/ miércoles 12 de mayo de 2021

Empresarios, con emoción social

Hablábamos en nuestra columna anterior, de la manera en que los procesos políticos han ido cambiando con el curso del tiempo. Y que ha quedado atrás aquella época del PRI en que se practicaba la democracia representativa, otorgando posiciones dentro del aparato público, a personajes emanados de los sectores obrero, campesino y popular. Para dar paso a una partidocracia en que las posiciones se otorgan a miembros de los pequeños partidos que se disputan los cargos dentro del gobierno. Y para crear una inercia en que también se abren espacios en la administración pública, a hombres pertenecientes al sector negocios.

Claro que estos asuntos de las elecciones y la política, la gente los ve con interés, reaccionando a la amplia difusión que se da a estos programas que tienen lugar cada 3 años. Se le pone atención a esto, aunque sin olvidar la gran cantidad de problemas y crecientes necesidades, que atosigan a gran parte de la población. Y más bien relacionando una cosa con otra.

Los electores sienten que los comicios son una oportunidad para romper la inercia de inefectividad del aparato gubernamental que se ha estado sufriendo en los últimos tiempos, y emprender una lucha en que para empezar, se detenga el retroceso en el que estamos siendo arrastrados año tras año; para poder siquiera tomar aliento y divisar un futuro mejor. Que haya un horizonte despejado y no una visión de dudas y temores.

Ahora bien, dentro de todo este contexto, tenemos el asunto de la intervención de empresarios en el quehacer público, que algunos ven con recelo, pero que podría convertirse en algo positivo si estos personajes actúan con la responsabilidad que la situación reclama.

Recordamos que con el método representativo, los ocupantes de puestos públicos tenían la supuesta encomienda de defender desde el poder, los intereses de sus representados. Y si esto sucediera así en el caso de los empresarios, ello sería bueno para su sector, pero no se sabe si sucedería lo mismo con el resto de la población.

Los observadores han advertido que hasta ahora, algunos empresarios que realizan campaña como candidatos a puestos públicos, han ofrecido entre otras cosas, apoyos a mujeres empresarias y a jóvenes emprendedores, lo que habla de las ideas que los animan, dada su condición económica y social. Empero, también han tenido tiempo para entablar pláticas respecto a problemas que aquejan al resto de la sociedad, como son en estos momentos, la lacerante inseguridad pública en que se vive y las deficiencias en los servicios que se prestan a la ciudadanía, como es para empezar, el suministro de agua potable.

Y ahí es donde supuestamente los electores van a hacer hincapié, aprovechando el diálogo que se ha abierto entre aspirantes y ciudadanos.

Los empresarios o quienes sean, que aspiran a puestos en el gobierno, tendrían que estar de acuerdo en que al llegar al poder, su obligación será ponerse al servicio de la población. Se puede servir al sector a que pertenecen, pero al mismo tiempo ayudar a los demás.

Los observadores proponen que haya un pacto en este sentido entre candidatos y electores, para dar formalidad al acuerdo: Yo voto por ti y luego tú me ayudas. Pero de veras, no de dientes para afuera.

Y no estará mal, pues ahora que han quedado atrás aquellos tiempos de lucha de clases y otras cosas parecidas, podría darse nueva vida al ideal de la cooperación. ¡Es tan vieja, pero al mismo tiempo tan cierta, esa sentencia de que vale más la unidad que la división! Y eso, en beneficio de todos. Nadie pierde; todos ganamos.

Ayudarnos unos a otros… ¿qué nos cuesta?

* Periodista

Hablábamos en nuestra columna anterior, de la manera en que los procesos políticos han ido cambiando con el curso del tiempo. Y que ha quedado atrás aquella época del PRI en que se practicaba la democracia representativa, otorgando posiciones dentro del aparato público, a personajes emanados de los sectores obrero, campesino y popular. Para dar paso a una partidocracia en que las posiciones se otorgan a miembros de los pequeños partidos que se disputan los cargos dentro del gobierno. Y para crear una inercia en que también se abren espacios en la administración pública, a hombres pertenecientes al sector negocios.

Claro que estos asuntos de las elecciones y la política, la gente los ve con interés, reaccionando a la amplia difusión que se da a estos programas que tienen lugar cada 3 años. Se le pone atención a esto, aunque sin olvidar la gran cantidad de problemas y crecientes necesidades, que atosigan a gran parte de la población. Y más bien relacionando una cosa con otra.

Los electores sienten que los comicios son una oportunidad para romper la inercia de inefectividad del aparato gubernamental que se ha estado sufriendo en los últimos tiempos, y emprender una lucha en que para empezar, se detenga el retroceso en el que estamos siendo arrastrados año tras año; para poder siquiera tomar aliento y divisar un futuro mejor. Que haya un horizonte despejado y no una visión de dudas y temores.

Ahora bien, dentro de todo este contexto, tenemos el asunto de la intervención de empresarios en el quehacer público, que algunos ven con recelo, pero que podría convertirse en algo positivo si estos personajes actúan con la responsabilidad que la situación reclama.

Recordamos que con el método representativo, los ocupantes de puestos públicos tenían la supuesta encomienda de defender desde el poder, los intereses de sus representados. Y si esto sucediera así en el caso de los empresarios, ello sería bueno para su sector, pero no se sabe si sucedería lo mismo con el resto de la población.

Los observadores han advertido que hasta ahora, algunos empresarios que realizan campaña como candidatos a puestos públicos, han ofrecido entre otras cosas, apoyos a mujeres empresarias y a jóvenes emprendedores, lo que habla de las ideas que los animan, dada su condición económica y social. Empero, también han tenido tiempo para entablar pláticas respecto a problemas que aquejan al resto de la sociedad, como son en estos momentos, la lacerante inseguridad pública en que se vive y las deficiencias en los servicios que se prestan a la ciudadanía, como es para empezar, el suministro de agua potable.

Y ahí es donde supuestamente los electores van a hacer hincapié, aprovechando el diálogo que se ha abierto entre aspirantes y ciudadanos.

Los empresarios o quienes sean, que aspiran a puestos en el gobierno, tendrían que estar de acuerdo en que al llegar al poder, su obligación será ponerse al servicio de la población. Se puede servir al sector a que pertenecen, pero al mismo tiempo ayudar a los demás.

Los observadores proponen que haya un pacto en este sentido entre candidatos y electores, para dar formalidad al acuerdo: Yo voto por ti y luego tú me ayudas. Pero de veras, no de dientes para afuera.

Y no estará mal, pues ahora que han quedado atrás aquellos tiempos de lucha de clases y otras cosas parecidas, podría darse nueva vida al ideal de la cooperación. ¡Es tan vieja, pero al mismo tiempo tan cierta, esa sentencia de que vale más la unidad que la división! Y eso, en beneficio de todos. Nadie pierde; todos ganamos.

Ayudarnos unos a otros… ¿qué nos cuesta?

* Periodista