/ sábado 27 de octubre de 2018

Eso no se puede llamar consulta

  • “No hay gobierno popular. Gobernar es crear descontentos” -Anatole France


Las consultas como ejercicios de opinión pueden ser valiosos. Como mexicanos que vivimos la transición democrática, sabemos cómo fue el pasado de nuestro país en donde hablar con libertad no era posible. Sin embargo, enfrentamos problemas complejos hoy en día que requieren tomar medidas serias para resolverlos. Vale la pena ver si la consulta del NAICM es un ejercicio que nos ayudará para eso.

La democracia participativa es buena. Muchos de los países que admiramos la practican de una forma o de la otra, desde el Town Hall estadounidense en donde se llama a cuentas directamente a los representantes en un ejercicio cara a cara, hasta la manera en la que el parlamento inglés somete a consideración un asunto o iniciativa si reúne suficientes votos en su página oficial de Internet. Todos estos ejemplos comparten una cosa: son vinculantes. La gente ve reflejada su opinión en mecanismos claros que están contemplados en la ley.

Ya hemos hablado acerca de lo lejos que estuvieron los foros de consulta de paz de lograr su objetivo de escucha. Ahora, nos enfrentamos a un problema mucho mayor: un gran proyecto de infraestructura que ya ha comenzado, envuelto en una discusión acerca de continuarlo, con todas las dificultades de construir sobre el antiguo lago de Texcoco o cancelarlo, con todos los costos y el daño a la reputación internacional de México que ello implica.

Para que podamos resolver este dilema mediante una gobernanza efectiva y de la mano de la gente, se necesitan varias cosas. La primera, es que el gobierno entrante hable claro acerca de qué hará con los resultados de la consulta. Sus mensajes hasta ahora han sido ambiguos y nadie sabe qué esperar si resulta que debemos de cancelar Texcoco o qué pasará con los simpatizantes del presidente electo si gana la opción de continuar con el nuevo aeropuerto.

Segunda condición es que la consulta debe tener un sólido fundamento legal. Sólo así se calmarán los miedos de quienes creen que el resultado de la consulta solamente será tomado en cuenta si favorece al presidente electo o si le dan una salida fácil para escaparse de la responsabilidad de elegir si continúa el aeropuerto o no.

Las consultas y referendos han sido exitosos en algunas partes del mundo. En 2011, el primer país del mundo ganó su independencia a través de uno fue Sudán. También, mediante referendo se aprobó la constitución europea. Vimos además como un referéndum como el del Brexit ha causado enormes problemas a un gobierno por no tener una ruta clara de un resultado que no le favorece. Por último, tenemos ejemplos muy negativos en Venezuela. Sin embargo, todos comparten una cosa: consecuencias concretas para los gobernantes y sus pueblos. Si no encontramos cómo crear nuestro propio ejemplo de buena gobernanza para el NAICM, las consecuencias las sufriremos nosotros.

* Secretario General PAN Guadalajara


  • “No hay gobierno popular. Gobernar es crear descontentos” -Anatole France


Las consultas como ejercicios de opinión pueden ser valiosos. Como mexicanos que vivimos la transición democrática, sabemos cómo fue el pasado de nuestro país en donde hablar con libertad no era posible. Sin embargo, enfrentamos problemas complejos hoy en día que requieren tomar medidas serias para resolverlos. Vale la pena ver si la consulta del NAICM es un ejercicio que nos ayudará para eso.

La democracia participativa es buena. Muchos de los países que admiramos la practican de una forma o de la otra, desde el Town Hall estadounidense en donde se llama a cuentas directamente a los representantes en un ejercicio cara a cara, hasta la manera en la que el parlamento inglés somete a consideración un asunto o iniciativa si reúne suficientes votos en su página oficial de Internet. Todos estos ejemplos comparten una cosa: son vinculantes. La gente ve reflejada su opinión en mecanismos claros que están contemplados en la ley.

Ya hemos hablado acerca de lo lejos que estuvieron los foros de consulta de paz de lograr su objetivo de escucha. Ahora, nos enfrentamos a un problema mucho mayor: un gran proyecto de infraestructura que ya ha comenzado, envuelto en una discusión acerca de continuarlo, con todas las dificultades de construir sobre el antiguo lago de Texcoco o cancelarlo, con todos los costos y el daño a la reputación internacional de México que ello implica.

Para que podamos resolver este dilema mediante una gobernanza efectiva y de la mano de la gente, se necesitan varias cosas. La primera, es que el gobierno entrante hable claro acerca de qué hará con los resultados de la consulta. Sus mensajes hasta ahora han sido ambiguos y nadie sabe qué esperar si resulta que debemos de cancelar Texcoco o qué pasará con los simpatizantes del presidente electo si gana la opción de continuar con el nuevo aeropuerto.

Segunda condición es que la consulta debe tener un sólido fundamento legal. Sólo así se calmarán los miedos de quienes creen que el resultado de la consulta solamente será tomado en cuenta si favorece al presidente electo o si le dan una salida fácil para escaparse de la responsabilidad de elegir si continúa el aeropuerto o no.

Las consultas y referendos han sido exitosos en algunas partes del mundo. En 2011, el primer país del mundo ganó su independencia a través de uno fue Sudán. También, mediante referendo se aprobó la constitución europea. Vimos además como un referéndum como el del Brexit ha causado enormes problemas a un gobierno por no tener una ruta clara de un resultado que no le favorece. Por último, tenemos ejemplos muy negativos en Venezuela. Sin embargo, todos comparten una cosa: consecuencias concretas para los gobernantes y sus pueblos. Si no encontramos cómo crear nuestro propio ejemplo de buena gobernanza para el NAICM, las consecuencias las sufriremos nosotros.

* Secretario General PAN Guadalajara