/ miércoles 19 de enero de 2022

Fray Juan Trejo

Perteneció a la Orden de Frailes Menores de la Comunidad Franciscana (OFM), con sede en Zapopan. La añeja basílica de Zapopan, que es la residencia de la imagen de la Virgen de Zapopan y ante la vocación de servir al prójimo y evangelizar haciendo mucho trabajo comunitario, fray Juan Trejo Ávila ganó la licencia de Dios para ser un gran fraile que dejó huella en una docena de estados de la República y en múltiples municipios y comunidades.

Fray Juan nació en el municipio de Troncoso, en Zacatecas en 1945. El 12 de enero del 2021, al concluir su labor en la comunidad de Aldama en el estado de Tamaulipas y regresando a Guadalajara, falleció a pesar de los esfuerzos médicos y el apoyo del señor Fidel Torres Ruíz, quien conserva las birrierías “El Chololo” Campestre y otras. En el estado fronterizo, fieles amigos como la señora Cristina Sánchez, Estela Rosales, José Caps Guerrero, Rosario Sandoval y muchos más amigos y seguidores del ahora fallecido, presenciaron la Misa, que en su honor ofició en la Basílica de Zapopan, el Cardenal Juan Sandoval Iñiguez ante familiares y gente que lo conoció. En estados como Nayarit, Durango y Coahuila, también compartieron la Eucaristía, vía redes con señal de María TV órgano de difusión de la Arquidiócesis de Guadalajara.

Su desempeño como Hermano Franciscano, lo convirtió en un activista religioso y consejero de grupos católicos. Fue Director Espiritual de la Guardia de Honor de la Virgen de Zapopan. En el sector empresarial, tanto local como nacional, sostuvo contactos, sin olvidar a los encargados de los diversos gobiernos estatales, sin importar credos ni colores partidistas. Supo convivir y hacer labor humanitaria con miembros de otras religiones o sectas y con diversos políticos.

Con grandes amigos entre los sacerdotes diocesanos, cardenales, obispos y demás hombres de sotana, construyó y reconstruyó templos, capillas, casas para los hermanos franciscanos en diversos lugares de la República Mexicana sin olvidar la educación, la salud y el mexicano deporte de la Charrería en donde encontró una veta más para su labor evangelizadora al grado de que durante 15 años consecutivos promovió y coordinó una Cabalgata en Honor al ahora San Pablo II que por el mes de mayo, alrededor de la fecha del fallecimiento del Vicario de Cristo en el Vaticano. Fray Juan cabalgaba su inseparable caballo “El Muñeco”. Se reunían cientos de “hombres de a caballo”, como él decía, y cabalgaban desde la Basílica de Zapopan hasta Huentitán unos años y otros al contrario. En los primeros 10, años de esa manifestación en jamelgo, logró ser acompañado por las imágenes de las imágenes de la virgen de Zapopan, Talpa y Santa Anta, e incluso la Reliquia de Primer grado (cabello) de San Juan Pablo II.

Junto con personas de la Colonia Jalisco en Tonalá, Jalisco, como don José Arellano y su apreciable familia, la familia Fernández, Javier Torres Ruíz, (empresario restaurantero especializado en la Birria, el popular Chololo), la siempre altruista familia Orendáin, Arturo Zamora Jiménez, don Rafael “El Paisa”, la familia Yáñez, especialmente don Margarito, Charro y fundador del Lienzo que lleva su nombre y que se ubica en Huentitán, el doctor Amezcua y José Trinidad López. El popular “Marmajas”, don Nico y muchas personas a las cuales les pido perdón porque no retuve sus nombres, pero que siempre estuvieron atentas al llamado de Fray Juan Trejo Ávila entre ellos a Héctor Soto Aréchiga y la señora Mago, ex delegada en la colonia Jalisco. Todos, de una u otra manera, participaron en la Cabalgata mencionada y en un gran proyecto: continuar y concluir la construcción del templo San Gerardo María (de) Mayela, en la colonia Jalisco, en Tonalá. De este municipio, añejas familias de artesanos agricultores, ganaderos, comerciantes y gente de la administración pública, también, fueron o son testigos de la vida y obra de Fray Juan Trejo Ávila quien fue amigo y excelente colaborador del Obispo del Nayar, don Jesús Hernández quien concelebró, junto al cardenal Sandoval Iñiguez, la Misa mencionada, al igual que el Vicario Provincial de los Franciscanos en Zapopan, Evencio Herrera y otros reverendos hermanos seguidores de San Francisco de Asís. El homenajeado fue factor importante en la conmemoración del 50 aniversario de la Prelatura del Nayar en donde convivió con etnias wirrarica y cora, en ocasiones caminando y también a lomo de cuadrúpedo.

Vaya un recuerdo a un hombre de Dios que entregó su vida al sacerdocio, que cumplió, con su apostolado y que, además, era muy versátil porque para evangelizar y educar en cultura general, usaba sus facultades histriónicas, pues en el escenario manipulaba “Frijolito”, un muñeco de ventrílocuo, arte que Fray Juan también dominaba. Y…qué pasa?

* Periodista

Perteneció a la Orden de Frailes Menores de la Comunidad Franciscana (OFM), con sede en Zapopan. La añeja basílica de Zapopan, que es la residencia de la imagen de la Virgen de Zapopan y ante la vocación de servir al prójimo y evangelizar haciendo mucho trabajo comunitario, fray Juan Trejo Ávila ganó la licencia de Dios para ser un gran fraile que dejó huella en una docena de estados de la República y en múltiples municipios y comunidades.

Fray Juan nació en el municipio de Troncoso, en Zacatecas en 1945. El 12 de enero del 2021, al concluir su labor en la comunidad de Aldama en el estado de Tamaulipas y regresando a Guadalajara, falleció a pesar de los esfuerzos médicos y el apoyo del señor Fidel Torres Ruíz, quien conserva las birrierías “El Chololo” Campestre y otras. En el estado fronterizo, fieles amigos como la señora Cristina Sánchez, Estela Rosales, José Caps Guerrero, Rosario Sandoval y muchos más amigos y seguidores del ahora fallecido, presenciaron la Misa, que en su honor ofició en la Basílica de Zapopan, el Cardenal Juan Sandoval Iñiguez ante familiares y gente que lo conoció. En estados como Nayarit, Durango y Coahuila, también compartieron la Eucaristía, vía redes con señal de María TV órgano de difusión de la Arquidiócesis de Guadalajara.

Su desempeño como Hermano Franciscano, lo convirtió en un activista religioso y consejero de grupos católicos. Fue Director Espiritual de la Guardia de Honor de la Virgen de Zapopan. En el sector empresarial, tanto local como nacional, sostuvo contactos, sin olvidar a los encargados de los diversos gobiernos estatales, sin importar credos ni colores partidistas. Supo convivir y hacer labor humanitaria con miembros de otras religiones o sectas y con diversos políticos.

Con grandes amigos entre los sacerdotes diocesanos, cardenales, obispos y demás hombres de sotana, construyó y reconstruyó templos, capillas, casas para los hermanos franciscanos en diversos lugares de la República Mexicana sin olvidar la educación, la salud y el mexicano deporte de la Charrería en donde encontró una veta más para su labor evangelizadora al grado de que durante 15 años consecutivos promovió y coordinó una Cabalgata en Honor al ahora San Pablo II que por el mes de mayo, alrededor de la fecha del fallecimiento del Vicario de Cristo en el Vaticano. Fray Juan cabalgaba su inseparable caballo “El Muñeco”. Se reunían cientos de “hombres de a caballo”, como él decía, y cabalgaban desde la Basílica de Zapopan hasta Huentitán unos años y otros al contrario. En los primeros 10, años de esa manifestación en jamelgo, logró ser acompañado por las imágenes de las imágenes de la virgen de Zapopan, Talpa y Santa Anta, e incluso la Reliquia de Primer grado (cabello) de San Juan Pablo II.

Junto con personas de la Colonia Jalisco en Tonalá, Jalisco, como don José Arellano y su apreciable familia, la familia Fernández, Javier Torres Ruíz, (empresario restaurantero especializado en la Birria, el popular Chololo), la siempre altruista familia Orendáin, Arturo Zamora Jiménez, don Rafael “El Paisa”, la familia Yáñez, especialmente don Margarito, Charro y fundador del Lienzo que lleva su nombre y que se ubica en Huentitán, el doctor Amezcua y José Trinidad López. El popular “Marmajas”, don Nico y muchas personas a las cuales les pido perdón porque no retuve sus nombres, pero que siempre estuvieron atentas al llamado de Fray Juan Trejo Ávila entre ellos a Héctor Soto Aréchiga y la señora Mago, ex delegada en la colonia Jalisco. Todos, de una u otra manera, participaron en la Cabalgata mencionada y en un gran proyecto: continuar y concluir la construcción del templo San Gerardo María (de) Mayela, en la colonia Jalisco, en Tonalá. De este municipio, añejas familias de artesanos agricultores, ganaderos, comerciantes y gente de la administración pública, también, fueron o son testigos de la vida y obra de Fray Juan Trejo Ávila quien fue amigo y excelente colaborador del Obispo del Nayar, don Jesús Hernández quien concelebró, junto al cardenal Sandoval Iñiguez, la Misa mencionada, al igual que el Vicario Provincial de los Franciscanos en Zapopan, Evencio Herrera y otros reverendos hermanos seguidores de San Francisco de Asís. El homenajeado fue factor importante en la conmemoración del 50 aniversario de la Prelatura del Nayar en donde convivió con etnias wirrarica y cora, en ocasiones caminando y también a lomo de cuadrúpedo.

Vaya un recuerdo a un hombre de Dios que entregó su vida al sacerdocio, que cumplió, con su apostolado y que, además, era muy versátil porque para evangelizar y educar en cultura general, usaba sus facultades histriónicas, pues en el escenario manipulaba “Frijolito”, un muñeco de ventrílocuo, arte que Fray Juan también dominaba. Y…qué pasa?

* Periodista