/ miércoles 3 de marzo de 2021

Frivolidades de la historia política

En cuestiones de política, el mundo es tan dialéctico como en todos los demás de sus aspectos. Por eso es que mientras algunos ven las cosas con toda la seriedad que merecen, otros optan por la apreciación humorística.

Es decir, que junto a las grandes tragedias de la humanidad y los gigantescos triunfos en las ciencias y en las artes, tenemos también las veleidades del mundo político. Y no es que unos movimientos sean erróneos y otros acertados, sino que más bien viene todo junto. Es parte del paquete. Lo bueno, lo malo, lo excelso y lo jocoso.

Y vaya que viéndolo así, en el devenir político de nuestro país ha habido acciones y personajes que de verdad llaman la atención, a veces por su histrionismo, y a veces por sus características personales. Las frivolidades han invadido en repetidas ocasiones el escenario de la política y -no podemos negarlo- ha habido casos en que se han acercado hasta el nivel de carnaval.

Un personaje muy polémico y por demás afamado fue el general Francisco Villa (“¡Ya llegó Pancho Villa que es su padre!”), pero también tenemos al insubstituible Benito Juárez, recio moreno que puso muchas cosas en su lugar. Y al heroico Francisco I. Madero, que ofrendó su vida por la patria. Y de este corte, muchos más.

Pero luego viene algo más especial, con personajes como Miguel Alemán Valdés y Adolfo López Mateos, dueños de un elitismo muy particular y sobre todo el segundo, que en su vida privada tuvo ciertos aires de galán. No pasó mucho tiempo sin que llegara el turno a los egresados de prestigiadas universidades de tipo extranjerizante, que impulsaron la moda tecnócrata.

Aunque enseguida -¡no podía faltar!- tuvimos el salto de un cow boy que con la bandera del panismo, un sombrero texano y botas de tacón, se instaló en Los Pinos durante 6 años. Abriendo paso además en el sexenio siguiente, a un presidente chapado al más puro estilo blanquiazul.

A nivel internacional obviamente las cosas marchaban a la vanguardia en cuanto a las modas y así aparecieron figuras como Golda Meir, Margaret Thatcher, Indira Gandhi y otras más, que cambiaron la historia para que algunos gobiernos marcharan ya no bajo los pantalones de un hombre de estado, sino bajo las faldas de una dama.

En Inglaterra no cantan mal las rancheras, con una Reina que pese a haber concluido su período legal, se ha mantenido contra viento y marea al frente de la corona.

En Estados Unidos, dieron un paso muy singular al llevar a un hombre de color a la presidencia de la República, que fue Barack Obama, quien tuvo la suerte de mantener buen nivel de apoyos y popularidad. Representó algo así como la reafirmación de los derechos de los hoy llamados afroamericanos.

Para estar a tono y volviendo a México, tuvimos en el sexenio pasado, un mandatario de colores -básicamente tricolor- que aparte de muchas otras cosas, tenía fama de play boy.

Y ello pudo haber sido paso importante en el camino para que nos definiéramos de plano como parte del mundo de la farándula, al lanzar a la gubernatura de Morelos al futbolista Cuauhtémoc Blanco; y la actuación de la humorista Carmen Salinas como diputada. Aunque ahí no ha quedado todo, porque hasta el chistosísimo Quico dio a conocer sus aspiraciones a un cargo público y en la actualidad, nada menos que Paquita la del Barrio, se prepara para ocupar una curul en Veracruz, donde deberá aprender rápidamente a parar el dedo. Y ya hay quienes piensan que antes de tomar la palabra en sesión, en lugar de la consabida fórmula “con su venia”, podría ella en un momento de descuido, preguntar “¿Me están oyendo, inútiles?”.

Pues sí, todo esto y mucho más está sucediendo en el mundo de la política, en un panorama que -sin tratar de violar los derechos de autor de don Mario Moreno Reyes-, se podría calificar de “cantinflesco”.

Ahhh… sí, señores…Y todo esto sólo en el afán de “servir a la patria”.


* Periodista

En cuestiones de política, el mundo es tan dialéctico como en todos los demás de sus aspectos. Por eso es que mientras algunos ven las cosas con toda la seriedad que merecen, otros optan por la apreciación humorística.

Es decir, que junto a las grandes tragedias de la humanidad y los gigantescos triunfos en las ciencias y en las artes, tenemos también las veleidades del mundo político. Y no es que unos movimientos sean erróneos y otros acertados, sino que más bien viene todo junto. Es parte del paquete. Lo bueno, lo malo, lo excelso y lo jocoso.

Y vaya que viéndolo así, en el devenir político de nuestro país ha habido acciones y personajes que de verdad llaman la atención, a veces por su histrionismo, y a veces por sus características personales. Las frivolidades han invadido en repetidas ocasiones el escenario de la política y -no podemos negarlo- ha habido casos en que se han acercado hasta el nivel de carnaval.

Un personaje muy polémico y por demás afamado fue el general Francisco Villa (“¡Ya llegó Pancho Villa que es su padre!”), pero también tenemos al insubstituible Benito Juárez, recio moreno que puso muchas cosas en su lugar. Y al heroico Francisco I. Madero, que ofrendó su vida por la patria. Y de este corte, muchos más.

Pero luego viene algo más especial, con personajes como Miguel Alemán Valdés y Adolfo López Mateos, dueños de un elitismo muy particular y sobre todo el segundo, que en su vida privada tuvo ciertos aires de galán. No pasó mucho tiempo sin que llegara el turno a los egresados de prestigiadas universidades de tipo extranjerizante, que impulsaron la moda tecnócrata.

Aunque enseguida -¡no podía faltar!- tuvimos el salto de un cow boy que con la bandera del panismo, un sombrero texano y botas de tacón, se instaló en Los Pinos durante 6 años. Abriendo paso además en el sexenio siguiente, a un presidente chapado al más puro estilo blanquiazul.

A nivel internacional obviamente las cosas marchaban a la vanguardia en cuanto a las modas y así aparecieron figuras como Golda Meir, Margaret Thatcher, Indira Gandhi y otras más, que cambiaron la historia para que algunos gobiernos marcharan ya no bajo los pantalones de un hombre de estado, sino bajo las faldas de una dama.

En Inglaterra no cantan mal las rancheras, con una Reina que pese a haber concluido su período legal, se ha mantenido contra viento y marea al frente de la corona.

En Estados Unidos, dieron un paso muy singular al llevar a un hombre de color a la presidencia de la República, que fue Barack Obama, quien tuvo la suerte de mantener buen nivel de apoyos y popularidad. Representó algo así como la reafirmación de los derechos de los hoy llamados afroamericanos.

Para estar a tono y volviendo a México, tuvimos en el sexenio pasado, un mandatario de colores -básicamente tricolor- que aparte de muchas otras cosas, tenía fama de play boy.

Y ello pudo haber sido paso importante en el camino para que nos definiéramos de plano como parte del mundo de la farándula, al lanzar a la gubernatura de Morelos al futbolista Cuauhtémoc Blanco; y la actuación de la humorista Carmen Salinas como diputada. Aunque ahí no ha quedado todo, porque hasta el chistosísimo Quico dio a conocer sus aspiraciones a un cargo público y en la actualidad, nada menos que Paquita la del Barrio, se prepara para ocupar una curul en Veracruz, donde deberá aprender rápidamente a parar el dedo. Y ya hay quienes piensan que antes de tomar la palabra en sesión, en lugar de la consabida fórmula “con su venia”, podría ella en un momento de descuido, preguntar “¿Me están oyendo, inútiles?”.

Pues sí, todo esto y mucho más está sucediendo en el mundo de la política, en un panorama que -sin tratar de violar los derechos de autor de don Mario Moreno Reyes-, se podría calificar de “cantinflesco”.

Ahhh… sí, señores…Y todo esto sólo en el afán de “servir a la patria”.


* Periodista