/ sábado 5 de enero de 2019

El odio de los poderosos cuando son gobierno

EDUARDO SADOT-MORALES FIGUEROA


La misión de un estadista es lograr gobernar para todos, durante los procesos electorales los candidatos dicen, prometen y emiten mensajes a sus posibles electores con la intención de convencerlos, a veces echan mano de los odios de los votantes para hacer empatía e inducir al voto, en muchos casos históricamente a lo largo de la humanidad el voto del odio ha movido voluntades y masas que impulsan a líderes al poder, pero recomponer la unidad y construir un país fuerte, demanda una sociedad sólida y unida en torno a proyectos viables que identifiquen a todos y para el caso de México, esa palabra mágica que hermane a todos debe ser precisamente México.

La construcción de la unidad que legitima un gobierno, no se da de la noche a la mañana ni de manera natural, se construye; es producto de un gran esfuerzo, de la consolidación de un liderazgo cuyas acciones y mensajes abonen a la unidad, no es ya una campaña que enarbole la bandera del enfrentamiento, que enardece los ánimos que impulsan a votar, es algo mucho más que eso, hermanar a todos los mexicanos, convocarles con entusiasmo a la construcción de un nuevo país un nuevo México, es lo que debiera ser la cuarta transformación, porque, transformación no es reconstrucción, pues ello significaría destruir y luego reconstruir, transformar sin embargo es un concepto más suave pero definitorio, es modificar es darle una nueva forma rescatando lo rescatable, no debe ser destruir discrecionalmente, sin un criterio selectivo, es asumir con humildad errores reconocer aciertos y avanzar con acuerdos y construcción armónica hilando todos los elementos que componen a la sociedad.

Es por ello que las confrontaciones y las descalificaciones no contribuyen en nada a la armonía de México y a los consensos que demanda la gobernabilidad de país.

López Obrador logró conformar una mayoría abrumadora, por él votaron muchos mexicanos que hoy sería difícil identificar quiénes sí y quiénes no, en el mismo Gobierno, hubo grandes grupos de burócratas que creyeron en él y que hoy están siendo corridos, cumpliendo con el compromiso de disminuir el aparato burocrático del Estado, lanzando al desempleo y a la pobreza a miles de familias, lo que no sólo provocará inestabilidad en sus hogares sino en la propia sociedad. A muchos les resulta inadmisible la oferta de empleo a los inmigrantes y el despido de mexicanos que han dedicado toda su vida al servicio público, por ahí, en el rumor popular resuenan casos - verdaderos o no- de una mujer que trabajaba en los Pinos, que llevaba mas de treinta años y sólo le quedaban tres meses para jubilarse y de un plumazo y sin las prestaciones de ley fue despedida, lo mismo se dice de casos en el SAT, pueden ser solo rumores, pero el anuncio de despidos masivos, más parecen -y así lo manifiestan algunos burócratas- consecuencia de una venganza ciega que desconoce o ignora a sus propios electores, que la importancia de erigirse en gobernante de todos, ni el lenguaje, ni la actitud, ni el trato deben ser igualmente violentos e incendiarios que fueron en la campaña, es el momento de reconstruir y cicatrizar, pues el odio y el rencor es mal consejero y un pésimo componente para la sociedad en el mediano y largo plazo y en el corto plazo pude traducirse en violencia incontenible.


sadot16@hotmail.com

EDUARDO SADOT-MORALES FIGUEROA


La misión de un estadista es lograr gobernar para todos, durante los procesos electorales los candidatos dicen, prometen y emiten mensajes a sus posibles electores con la intención de convencerlos, a veces echan mano de los odios de los votantes para hacer empatía e inducir al voto, en muchos casos históricamente a lo largo de la humanidad el voto del odio ha movido voluntades y masas que impulsan a líderes al poder, pero recomponer la unidad y construir un país fuerte, demanda una sociedad sólida y unida en torno a proyectos viables que identifiquen a todos y para el caso de México, esa palabra mágica que hermane a todos debe ser precisamente México.

La construcción de la unidad que legitima un gobierno, no se da de la noche a la mañana ni de manera natural, se construye; es producto de un gran esfuerzo, de la consolidación de un liderazgo cuyas acciones y mensajes abonen a la unidad, no es ya una campaña que enarbole la bandera del enfrentamiento, que enardece los ánimos que impulsan a votar, es algo mucho más que eso, hermanar a todos los mexicanos, convocarles con entusiasmo a la construcción de un nuevo país un nuevo México, es lo que debiera ser la cuarta transformación, porque, transformación no es reconstrucción, pues ello significaría destruir y luego reconstruir, transformar sin embargo es un concepto más suave pero definitorio, es modificar es darle una nueva forma rescatando lo rescatable, no debe ser destruir discrecionalmente, sin un criterio selectivo, es asumir con humildad errores reconocer aciertos y avanzar con acuerdos y construcción armónica hilando todos los elementos que componen a la sociedad.

Es por ello que las confrontaciones y las descalificaciones no contribuyen en nada a la armonía de México y a los consensos que demanda la gobernabilidad de país.

López Obrador logró conformar una mayoría abrumadora, por él votaron muchos mexicanos que hoy sería difícil identificar quiénes sí y quiénes no, en el mismo Gobierno, hubo grandes grupos de burócratas que creyeron en él y que hoy están siendo corridos, cumpliendo con el compromiso de disminuir el aparato burocrático del Estado, lanzando al desempleo y a la pobreza a miles de familias, lo que no sólo provocará inestabilidad en sus hogares sino en la propia sociedad. A muchos les resulta inadmisible la oferta de empleo a los inmigrantes y el despido de mexicanos que han dedicado toda su vida al servicio público, por ahí, en el rumor popular resuenan casos - verdaderos o no- de una mujer que trabajaba en los Pinos, que llevaba mas de treinta años y sólo le quedaban tres meses para jubilarse y de un plumazo y sin las prestaciones de ley fue despedida, lo mismo se dice de casos en el SAT, pueden ser solo rumores, pero el anuncio de despidos masivos, más parecen -y así lo manifiestan algunos burócratas- consecuencia de una venganza ciega que desconoce o ignora a sus propios electores, que la importancia de erigirse en gobernante de todos, ni el lenguaje, ni la actitud, ni el trato deben ser igualmente violentos e incendiarios que fueron en la campaña, es el momento de reconstruir y cicatrizar, pues el odio y el rencor es mal consejero y un pésimo componente para la sociedad en el mediano y largo plazo y en el corto plazo pude traducirse en violencia incontenible.


sadot16@hotmail.com