/ lunes 12 de julio de 2021

El momento apuestas



A poco más de un mes de haber conocido los resultados electorales, el Presidente Andrés Manuel López Obrador abrió la caja de pandora en una de sus mañaneras y sacó él mismo el tema de quién le sucedería en 2024.

Si bien, el destape del Presidente fue solo sobre miembros de su partido, y posiblemente motivado por distraer la atención y diluir los ataques a Claudia Sheinbaum; naturalmente se abrieron las apuestas sobre los aspirantes de los otros partidos. Así, un estudio de opinión de C&E Research, posicionó a Claudia Sheinbaum por Morena, Miguel Ángel Osorio Chong por el PRI, Ricardo Anaya por el PAN, y Enrique Alfaro por Movimiento Ciudadano, como los favoritos para ser candidatos a la presidencia de México por cada uno de sus partidos.

Si bien, no hay ninguna sorpresa en los ungidos por la preferencia ciudadana, destaca el caso del gobernador de nuestro estado, Enrique Alfaro, que no ha sido explícito sobre si perseguirá o no “la grande”, pues sus declaraciones han variado desde asegurar que sus aspiraciones están en un campo de futbol como entrenador y alejadas de la política, a decir que estará en primera línea de batalla para evitar que la 4T continúe, y en las últimas declaraciones matizar con que “ni muerto, ni apuntado” para 2024.

Para quien escribe, estas declaraciones son un movimiento bien calculado para sostenerse en el radar como presidenciable, sin tener aun la exposición y vulnerabilidad que significa el destape, y todo esto manteniendo margen de maniobra y tiempo hasta que sea momento de proyectar si el partido y su estructura alcanzarán o no la solidez suficiente para presentar una candidatura que pueda alcanzar la victoria.

Y es que, si algo sabe bien Enrique Alfaro, quien ostenta el título del segundo gobernador con mayor nivel de conocimiento a nivel nacional, es que todavía no es momento de apuestas, de especulación y de destapes, pues la reconfiguración política de nuestro país, si bien está en proceso, no ha terminado y apenas entrará en sus años más álgidos conforme se vislumbra el final del sexenio de López Obrador. Aunque los resultados electorales de este junio, dan norte sobre cómo va ese reacomodo de fuerzas políticas, aún queda por ver cómo cambiarán las dinámicas en el Congreso tras la nueva distribución de curules y ante las iniciativas y reformas pendientes en la agenda de la 4T, así como dimensionar qué tan profundo será el desgaste que sufrirá el Presidente y sus allegados con aspiraciones presidenciales como Sheinbaum, Ebrard y Monreal.

Mientras tanto, el proyecto naranja ha hecho lo que tiene que hacer en los tiempos y momentos en que tiene que hacerlos. Es así, que entendió lo que estaba en juego en el proceso electoral de este año y que, si existe una aspiración para entrar en la disputa por la presidencia, había que empezar por quitarse de la sombra de partido pequeño, por lo que apostó por contender con marca propia y consolidarse como una tercera opción frente a Morena y los partidos de la alianza Va Por México. Apuesta que, por cierto, ganó, convirtiéndose en el único partido que, a pesar de menor participación electoral logró más votos que en los comicios anteriores, teniendo presencia en los 15 estados en los que se contendía la gubernatura, alcanzando el triunfo en 124 alcaldías a lo largo del territorio nacional, y ganando su segunda gubernatura en el país, ahora con Nuevo León.

Para MC y su objetivo por consolidar presencia nacional, queda aún el reto y la oportunidad de mantener la tendencia de crecimiento en el proceso electoral del próximo año, en el que se contenderán ocho gubernaturas, y por supuesto, de capitalizar en los próximos tres años, el apoyo de aquellos a los que la 4T decepcionó, pero que no han olvidado los errores de la triada PRI, PAN y PRD. Alfaro, por su parte, podrá concentrarse en entregar resultados en el gobierno de Jalisco y en seguir afianzándose como uno de los principales críticos de la 4T.

Hasta entonces, será momento de apuestas.

* Especialista en Comunicación Política



A poco más de un mes de haber conocido los resultados electorales, el Presidente Andrés Manuel López Obrador abrió la caja de pandora en una de sus mañaneras y sacó él mismo el tema de quién le sucedería en 2024.

Si bien, el destape del Presidente fue solo sobre miembros de su partido, y posiblemente motivado por distraer la atención y diluir los ataques a Claudia Sheinbaum; naturalmente se abrieron las apuestas sobre los aspirantes de los otros partidos. Así, un estudio de opinión de C&E Research, posicionó a Claudia Sheinbaum por Morena, Miguel Ángel Osorio Chong por el PRI, Ricardo Anaya por el PAN, y Enrique Alfaro por Movimiento Ciudadano, como los favoritos para ser candidatos a la presidencia de México por cada uno de sus partidos.

Si bien, no hay ninguna sorpresa en los ungidos por la preferencia ciudadana, destaca el caso del gobernador de nuestro estado, Enrique Alfaro, que no ha sido explícito sobre si perseguirá o no “la grande”, pues sus declaraciones han variado desde asegurar que sus aspiraciones están en un campo de futbol como entrenador y alejadas de la política, a decir que estará en primera línea de batalla para evitar que la 4T continúe, y en las últimas declaraciones matizar con que “ni muerto, ni apuntado” para 2024.

Para quien escribe, estas declaraciones son un movimiento bien calculado para sostenerse en el radar como presidenciable, sin tener aun la exposición y vulnerabilidad que significa el destape, y todo esto manteniendo margen de maniobra y tiempo hasta que sea momento de proyectar si el partido y su estructura alcanzarán o no la solidez suficiente para presentar una candidatura que pueda alcanzar la victoria.

Y es que, si algo sabe bien Enrique Alfaro, quien ostenta el título del segundo gobernador con mayor nivel de conocimiento a nivel nacional, es que todavía no es momento de apuestas, de especulación y de destapes, pues la reconfiguración política de nuestro país, si bien está en proceso, no ha terminado y apenas entrará en sus años más álgidos conforme se vislumbra el final del sexenio de López Obrador. Aunque los resultados electorales de este junio, dan norte sobre cómo va ese reacomodo de fuerzas políticas, aún queda por ver cómo cambiarán las dinámicas en el Congreso tras la nueva distribución de curules y ante las iniciativas y reformas pendientes en la agenda de la 4T, así como dimensionar qué tan profundo será el desgaste que sufrirá el Presidente y sus allegados con aspiraciones presidenciales como Sheinbaum, Ebrard y Monreal.

Mientras tanto, el proyecto naranja ha hecho lo que tiene que hacer en los tiempos y momentos en que tiene que hacerlos. Es así, que entendió lo que estaba en juego en el proceso electoral de este año y que, si existe una aspiración para entrar en la disputa por la presidencia, había que empezar por quitarse de la sombra de partido pequeño, por lo que apostó por contender con marca propia y consolidarse como una tercera opción frente a Morena y los partidos de la alianza Va Por México. Apuesta que, por cierto, ganó, convirtiéndose en el único partido que, a pesar de menor participación electoral logró más votos que en los comicios anteriores, teniendo presencia en los 15 estados en los que se contendía la gubernatura, alcanzando el triunfo en 124 alcaldías a lo largo del territorio nacional, y ganando su segunda gubernatura en el país, ahora con Nuevo León.

Para MC y su objetivo por consolidar presencia nacional, queda aún el reto y la oportunidad de mantener la tendencia de crecimiento en el proceso electoral del próximo año, en el que se contenderán ocho gubernaturas, y por supuesto, de capitalizar en los próximos tres años, el apoyo de aquellos a los que la 4T decepcionó, pero que no han olvidado los errores de la triada PRI, PAN y PRD. Alfaro, por su parte, podrá concentrarse en entregar resultados en el gobierno de Jalisco y en seguir afianzándose como uno de los principales críticos de la 4T.

Hasta entonces, será momento de apuestas.

* Especialista en Comunicación Política