/ miércoles 20 de octubre de 2021

El pato que no es ilegal, pero es inmoral

La bandera anticorrupción que se ondea desde Palacio Nacional quedó salpicada de pato pekinés (o pekin duck) durante el fin de semana. Me refiero al caso Lozoya y la cena en la que se le vio tan tranquilo. A partir de todo este entramado introduciré una mirada de mediano plazo, y para no caer en los análisis que ya circulan, propongo contrastar con algunos datos del informe Latinobarómetro 2021, un estudio de opinión pública anual que evalúa 18 países de América Latina.

Como era de esperarse, el lunes 11 de octubre durante la mañanera, se cuestionó al presidente sobre el ex director de PEMEX, quien acusado de recibir sobornos millonarios en el caso Odebrecht, se encuentra en calidad de testigo protegido. En la reacción del ejecutivo, hubo un llamado dirigido a la Fiscalía General de la República (FGR) para informar. En esa respuesta, la institución que encabeza Alejandro Gertz Manero se limitó a decir que el imputado cuenta con un plazo que vence el próximo 3 de noviembre para presentar pruebas a su favor.

Ahora introduzcamos otra variable. De acuerdo con datos del Latinobarómetro, ante la pregunta expresa: ¿Cuanto cree usted que se ha progresado en reducir la corrupción en las instituciones del Estado en estos últimos 2 años? El promedio en la región arrojó 29 puntos porcentuales. México se ubicó en 33, lo que coloca al país en el quinto lugar sobre las 18 naciones que incluye la medición.

El resultado sobre la pregunta es alentador respecto a la percepción ciudadana, pero será importante volver a este dato una vez que se exista alguna resolución sobre el caso Lozoya. Ya que, la representación de toda esta trama, tiene el potencial de confrontar al gobierno de AMLO con sí mismo.

Aquí hay que ser claros. La corrupción no puede sólo ser inmoral, a eso es a lo que apunta esta administración. Seguimos sin actos claros que indiquen una mejora más allá de la retórica. La justicia no puede ser selectiva, ni tiene que ver con una persona. Debe estar blindada por el derecho y tiene que ser clara. No es casualidad que el símbolo de la Justicia vaya armado y vendado.

Atrevámonos a mirar el horizonte. Este caso es un punto de quiebre y de su resolución dependerá el dato que veremos en el siguiente informe del Latinobarómetro. Por nuestra parte, como pocas veces nos ofrece este gobierno, tenemos ventaja. Si hay responsables castigados por sus crímenes, ganamos como sociedad. Si en cambio vemos una justicia selectiva, la Fiscalía y especialmente el presidente serán expuestos en su simulación, y conocer la verdad es siempre una victoria para el ciudadano.

Aunque el símbolo de la justicia deba sostener una balanza y una espada sin mirar a quién, nosotros no apartaremos la vista. Nos leemos la siguiente semana, y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar, desde espacios más informados, que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.

* Coordinador del LID Laboratorio de Innovación Democrática

La bandera anticorrupción que se ondea desde Palacio Nacional quedó salpicada de pato pekinés (o pekin duck) durante el fin de semana. Me refiero al caso Lozoya y la cena en la que se le vio tan tranquilo. A partir de todo este entramado introduciré una mirada de mediano plazo, y para no caer en los análisis que ya circulan, propongo contrastar con algunos datos del informe Latinobarómetro 2021, un estudio de opinión pública anual que evalúa 18 países de América Latina.

Como era de esperarse, el lunes 11 de octubre durante la mañanera, se cuestionó al presidente sobre el ex director de PEMEX, quien acusado de recibir sobornos millonarios en el caso Odebrecht, se encuentra en calidad de testigo protegido. En la reacción del ejecutivo, hubo un llamado dirigido a la Fiscalía General de la República (FGR) para informar. En esa respuesta, la institución que encabeza Alejandro Gertz Manero se limitó a decir que el imputado cuenta con un plazo que vence el próximo 3 de noviembre para presentar pruebas a su favor.

Ahora introduzcamos otra variable. De acuerdo con datos del Latinobarómetro, ante la pregunta expresa: ¿Cuanto cree usted que se ha progresado en reducir la corrupción en las instituciones del Estado en estos últimos 2 años? El promedio en la región arrojó 29 puntos porcentuales. México se ubicó en 33, lo que coloca al país en el quinto lugar sobre las 18 naciones que incluye la medición.

El resultado sobre la pregunta es alentador respecto a la percepción ciudadana, pero será importante volver a este dato una vez que se exista alguna resolución sobre el caso Lozoya. Ya que, la representación de toda esta trama, tiene el potencial de confrontar al gobierno de AMLO con sí mismo.

Aquí hay que ser claros. La corrupción no puede sólo ser inmoral, a eso es a lo que apunta esta administración. Seguimos sin actos claros que indiquen una mejora más allá de la retórica. La justicia no puede ser selectiva, ni tiene que ver con una persona. Debe estar blindada por el derecho y tiene que ser clara. No es casualidad que el símbolo de la Justicia vaya armado y vendado.

Atrevámonos a mirar el horizonte. Este caso es un punto de quiebre y de su resolución dependerá el dato que veremos en el siguiente informe del Latinobarómetro. Por nuestra parte, como pocas veces nos ofrece este gobierno, tenemos ventaja. Si hay responsables castigados por sus crímenes, ganamos como sociedad. Si en cambio vemos una justicia selectiva, la Fiscalía y especialmente el presidente serán expuestos en su simulación, y conocer la verdad es siempre una victoria para el ciudadano.

Aunque el símbolo de la justicia deba sostener una balanza y una espada sin mirar a quién, nosotros no apartaremos la vista. Nos leemos la siguiente semana, y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar, desde espacios más informados, que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.

* Coordinador del LID Laboratorio de Innovación Democrática