/ jueves 2 de diciembre de 2021

Guadalajara: el cártel inmobiliario

El confinamiento de vialidades públicas convertidas en parte de los entornos de alto nivel de plusvalía así como la imposición de planes parciales de desarrollo urbano a modo, en el Área Metropolitana de Guadalajara y particularmente en la región poniente de Zapopan y Guadalajara se han convertido en una mina de oro de los inversores inmobiliarios que, con los recursos públicos invertidos, promueven viviendas de lujo, torres habitacionales de alto nivel y los mejores entornos urbanos en los exclusivos “cotos” son sin duda una expresión de impunidad en lo que pudiéramos llamar el “cártel inmobiliario de Guadalajara”.

No encuentro una manera de llamarle diferente al fenómeno donde una cadena de complicidades requieren de un capital privado que, con la anuencia de la autoridad municipal, realice más viviendas en las ya atiborradas y caóticas vialidades de la Ciudad.

Para ello se necesitan las mentes intelectuales de la arquitectura y el urbanismo capaces de representar en una aparente nueva vida urbana lo que en realidad representa eludir la realidad concreta insultante para la mayoría que observamos esa degradación de una urbe en la que hasta hoy no se ha logrado terminar el primer anillo periférico y ya se le vocaciona como un viaducto de transporte articulado cuando ni siquiera lo hemos logrado con la única obra vial de alto impacto en la ciudad como lo fue Lázaro Cárdenas en su momento.

Por el contrario el incontenible crecimiento de automotores y el crecimiento de la inseguridad pública solo ha acentuado lo que pareciera invisible para las autoridades gubernamentales en sus 3 niveles en Jalisco: la ofensiva desigualdad de un ciudadano a otro. Ya sea en el interior de un lujoso coto mientras la mayoría vive en las caóticas avenidas del Sector Libertad y Reforma, o bien atestiguando la condición infrahumana en la que usuarios del transporte colectivo deben trasladarse a las áreas comerciales de esta Ciudad.

Mientras en la Colonia Jalisco, la Hermosa Provincia, Arenales Tapatíos, Colonia Nuevo México, Lomas del paraíso, Unidad Clemente Orozco, Lomas de Polanco y en fin todas las colonias proletarias de Guadalajara, el confinamiento con glamour en los fraccionamientos privados, pareciera que no pasa nada aun cuando sea imposible transitar en determinados polígonos de la Ciudad aunque se trate de regiones de alta plusvalía. Por ejemplo en las horas pico del polígono de Av. Patria y Naciones Unidas o de Av. Universidad en la Zona de Andares o en la Av. Américas en su cercanías con Zapopan para brincar la zona de Plaza Patria.

Y no obstante esos escenarios de trágica vialidad se siguen construyendo y aprobando torres de departamentos principalmente de lujo y con altísimas ganancias seguramente para sus promotores, inversores y al final del día autoridades que los aprueban.

Un negocio redondo subyacente en el adagio de los políticos de antaño que identificaban a Guadalajara como la Capital comercial de Occidente, como lo es, y el lugar donde para hacerse rico solo hay que observar donde se puede hacer más fácilmente un negocio. Mientras para hacer un político reconocido a nivel nacional había que trasladarse a la Ciudad de México y para hacer un rentable industrial, había que radicar en la Ciudad de Monterrey.

Cada día esa suposición nos debería de causar preocupación y pena.

* Académico UdeG

El confinamiento de vialidades públicas convertidas en parte de los entornos de alto nivel de plusvalía así como la imposición de planes parciales de desarrollo urbano a modo, en el Área Metropolitana de Guadalajara y particularmente en la región poniente de Zapopan y Guadalajara se han convertido en una mina de oro de los inversores inmobiliarios que, con los recursos públicos invertidos, promueven viviendas de lujo, torres habitacionales de alto nivel y los mejores entornos urbanos en los exclusivos “cotos” son sin duda una expresión de impunidad en lo que pudiéramos llamar el “cártel inmobiliario de Guadalajara”.

No encuentro una manera de llamarle diferente al fenómeno donde una cadena de complicidades requieren de un capital privado que, con la anuencia de la autoridad municipal, realice más viviendas en las ya atiborradas y caóticas vialidades de la Ciudad.

Para ello se necesitan las mentes intelectuales de la arquitectura y el urbanismo capaces de representar en una aparente nueva vida urbana lo que en realidad representa eludir la realidad concreta insultante para la mayoría que observamos esa degradación de una urbe en la que hasta hoy no se ha logrado terminar el primer anillo periférico y ya se le vocaciona como un viaducto de transporte articulado cuando ni siquiera lo hemos logrado con la única obra vial de alto impacto en la ciudad como lo fue Lázaro Cárdenas en su momento.

Por el contrario el incontenible crecimiento de automotores y el crecimiento de la inseguridad pública solo ha acentuado lo que pareciera invisible para las autoridades gubernamentales en sus 3 niveles en Jalisco: la ofensiva desigualdad de un ciudadano a otro. Ya sea en el interior de un lujoso coto mientras la mayoría vive en las caóticas avenidas del Sector Libertad y Reforma, o bien atestiguando la condición infrahumana en la que usuarios del transporte colectivo deben trasladarse a las áreas comerciales de esta Ciudad.

Mientras en la Colonia Jalisco, la Hermosa Provincia, Arenales Tapatíos, Colonia Nuevo México, Lomas del paraíso, Unidad Clemente Orozco, Lomas de Polanco y en fin todas las colonias proletarias de Guadalajara, el confinamiento con glamour en los fraccionamientos privados, pareciera que no pasa nada aun cuando sea imposible transitar en determinados polígonos de la Ciudad aunque se trate de regiones de alta plusvalía. Por ejemplo en las horas pico del polígono de Av. Patria y Naciones Unidas o de Av. Universidad en la Zona de Andares o en la Av. Américas en su cercanías con Zapopan para brincar la zona de Plaza Patria.

Y no obstante esos escenarios de trágica vialidad se siguen construyendo y aprobando torres de departamentos principalmente de lujo y con altísimas ganancias seguramente para sus promotores, inversores y al final del día autoridades que los aprueban.

Un negocio redondo subyacente en el adagio de los políticos de antaño que identificaban a Guadalajara como la Capital comercial de Occidente, como lo es, y el lugar donde para hacerse rico solo hay que observar donde se puede hacer más fácilmente un negocio. Mientras para hacer un político reconocido a nivel nacional había que trasladarse a la Ciudad de México y para hacer un rentable industrial, había que radicar en la Ciudad de Monterrey.

Cada día esa suposición nos debería de causar preocupación y pena.

* Académico UdeG