/ viernes 18 de octubre de 2019

Guadalajara: La sed urbana

Como en muchas áreas metropolitanas del mundo, en la de Guadalajara se debe reconocer el fin previsible, o cuando menos deterioro gradual, de sus principales fuentes de abastecimiento de agua. Probablemente, situación menos emergente en comparación con ciudades de otras ciudades del mundo, pero sí con una crítica y sustentada opinión científica de quienes dominan el tema como Antonio Gómez Reyna y Arturo Gleason Espíndola, expertos académicos de la Universidad de Guadalajara quienes durante más de una década han sido los principales proponentes de un aprovechamiento eficiente de las aguas pluviales en esta mega ciudad; así como otras adaptaciones relacionadas con la captación de agua, incluídas las de la Laguna de Chapala y otras aguas superficiales.

Sin embargo y más allá de la complejidad sociocrítica de la construcción de presas y la gestión sustentable del agua, todo indica que las presas El Zapotillo y El Purgatorio siguen siendo una opción prioritaria para el Gobierno del Estado y además se han presentado más de 15 proyectos de abasto de agua de nuestra metropoli ante el Gobierno de la República. Entre otros se encuentran el de Loma Larga, San Nicolás, Varas Dulces y la presa El Salto, aún cuando los expertos de la máxima casa de estudios como Gómez Reyna, proponen, ante todo otras acciones alternativas como la reposición de la red hidráulica, mayor control de las cuencas y acuíferos pero sobre todo la captación del agua pluvial.

Otros científicos como Miguel Magaña jefe del departamento de Ciencias Ambientales de la Universidad de Guadalajara hacen énfasis en el fundamental análisis de la verdadera capacidad de nuestras cuencas acuíferas, seguramente para determinar su anacrónica sobreexplotación.

Eso remite a la ausencia de controles en la sobreexplotación de la cuenca hidrológica más grande de México, en la cual la reconversión tecnológica ante la ausencia de conttol y cobros obsoletos a las regiones agroproductoras en su larga extensión y, principalmente, en su paso por el estado de Guanajuato donde los intereses políticos y económicos se entrelazan en torno a la presa Solís.

No obstante, el Plan Maestro de restauración de la cuenca Lerma-Santiago-Chapala-Pacífico se entregó al Gobierno Federal encabezado por Vicente Fox y en manos del enconces titular de la SEMARNAT Víctor Lichtinger.

Desde entonces las organizaciones civiles y científicas participantes en ese gran proyecto de restauración no han podido observar ninguna mejora y, por el contrario, el futuro nos ha revasado y el Área Metropolitana de Guadalajara, principal beneficiaria de los remanentes de la extracción de agua al Lago de Chapala y de los mantos freáticos del poniente de la ciudad como el Bosque de La Primavera, forman parte de los degradados afluentes como el Río Atemajac (Av. Patria) y el San Juan de Dios (Calzada Independencia).

Lo anterior explica el interés del estado de Guanajuato por la coautoría, junto a Jalisco de un plan sobre la distribución de los volúmenes de la presa, hasta ahora mal lograda, de El Zapotillo y las probabilidades de que se limite a 80 metros de altura cuando el interés declarado por el sector agroproductor sería de 105 metros de altura.

En cualquier circunstancia y decisión política del Gobierno Federal, es necesario como una emergencia técnica las fuentes alternativas de abasto hidráulico para la ciudad, incluída el agua de lluvia.

* Académico del CUAAD de la Universidad de Guadalajara

carlosm_orozco@hotmail.com

Como en muchas áreas metropolitanas del mundo, en la de Guadalajara se debe reconocer el fin previsible, o cuando menos deterioro gradual, de sus principales fuentes de abastecimiento de agua. Probablemente, situación menos emergente en comparación con ciudades de otras ciudades del mundo, pero sí con una crítica y sustentada opinión científica de quienes dominan el tema como Antonio Gómez Reyna y Arturo Gleason Espíndola, expertos académicos de la Universidad de Guadalajara quienes durante más de una década han sido los principales proponentes de un aprovechamiento eficiente de las aguas pluviales en esta mega ciudad; así como otras adaptaciones relacionadas con la captación de agua, incluídas las de la Laguna de Chapala y otras aguas superficiales.

Sin embargo y más allá de la complejidad sociocrítica de la construcción de presas y la gestión sustentable del agua, todo indica que las presas El Zapotillo y El Purgatorio siguen siendo una opción prioritaria para el Gobierno del Estado y además se han presentado más de 15 proyectos de abasto de agua de nuestra metropoli ante el Gobierno de la República. Entre otros se encuentran el de Loma Larga, San Nicolás, Varas Dulces y la presa El Salto, aún cuando los expertos de la máxima casa de estudios como Gómez Reyna, proponen, ante todo otras acciones alternativas como la reposición de la red hidráulica, mayor control de las cuencas y acuíferos pero sobre todo la captación del agua pluvial.

Otros científicos como Miguel Magaña jefe del departamento de Ciencias Ambientales de la Universidad de Guadalajara hacen énfasis en el fundamental análisis de la verdadera capacidad de nuestras cuencas acuíferas, seguramente para determinar su anacrónica sobreexplotación.

Eso remite a la ausencia de controles en la sobreexplotación de la cuenca hidrológica más grande de México, en la cual la reconversión tecnológica ante la ausencia de conttol y cobros obsoletos a las regiones agroproductoras en su larga extensión y, principalmente, en su paso por el estado de Guanajuato donde los intereses políticos y económicos se entrelazan en torno a la presa Solís.

No obstante, el Plan Maestro de restauración de la cuenca Lerma-Santiago-Chapala-Pacífico se entregó al Gobierno Federal encabezado por Vicente Fox y en manos del enconces titular de la SEMARNAT Víctor Lichtinger.

Desde entonces las organizaciones civiles y científicas participantes en ese gran proyecto de restauración no han podido observar ninguna mejora y, por el contrario, el futuro nos ha revasado y el Área Metropolitana de Guadalajara, principal beneficiaria de los remanentes de la extracción de agua al Lago de Chapala y de los mantos freáticos del poniente de la ciudad como el Bosque de La Primavera, forman parte de los degradados afluentes como el Río Atemajac (Av. Patria) y el San Juan de Dios (Calzada Independencia).

Lo anterior explica el interés del estado de Guanajuato por la coautoría, junto a Jalisco de un plan sobre la distribución de los volúmenes de la presa, hasta ahora mal lograda, de El Zapotillo y las probabilidades de que se limite a 80 metros de altura cuando el interés declarado por el sector agroproductor sería de 105 metros de altura.

En cualquier circunstancia y decisión política del Gobierno Federal, es necesario como una emergencia técnica las fuentes alternativas de abasto hidráulico para la ciudad, incluída el agua de lluvia.

* Académico del CUAAD de la Universidad de Guadalajara

carlosm_orozco@hotmail.com