/ miércoles 5 de diciembre de 2018

Entorno / Doctor Mario Rivas Souza

El doctor Jaime F. Andrade Villanueva rector del Centro Universitario de Ciencias de la Salud, expresó durante la guardia de honor que rindieron los rectores de los centros universitarios de la Universidad de Guadalajara un mensaje académico en presencia de familiares, amigos, y universitarios que se dieron cita en el paraninfo Enrique Díaz de León de la UdeG en homenaje póstumo al doctor Mario Rivas Souza: “Hoy es un día en que estamos juntos pero que tal vez preferiríamos mantener en el olvido, una ocasión de reflexión que nos congrega y nos invita a mantener vigente el lema que, como en el caso de la memoria del hombre que honramos, aspiramos a que se convierta, como en él, en un imperativo ético y en inestimable guía: Piensa y trabaja”.

Este 30 de noviembre el paraninfo Enrique Díaz de León ha sido testigo del homenaje póstumo que le rindió al doctor Mario Rivas Souza, un científico de la medicina que trabajó y pensó siempre en la disciplina de la medicina forense, hombre con reconocimientos académicos en el estado de Jalisco, así como en el extranjero, pionero de la medicina forense.

Por conocidos, de más está hablar de sus méritos, que fueron múltiples y diversos, que se esparcieron a través de una vida larga y fecunda, que por igual aderezaron una trayectoria profesional productiva y generosa. De más está expresar también que obtuvo muchos reconocimientos a su trabajo y que recibió las máximas condecoraciones que otorga nuestra Universidad para distinguir las virtudes y cualidades más altas de los miembros de la comunidad, el magisterio emérito y el doctorado honoris causa. Este doble y raro privilegio es evidencia que resalta aún más algunos preclaros rasgos de su personalidad como su don de gentes y su bonhomía pero, sobre todo, que sirve para preponderar su compromiso irreductible y su apasionado amor a toda prueba por esta institución universitaria, su casa a la que siempre amó y expresó como máximo sentimiento como es el amor a la Universidad de Guadalajara quién se sentía orgulloso de haber egresado de las aulas de la antigua escuela de medicina salones que nunca abandonó como profesor docente y quien manifestaba una conducta recta y honorable.

Médico y maestro, científico y servidor público, figura mediática y ciudadano común, supo manifestar su liderazgo sobre todo en los círculos entrañables de la familia, los amigos y los discípulos, que reconocieron su saber y abrevaron de su sabiduría, mucho más valiosa porque la supo dispensar de manera espontánea y sin jactancia. Consiguió el afecto de su familia y la amistad de sus amigos, no recibiendo favores, sino haciéndolos, devolviendo el beneficio, no con miras a alcanzar el agradecimiento sino en la actitud de pagar una deuda, no como resultado de un cálculo sobre la conveniencia del apego sino ejerciendo el altruismo que nace de la libertad de elección.

Hombre práctico y riguroso, la cercanía cotidiana con la Muerte, su objeto de estudio y la fuente principal de su labor, antes que volverlo indiferente, moldeó su carácter y acendró su espíritu humano afincado en la solidaridad y la empatía con el dolor ajeno.

Quiero hacer propias las palabras de un filósofo griego cuando dijo: “La tumba de los grandes hombres es la Tierra entera: de ellos nos habla no sólo una inscripción sobre sus lápidas sepulcrales; también pervive su recuerdo, grabado no en un monumento, sino, sin palabras, en el espíritu de cada hombre”.

No es otra cosa lo que nos ha legado el doctor Mario Rivas Souza, a quien por última vez honramos este día en la casa que fue suya, en esta nuestra casa.

Descanse en paz. Hasta siempre, querido Maestro.


Profesor de Derecho de la Universidad de Guadalajara y Miembro fundador de la Asociación Nacional de Doctores en Derecho. Capítulo Jalisco.

antonio_dejesus@hotmail.com


twitter @mendozaAntoio �


El doctor Jaime F. Andrade Villanueva rector del Centro Universitario de Ciencias de la Salud, expresó durante la guardia de honor que rindieron los rectores de los centros universitarios de la Universidad de Guadalajara un mensaje académico en presencia de familiares, amigos, y universitarios que se dieron cita en el paraninfo Enrique Díaz de León de la UdeG en homenaje póstumo al doctor Mario Rivas Souza: “Hoy es un día en que estamos juntos pero que tal vez preferiríamos mantener en el olvido, una ocasión de reflexión que nos congrega y nos invita a mantener vigente el lema que, como en el caso de la memoria del hombre que honramos, aspiramos a que se convierta, como en él, en un imperativo ético y en inestimable guía: Piensa y trabaja”.

Este 30 de noviembre el paraninfo Enrique Díaz de León ha sido testigo del homenaje póstumo que le rindió al doctor Mario Rivas Souza, un científico de la medicina que trabajó y pensó siempre en la disciplina de la medicina forense, hombre con reconocimientos académicos en el estado de Jalisco, así como en el extranjero, pionero de la medicina forense.

Por conocidos, de más está hablar de sus méritos, que fueron múltiples y diversos, que se esparcieron a través de una vida larga y fecunda, que por igual aderezaron una trayectoria profesional productiva y generosa. De más está expresar también que obtuvo muchos reconocimientos a su trabajo y que recibió las máximas condecoraciones que otorga nuestra Universidad para distinguir las virtudes y cualidades más altas de los miembros de la comunidad, el magisterio emérito y el doctorado honoris causa. Este doble y raro privilegio es evidencia que resalta aún más algunos preclaros rasgos de su personalidad como su don de gentes y su bonhomía pero, sobre todo, que sirve para preponderar su compromiso irreductible y su apasionado amor a toda prueba por esta institución universitaria, su casa a la que siempre amó y expresó como máximo sentimiento como es el amor a la Universidad de Guadalajara quién se sentía orgulloso de haber egresado de las aulas de la antigua escuela de medicina salones que nunca abandonó como profesor docente y quien manifestaba una conducta recta y honorable.

Médico y maestro, científico y servidor público, figura mediática y ciudadano común, supo manifestar su liderazgo sobre todo en los círculos entrañables de la familia, los amigos y los discípulos, que reconocieron su saber y abrevaron de su sabiduría, mucho más valiosa porque la supo dispensar de manera espontánea y sin jactancia. Consiguió el afecto de su familia y la amistad de sus amigos, no recibiendo favores, sino haciéndolos, devolviendo el beneficio, no con miras a alcanzar el agradecimiento sino en la actitud de pagar una deuda, no como resultado de un cálculo sobre la conveniencia del apego sino ejerciendo el altruismo que nace de la libertad de elección.

Hombre práctico y riguroso, la cercanía cotidiana con la Muerte, su objeto de estudio y la fuente principal de su labor, antes que volverlo indiferente, moldeó su carácter y acendró su espíritu humano afincado en la solidaridad y la empatía con el dolor ajeno.

Quiero hacer propias las palabras de un filósofo griego cuando dijo: “La tumba de los grandes hombres es la Tierra entera: de ellos nos habla no sólo una inscripción sobre sus lápidas sepulcrales; también pervive su recuerdo, grabado no en un monumento, sino, sin palabras, en el espíritu de cada hombre”.

No es otra cosa lo que nos ha legado el doctor Mario Rivas Souza, a quien por última vez honramos este día en la casa que fue suya, en esta nuestra casa.

Descanse en paz. Hasta siempre, querido Maestro.


Profesor de Derecho de la Universidad de Guadalajara y Miembro fundador de la Asociación Nacional de Doctores en Derecho. Capítulo Jalisco.

antonio_dejesus@hotmail.com


twitter @mendozaAntoio �