Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a mediados de 2015, dijo que en elecciones del 2018, él triunfaría para presidente de la República, con el voto de 30 millones de ciudadanos.
El gobierno de la República (GR), empresarios, y personas interesadas en la continuación del sistema político neoliberal-tecnócrata, que se estableció desde 1982 con Miguel de la Madrid Hurtado (MMH) “lo tiraron a loco”, pero AMLO sabía lo que traía entre manos, porque ya había hecho giras por toda la República, sin dejar de visitar ni un solo pueblo, ni un solo municipio.
Para estas elecciones ya había organizado y registrado el partido “Movimiento de Regeneración Nacional” (MORENA) y sus giras por el país, eran en su carácter de presidente de este nuevo partido.
Para las elecciones de 2018 AMLO se portó más abierto a coaligarse con personas y partidos para “atraer más votación de la ciudadanía” y así se formó la coalición de partidos “Juntos haremos historia”, misma que fue registrada para competir en la candidatura para la presidencia. El sistema político lo criticó por atraer a personas como Tatiana Clouthier (TC), hija del otrora -1988- candidato del Partido de Acción Nacional (PAN) Manuel J. Clouthier. También se le criticó por haber admitido en su coalición al Partido del Encuentro Social (PES). En relación al Partido del Trabajo (PT), no se le criticó tanto, por ser más afín con su modo político de pensar y actuar.
Durante el desarrollo formal de campañas políticas, el GR, sus adversarios aspirantes al mismo cargo, como José Antonio Meade Kuribreña (JAMK) postulado por la coalición integrada por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y el Partido Nueva Alianza (PANAL) y Ricardo Anaya Cortés (RAC) postulado por la coalición Partido de Acción Nacional (PAN), Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano (MC), así como destacados empresarios, se dedicaron a hacerle “guerra sucia” a AMLO, creyendo que con eso iban a cambiar la intención del voto de la ciudadanía, teniendo esperanza que los indecisos a la hora de la hora votaran por JAMK o por RAC.
El día 1 de Julio de 2018, a la mayoría de electores del padrón les pasaba lo mismo que a la escritora Elena Poniatowska: que su sueño de años era que un día AMLO triunfara y fuera presidente de la República, y como dijo Juan Ramón de la Fuente, exrector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) el día de la elección se produjo una “catarsis colectiva” y en la elección “el voto fue terapéutico”, y se cumplió la profecía de 2015 de AMLO, que 30 millones de mexicanos votarían por él, por sus propuestas encaminadas a acabar con la corrupción; impunidad; inseguridad pública; mentiras del GR; enriquecimiento inexplicable de una élite de funcionarios y empleados públicos y empresarios aliados con ellos; etc., por ello el 53.19% votaron por su fórmula. Por la coalición de RAC, votó el 22.8%, y por la coalición de JAMK, entre 16.3%, el Bronco 5%, de tal manera que no existió la menor duda de quien fue el triunfador de las elecciones; votación general que equivale al 97.29% del padrón electoral.
La ciudadanía no quería que pasara lo de 2006, que le robaron a AMLO las elecciones por estar tan cerradas y se las dieron al PAN.
¿Aprenderían la lección?
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