/ miércoles 3 de noviembre de 2021

Fácil, la apertura democrática

Pocas veces como ahora están dadas las condiciones para que la apertura democrática se convierta fácilmente en un acto que venga a dar vigencia al sano y productivo matrimonio entre pueblo y gobierno.

¿Por qué existe en este momento esa facilidad para convertir en un sistema de trabajo, la acción conjunta de gobernantes y gobernados?

Simplemente porque de un tiempo a esta parte, las necesidades de la población, o sea la voluntad popular, se expone cotidianamente en las calles y otros sitios públicos de la urbe.

O sea que no hay necesidad de hacer auscultaciones tan grandes ni consultas populares muy amplias, para saber cuál es el sentir de la población, pues basta con atender lo que cotidianamente están exponiendo los ciudadanos de los diferentes sectores.

Claro que en un propósito de análisis, el asunto podría verse desde dos ángulos: el positivo y el negativo. El negativo sería la posibilidad de que las demandas populares se acallaran por una actitud de enfrentamiento, o simplemente se hiciera caso omiso de ellas asumiendo una dirección unilateral de la actuación oficial. El positivo es el que ya apuntamos: de que el aparato publico se convierta en receptor de los clamores y los transforme en parte de los programas oficiales existentes.

Entonces, la conclusión lógica sería que de ninguna manera, los protagonistas podemos ser negativos, porque eso va contra los intereses de todos. Pero sí podemos ser positivos, porque esa es la manera de que se avanza en la lucha por la vida.

Esto, como ya señalamos anteriormente, sería hoy fácil porque las necesidades de la gente se exponen públicamente día con día. Y por cierto, los medios informativos formamos parte de este fenómeno, al publicar lo que acontece y funcionar como transmisores de esos llamados. Así como de las respuestas que se dan.

Las posibilidades están dadas, como los observadores fácilmente lo han advertido. La conexión es fácil. Recurriendo a un símil, tenemos un contacto eléctrico libre en la pared y un enchufe por un lado. El contacto sería la voluntad popular, que da paso a la corriente eléctrica. El enchufe estaría ligado a un cable, y éste a un aparato, que sería el aparato oficial, listo para entrar en funciones apenas se conecte a la corriente eléctrica. La voluntad política impulsada por la voluntad popular.

La gente piensa que conectar el enchufe podría ayudar bastante a fortalecer el clima de armonía que requerimos para frenar desatinos y apresurar la marcha hacia adelante.

* Periodista

Pocas veces como ahora están dadas las condiciones para que la apertura democrática se convierta fácilmente en un acto que venga a dar vigencia al sano y productivo matrimonio entre pueblo y gobierno.

¿Por qué existe en este momento esa facilidad para convertir en un sistema de trabajo, la acción conjunta de gobernantes y gobernados?

Simplemente porque de un tiempo a esta parte, las necesidades de la población, o sea la voluntad popular, se expone cotidianamente en las calles y otros sitios públicos de la urbe.

O sea que no hay necesidad de hacer auscultaciones tan grandes ni consultas populares muy amplias, para saber cuál es el sentir de la población, pues basta con atender lo que cotidianamente están exponiendo los ciudadanos de los diferentes sectores.

Claro que en un propósito de análisis, el asunto podría verse desde dos ángulos: el positivo y el negativo. El negativo sería la posibilidad de que las demandas populares se acallaran por una actitud de enfrentamiento, o simplemente se hiciera caso omiso de ellas asumiendo una dirección unilateral de la actuación oficial. El positivo es el que ya apuntamos: de que el aparato publico se convierta en receptor de los clamores y los transforme en parte de los programas oficiales existentes.

Entonces, la conclusión lógica sería que de ninguna manera, los protagonistas podemos ser negativos, porque eso va contra los intereses de todos. Pero sí podemos ser positivos, porque esa es la manera de que se avanza en la lucha por la vida.

Esto, como ya señalamos anteriormente, sería hoy fácil porque las necesidades de la gente se exponen públicamente día con día. Y por cierto, los medios informativos formamos parte de este fenómeno, al publicar lo que acontece y funcionar como transmisores de esos llamados. Así como de las respuestas que se dan.

Las posibilidades están dadas, como los observadores fácilmente lo han advertido. La conexión es fácil. Recurriendo a un símil, tenemos un contacto eléctrico libre en la pared y un enchufe por un lado. El contacto sería la voluntad popular, que da paso a la corriente eléctrica. El enchufe estaría ligado a un cable, y éste a un aparato, que sería el aparato oficial, listo para entrar en funciones apenas se conecte a la corriente eléctrica. La voluntad política impulsada por la voluntad popular.

La gente piensa que conectar el enchufe podría ayudar bastante a fortalecer el clima de armonía que requerimos para frenar desatinos y apresurar la marcha hacia adelante.

* Periodista