el art. 41 de nuestra Constitución Política Mexicana, mismo que, como todos los derechos de las mujeres, ha sido una lucha y conquista de quienes nos antecedieron, mujeres que han puesto cuerpo, tiempo, vida y corazón, para que se respeten y se garanticen. La paridad tiene por objetivo incluir a las mujeres en la toma de decisiones en asuntos públicos; pero ¿por qué es realmente importante esta discusión? ¿Cómo impacta en la vida de cada una de las mujeres que habitamos el territorio del estado?

Dado que leyes, políticas públicas y resoluciones de asuntos de la vida pública (como el manejo y designación del presupuesto, creación y reforma de nuestras leyes, entre otras funciones) han estado escritas en su mayoría desde la perspectiva de hombres, se han perpetuado las desigualdades en que vivimos las mujeres y se impide que nuestra forma de vivir y habitar el espacio se vea representada en estas formas de crear gobierno.

Las mujeres jaliscienses no tenemos garantizado el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, ni siquiera acceso a un sistema de salud integral con perspectiva de género. La inseguridad además no nos permite habitar el espacio público. Según la información de la Encuesta Nacional del Uso del Tiempo (ENUT 2019), las mujeres dedicamos el 67% de nuestro tiempo a cuidados y al trabajo no remunerado; esto significa que las mujeres llevamos una sobrecarga, situación que deriva en profundas desigualdades en nuestra participación laboral, económica, social, política y cultural. A nuestras problemáticas las atraviesa el género, la geografía y la clase social, por ello la importancia de estar representadas en el poder, conformar una legislatura paritaria y llegar a gobernar los municipios con el mayor número de población. Llegar a ocupar estos espacios de poder es una meta crucial para transformar esta situación e impactar de forma directa en la vida del más del 50% de la población de jalisco: Las mujeres.

La negativa de implementar medidas adicionales para asegurar que las mujeres también fueran electas en los municipios con mayor densidad poblacional, es un retroceso y un gran impedimento para la democracia. La subrepresentación de las mujeres en los espacios de poder nos afecta a todas. Simone de Beauvoir nos alertó y pidió no olvidar que bastaría una crisis para que nuestros derechos se cuestionen, que estos derechos nunca son adquiridos, sino que deberemos permanecer alerta durante toda nuestra vida para garantizarlos.

Hablar de paridad es hablar de justicia, es exigir nuestros derechos de forma colectiva, porque si llega una, ganamos todas; es comprometernos a crear nuevas formas de hacer política, bajo otras lógicas que las mujeres debemos ir tejiendo; es tomar los espacios para ocuparlos desde la responsabilidad social, el compromiso con nuestra historia y el futuro de las niñas; es entender que las acciones afirmativas no son cuotas, sino que existen para crear una democracia real, donde se vean representadas las mujeres. La paridad es nuestro derecho, y los derechos no se cuestionan ni se debaten.

¡Que nuestra lucha suene en las calles, que se hable en las sobremesas, se discuta en las universidades, se exija en las instituciones! No dejaremos de organizarnos, de utilizar toda nuestra rabia y transformarla en lucha. Es tiempo de priorizar nuestra dignidad por encima de partidos, de cuestionarlo todo, de visibilizar las prácticas patriarcales que nos impiden participar con igualdad de condiciones, de ser compañeras de lucha y comprender que, si vulneran a una, nos vulneran a todas.

¡Resistamos en las calles, revolucionemos en la institución, seamos todas paritaristas y luchemos hasta que nuestra dignidad se haga costumbre!

* Sub- Consejera de Diversidad FEU

Twitter : @penuelas_j

Instagram: @penuelas_


Estefanía Peñuelas Juárez*

La paridad es un derecho constitucional consagrado en el art. 41 de nuestra Constitución Política Mexicana, mismo que, como todos los derechos de las mujeres, ha sido una lucha y conquista de quienes nos antecedieron, mujeres que han puesto cuerpo, tiempo, vida y corazón, para que se respeten y se garanticen. La paridad tiene por objetivo incluir a las mujeres en la toma de decisiones en asuntos públicos; pero ¿por qué es realmente importante esta discusión? ¿Cómo impacta en la vida de cada una de las mujeres que habitamos el territorio del estado?

Dado que leyes, políticas públicas y resoluciones de asuntos de la vida pública (como el manejo y designación del presupuesto, creación y reforma de nuestras leyes, entre otras funciones) han estado escritas en su mayoría desde la perspectiva de hombres, se han perpetuado las desigualdades en que vivimos las mujeres y se impide que nuestra forma de vivir y habitar el espacio se vea representada en estas formas de crear gobierno.

Las mujeres jaliscienses no tenemos garantizado el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, ni siquiera acceso a un sistema de salud integral con perspectiva de género. La inseguridad además no nos permite habitar el espacio público. Según la información de la Encuesta Nacional del Uso del Tiempo (ENUT 2019), las mujeres dedicamos el 67% de nuestro tiempo a cuidados y al trabajo no remunerado; esto significa que las mujeres llevamos una sobrecarga, situación que deriva en profundas desigualdades en nuestra participación laboral, económica, social, política y cultural. A nuestras problemáticas las atraviesa el género, la geografía y la clase social, por ello la importancia de estar representadas en el poder, conformar una legislatura paritaria y llegar a gobernar los municipios con el mayor número de población. Llegar a ocupar estos espacios de poder es una meta crucial para transformar esta situación e impactar de forma directa en la vida del más del 50% de la población de jalisco: Las mujeres.

La negativa de implementar medidas adicionales para asegurar que las mujeres también fueran electas en los municipios con mayor densidad poblacional, es un retroceso y un gran impedimento para la democracia. La subrepresentación de las mujeres en los espacios de poder nos afecta a todas. Simone de Beauvoir nos alertó y pidió no olvidar que bastaría una crisis para que nuestros derechos se cuestionen, que estos derechos nunca son adquiridos, sino que deberemos permanecer alerta durante toda nuestra vida para garantizarlos.

Hablar de paridad es hablar de justicia, es exigir nuestros derechos de forma colectiva, porque si llega una, ganamos todas; es comprometernos a crear nuevas formas de hacer política, bajo otras lógicas que las mujeres debemos ir tejiendo; es tomar los espacios para ocuparlos desde la responsabilidad social, el compromiso con nuestra historia y el futuro de las niñas; es entender que las acciones afirmativas no son cuotas, sino que existen para crear una democracia real, donde se vean representadas las mujeres. La paridad es nuestro derecho, y los derechos no se cuestionan ni se debaten.

¡Que nuestra lucha suene en las calles, que se hable en las sobremesas, se discuta en las universidades, se exija en las instituciones! No dejaremos de organizarnos, de utilizar toda nuestra rabia y transformarla en lucha. Es tiempo de priorizar nuestra dignidad por encima de partidos, de cuestionarlo todo, de visibilizar las prácticas patriarcales que nos impiden participar con igualdad de condiciones, de ser compañeras de lucha y comprender que, si vulneran a una, nos vulneran a todas.

¡Resistamos en las calles, revolucionemos en la institución, seamos todas paritaristas y luchemos hasta que nuestra dignidad se haga costumbre!

* Sub- Consejera de Diversidad FEU

Twitter : @penuelas_j

Instagram: @penuelas_