/ domingo 24 de febrero de 2019

GDL: ¿una ciudad de obesos?

Guadalajara planeada en la segunda mitad del Siglo XX para el crecimiento horizontal a partir de los fraccionamientos “jardín”, industriales o semirurales, condujo a los urbanistas a adoptar el modelo americano de una ciudad creciente en función del automóvil. Ahora, la mal entendida “redensificación” a partir de las torres habitacionales de alta plusvalía, reflejan nuestra incapacidad para desarrollar ese modelo como una alternativa congruente al logro, primero, de una suficiencia en todos los servicios urbanos que demanda nuestra caótica ciudad.

Así tendríamos eficiencia no sólo en el transporte público digno del que carecemos sino que, en este eje de desarrollo, tendríamos más de cuatro líneas de Tren Eléctrico, Peribús, autobuses automáticos y un sistema de prepago subsidiado a las mayorías de menos ingresos económicos.

Sin embargo, lo anterior es solo un segmento que nos obliga a preguntarnos lo siguiente: ¿Cómo es que nuestro país llegó a tener una de las poblaciones más obesas del mundo? Y la respuesta no tiene que ver con la planeación de una ciudad sino con el sentido común al identificar una integralidad orgánica en la cual cada una de sus partes tiene un retraso generador de estadísticas en las que incluye nuestra propia salud pública. Es explicable, por lo tanto, el nivel de estrés generador de insalubridad mental y agresividad, pero también la herencia generacional del deseo de tener un auto porque así funciona la ciudad, aun cuando las estadísticas oficiales con estudios serios arrojen el hecho de que un usuario del transporte público llega a desperdiciar, en promedio, tres horas diarias para trasladarse en el sistema de transporte colectivo de esta Área Metropolitana de Guadalajara.

Difícil explicar entonces la razón de la obesidad, identificada por la OMS para México, sin concluir que el usuario de la ciudad camina poco y se ejercita menos por diversas razones. Una de ellas es la inexistencia de banquetas seguras e infraestructura de todo tipo necesarias para el peatón, incluida la básica señalética preventiva. Ni hablar de la criminalidad que acecha y la ausencia de puentes peatonales que obligan al ciudadano al riesgo de su vida ante el paso raudo y veloz de los vehículos automotores en zonas específicas y ante la indolencia de los gobiernos.

La desaparición de parques en nuestra ciudad que fueran un recurso para practicar el ejercicio al aire libre, está relacionado con el comparable desarrollo urbano de las ciudades de mayor salud y longevidad para la población como la ciudad de Oviedo en España, en la cual caminar en sus parques arbolados y sus plazas públicas se liga a un sistema de salud con la infraestructura necesaria para la atención expedita de todos los ciudadanos sin excepción y en cualquier territorio urbano.

Inevitable entonces relacionar los servicios otorgados por una ciudad como la nuestra con las estadísticas que se han presentado en los congresos internacionales de salud como el celebrado en nuestra ciudad bajo el tema central de la obesidad relativa a todas las enfermedades y bajo una conclusión determinante: el sobrepeso en México colapsará al sistema de salud y por lo tanto al laboral.


Académico del CUAAD, UdeG

carlosm_orozco@hotmail.com

Guadalajara planeada en la segunda mitad del Siglo XX para el crecimiento horizontal a partir de los fraccionamientos “jardín”, industriales o semirurales, condujo a los urbanistas a adoptar el modelo americano de una ciudad creciente en función del automóvil. Ahora, la mal entendida “redensificación” a partir de las torres habitacionales de alta plusvalía, reflejan nuestra incapacidad para desarrollar ese modelo como una alternativa congruente al logro, primero, de una suficiencia en todos los servicios urbanos que demanda nuestra caótica ciudad.

Así tendríamos eficiencia no sólo en el transporte público digno del que carecemos sino que, en este eje de desarrollo, tendríamos más de cuatro líneas de Tren Eléctrico, Peribús, autobuses automáticos y un sistema de prepago subsidiado a las mayorías de menos ingresos económicos.

Sin embargo, lo anterior es solo un segmento que nos obliga a preguntarnos lo siguiente: ¿Cómo es que nuestro país llegó a tener una de las poblaciones más obesas del mundo? Y la respuesta no tiene que ver con la planeación de una ciudad sino con el sentido común al identificar una integralidad orgánica en la cual cada una de sus partes tiene un retraso generador de estadísticas en las que incluye nuestra propia salud pública. Es explicable, por lo tanto, el nivel de estrés generador de insalubridad mental y agresividad, pero también la herencia generacional del deseo de tener un auto porque así funciona la ciudad, aun cuando las estadísticas oficiales con estudios serios arrojen el hecho de que un usuario del transporte público llega a desperdiciar, en promedio, tres horas diarias para trasladarse en el sistema de transporte colectivo de esta Área Metropolitana de Guadalajara.

Difícil explicar entonces la razón de la obesidad, identificada por la OMS para México, sin concluir que el usuario de la ciudad camina poco y se ejercita menos por diversas razones. Una de ellas es la inexistencia de banquetas seguras e infraestructura de todo tipo necesarias para el peatón, incluida la básica señalética preventiva. Ni hablar de la criminalidad que acecha y la ausencia de puentes peatonales que obligan al ciudadano al riesgo de su vida ante el paso raudo y veloz de los vehículos automotores en zonas específicas y ante la indolencia de los gobiernos.

La desaparición de parques en nuestra ciudad que fueran un recurso para practicar el ejercicio al aire libre, está relacionado con el comparable desarrollo urbano de las ciudades de mayor salud y longevidad para la población como la ciudad de Oviedo en España, en la cual caminar en sus parques arbolados y sus plazas públicas se liga a un sistema de salud con la infraestructura necesaria para la atención expedita de todos los ciudadanos sin excepción y en cualquier territorio urbano.

Inevitable entonces relacionar los servicios otorgados por una ciudad como la nuestra con las estadísticas que se han presentado en los congresos internacionales de salud como el celebrado en nuestra ciudad bajo el tema central de la obesidad relativa a todas las enfermedades y bajo una conclusión determinante: el sobrepeso en México colapsará al sistema de salud y por lo tanto al laboral.


Académico del CUAAD, UdeG

carlosm_orozco@hotmail.com