/ martes 21 de diciembre de 2021

Gobernar implica dialogar, cooperar y escuchar

Si Chile fue la cuna del neoliberalismo, también será su tumba Gabriel Boric, presidente electo de Chile


La noche del lunes conocimos el resultado de unas elecciones históricas en Chile, donde se le daba el triunfo a Gabriel Boric, de 35 años, con más del 56% del total de votos y una ventaja del 12% sobre José Antonio Kast del Partido Republicano; miles de chilenas y chilenos festejaron en las calles la victoria del ex líder estudiantil, que en 2011 encabezó las protestas por una educación universitaria de calidad y gratuita, y que posteriormente tras el estallido social del 2019, fue mediador en la firma del "Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución", entre las distintas fuerzas políticas y pluriculturales de ese país.

Sin embargo, a partir del 11 de marzo del 2022 cuando asuma la presidencia, el presidente más joven de la historia de Chile, se enfrentará a distintos retos; Boric gobernará sin mayoría en el Congreso, lo que implica necesariamente sentarse a dialogar y negociar con las fuerzas opositoras para lograr la aprobación de las reformas a las leyes y cumplir con las propuestas que lo llevaron a la presidencia, cosa que ya reconoció en su discurso tras los resultados electorales. Por otro lado, debe mantener el respaldo de los sectores que lo llevaron a la segunda vuelta presidencial, los cuales tampoco comparten agendas del todo, por ejemplo, el Partido Comunista y la Democracia Cristiana, no irse a lo radical, ni a las concesiones, sino caminar con equilibrio dentro de las reformas, un cambio gradual, de peldaño en peldaño, como él mismo afirmó en su discurso de victoria, el cual fue mucho más mesurado que en ocasiones anteriores, pero no menos crítico ante las necesidades del pueblo chileno.

En esa nación, la búsqueda de derechos sociales y el bienestar de las personas, ha trascendido más allá de la dicotomía histórica sobre “derecha e izquierda”, la cual en muchas ocasiones, se convierten en etiquetas conceptuales, que solamente reducen y limitan una idea o acción, evitando que se generen acuerdos, que busquen preservar el bien común y solucionar las problemáticas sociales urgentes; he ahí una de las claves sobre la victoria del nuevo presidente, su postura de apertura al diálogo, la búsqueda de acuerdos, coordinación y cooperación entre las distintas fuerzas políticas, como cuando fue pieza clave para firmar el acuerdo de la nueva Constitución Chilena.

Lecciones para el 2024

Al igual que en 2019, Chile nos vuelve a dar una cátedra sobre democracia y participación social, ahora desde las urnas, con una victoria electoral que implicó la búsqueda de cooperación y diálogo entre las distintas fuerzas políticas, para transformar de manera gradual y sacar adelante a un país muy golpeado tras la pandemia. En México debemos tomar este ejemplo y hacer lo propio rumbo a las elecciones del 2024; la polarización que vivimos entre un gobierno en turno con falta de autocrítica y disposición a escuchar otros puntos de vista, y una oposición a la que le importa más frenar al partido en el poder, que tener un proyecto político sólido que garantice una vida digna para las y los mexicanos, genera que no existan puentes para la cooperación y la coordinación, algo imprescindible para la resolución de los problemas tan complejos que tenemos como país.

Al igual que la conceptualización “derecha e izquierda” pone límite a ideas y acciones, muchas veces los partidos hacen lo propio, por ello, para las próximas elecciones, es importante observar de cerca a aquellos liderazgos políticos que dentro de su actuar político, busquen generar y tejer puentes entre los distintos sectores y visiones, para poder colaborar de manera multidisciplinaria y que la toma de decisiones sea benéfica para la mayoría, sin importar su ideología; eso es gobernar, dialogar, cooperar y escuchar.

Nos leemos la siguiente semana y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar, desde espacios más informados, que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.

* Coordinador del LID Laboratorio de Innovación Democrática

Si Chile fue la cuna del neoliberalismo, también será su tumba Gabriel Boric, presidente electo de Chile


La noche del lunes conocimos el resultado de unas elecciones históricas en Chile, donde se le daba el triunfo a Gabriel Boric, de 35 años, con más del 56% del total de votos y una ventaja del 12% sobre José Antonio Kast del Partido Republicano; miles de chilenas y chilenos festejaron en las calles la victoria del ex líder estudiantil, que en 2011 encabezó las protestas por una educación universitaria de calidad y gratuita, y que posteriormente tras el estallido social del 2019, fue mediador en la firma del "Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución", entre las distintas fuerzas políticas y pluriculturales de ese país.

Sin embargo, a partir del 11 de marzo del 2022 cuando asuma la presidencia, el presidente más joven de la historia de Chile, se enfrentará a distintos retos; Boric gobernará sin mayoría en el Congreso, lo que implica necesariamente sentarse a dialogar y negociar con las fuerzas opositoras para lograr la aprobación de las reformas a las leyes y cumplir con las propuestas que lo llevaron a la presidencia, cosa que ya reconoció en su discurso tras los resultados electorales. Por otro lado, debe mantener el respaldo de los sectores que lo llevaron a la segunda vuelta presidencial, los cuales tampoco comparten agendas del todo, por ejemplo, el Partido Comunista y la Democracia Cristiana, no irse a lo radical, ni a las concesiones, sino caminar con equilibrio dentro de las reformas, un cambio gradual, de peldaño en peldaño, como él mismo afirmó en su discurso de victoria, el cual fue mucho más mesurado que en ocasiones anteriores, pero no menos crítico ante las necesidades del pueblo chileno.

En esa nación, la búsqueda de derechos sociales y el bienestar de las personas, ha trascendido más allá de la dicotomía histórica sobre “derecha e izquierda”, la cual en muchas ocasiones, se convierten en etiquetas conceptuales, que solamente reducen y limitan una idea o acción, evitando que se generen acuerdos, que busquen preservar el bien común y solucionar las problemáticas sociales urgentes; he ahí una de las claves sobre la victoria del nuevo presidente, su postura de apertura al diálogo, la búsqueda de acuerdos, coordinación y cooperación entre las distintas fuerzas políticas, como cuando fue pieza clave para firmar el acuerdo de la nueva Constitución Chilena.

Lecciones para el 2024

Al igual que en 2019, Chile nos vuelve a dar una cátedra sobre democracia y participación social, ahora desde las urnas, con una victoria electoral que implicó la búsqueda de cooperación y diálogo entre las distintas fuerzas políticas, para transformar de manera gradual y sacar adelante a un país muy golpeado tras la pandemia. En México debemos tomar este ejemplo y hacer lo propio rumbo a las elecciones del 2024; la polarización que vivimos entre un gobierno en turno con falta de autocrítica y disposición a escuchar otros puntos de vista, y una oposición a la que le importa más frenar al partido en el poder, que tener un proyecto político sólido que garantice una vida digna para las y los mexicanos, genera que no existan puentes para la cooperación y la coordinación, algo imprescindible para la resolución de los problemas tan complejos que tenemos como país.

Al igual que la conceptualización “derecha e izquierda” pone límite a ideas y acciones, muchas veces los partidos hacen lo propio, por ello, para las próximas elecciones, es importante observar de cerca a aquellos liderazgos políticos que dentro de su actuar político, busquen generar y tejer puentes entre los distintos sectores y visiones, para poder colaborar de manera multidisciplinaria y que la toma de decisiones sea benéfica para la mayoría, sin importar su ideología; eso es gobernar, dialogar, cooperar y escuchar.

Nos leemos la siguiente semana y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar, desde espacios más informados, que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.

* Coordinador del LID Laboratorio de Innovación Democrática