A semanas de agotarse el periodo de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, la obligada evaluación de su gestión obliga a hacer un corte de caja y preguntarnos:
¿Los miembros del gabinete presidencial tuvieron menos lujos, costaron menos que los del sexenio anterior? ¿quién pagaba su alimentación, combustible, telefonía, viáticos, gastos “de representación”, fondos revolventes, personal de apoyo como choferes y auxiliares? ¿Fue menos caro, abusivo o excesivo que en el sexenio anterior?
La corrupción imperante en el país desde hace décadas ¿fue combatida con eficacia? ¿Cuántas personas en la cárcel? ¿Cuánto dinero se recuperó y en que se utilizó? ¿en el IMSS ya no hay fraudes con las pensiones y jubilaciones, con las cuotas patronales, con las multas y auditorías a los empresarios de México? ¿no hay corrupción en PEMEX, en la CFE? Los contratistas que trabajaron con este gobierno ¿Obtuvieron su contrato por licitación? ¿No repartieron moches como antes? ¿Hay transparencia en que se gastó, a quién se contrató, cuánto costó y como se recibió en cuanto a calidad, condiciones y tiempo? ¿En el SAT no hay cacería de brujas y persecución de opositores? ¿No es discrecional la condonación de impuestos y pagos?
La obra pública que este gobierno realizó ¿No tuvo sobreprecios? ¿Contrataron a la mejor opción en precio, calidad, servicio y atención en el mercado o se beneficiaron a amigos y parientes? ¿Se acabó el influyentismo? La cúpula del gobierno y de su partido, Morena ¿No metió a trabajar a toda su familia y amigos, incluso personas sin capacidad ni aptitud, pero que obedecían absolutamente a una línea de disciplina partidista? ¿Hay ahora servicio civil de carrera? ¿Se concursan las plazas vacantes para que cualquier mexicano pueda acceder a trabajar en el gobierno?
Los tiempos de espera en los servicios al público durante este sexenio ¿Se agilizaron? ¿hay menos tramites burocráticos? ¿Son más baratos? ¿Los servicios de salud que proporciona el gobierno federal ¿Mejoraron en algo? ¿Hay suficiente abasto de medicamentos? ¿Mejor atención médica? La vacunación en México ¿Mejoró durante este sexenio en cobertura? ¿Hay vacunas suficientes contra enfermedades que son alerta epidemiológica, como el sarampión?
Los empleados de gobierno, empezando por sus jefes, los funcionarios del gobierno federal ¿Trabajan más que los anteriores? ¿Cobran menos? ¿No reciben estímulos económicos adicionales a su sueldo? ¿En qué son diferentes a sus similares del sexenio anterior? Los “nuevos” políticos ¿Son más honestos que los anteriores? ¿Trabajaron mejor? ¿Nos hicieron sentir orgullosos de ellos o son iguales que sus similares del sexenio anterior o anterior al anterior?
Más allá de los discursos ¿En qué son diferentes los de ahora con los anteriores? ¿Son menos corruptos? ¿Son más calificados? ¿Son más rápidos? ¿Hay mejor calidad en lo que hace este gobierno que lo que hizo el anterior o el anterior al anterior? Comparado con los sexenios anteriores ¿Se mejoró en algo la calidad educativa de la infancia, adolescencia y juventud mexicana? ¿Se impulsó significativamente la práctica del deporte, se apoyó a los deportistas de alto rendimiento, se mejoró en la obtención de medallas en juegos deportivos internacionales, centro, panamericanos, olimpiadas o campeonatos mundiales por especialidad o disciplina?
La seguridad pública en México ¿Es mejor o peor que hace 6 años? ¿Se persigue a los narcotraficantes? ¿Se acabó el cobro de plaza para empresas, fabricas, industrias y comerciantes? ¿Las carreteras de México son seguras? El miedo de recorrer las carreteras ¿Disminuyó o aumento en los últimos 6 años? ¿Tuvo necesidad de comprar chapas, cerraduras, protecciones, mallas, alambrados o iluminación exterior como consecuencia de la inseguridad creciente por su casa y colonia?
Quisiera me compartieran sus respuestas. Evaluar a un gobierno, más allá de la pasión, de la reputación y del personaje que la encabeza, exige respuestas claras, objetivas, frías y contundentes. De entrada, si o no, podría llevarnos a respuestas cercanas a la unanimidad en el sentido discordante con la emoción y la aprobación popular no razonada del gobierno por concluir. Si no aprendemos a exigirle a nuestros gobernantes, las respuestas siguientes se parecerán a las actuales, con el riesgo de agravarse de manera crónica y causar mayores estragos.