/ jueves 26 de agosto de 2021

El México humanitario

Forces of Compassion, An Introduction to the Antropology of Humanitarism, un excelente trabajo de Peter Redfield y Erica Bornstein, se refiere al fenómeno de las migraciones derivadas de desastres naturales y también a lo que le llaman civilian casualities in war conocidas como |humanitarian crises| que muestran en todo su realismo el sufrimiento de quienes en su propio territorio sufren los embates de la persecución, el terrorismo y el hambre.

Como bien dice Lourdes Basualto en su tesis de Maestría por la Universidad Católica de Córdoba, Argentina, intitulada "Acciones Estatales de inclusión diferencial" a propósito de la Migración y del trasplante de órganos en Argentina, el humanitarismo es "una forma de intervenir ligada a la necesidad de actuar para salvar las vidas de quienes hoy están en peligro y atraviesan situaciones concebidas como estados excepcionales en desgracia" como es el caso de Afganistán.

Citando a Didier Fassin, un antropólogo Francés contemporáneo, profesor de ciencias sociales en el Institute for Advanced Suty de la Universidad de Princeton, Nueva Jersey, el lenguaje de la compasión y el impulso por sistir o salvar vidas de manera urgente, que "desplaza la preocupación por la justicia social a largo plazo" y constituye el alma del asilo.

El vocablo latino Asilum es la raíz etimológica del derecho de asilo. Significa un lugar inviolable en donde no podía ejercerse la persecución. En el pueblo Azteca, era providente el Tecpan, el Palacio Real, a donde un perseguido podía acercarse a solicitar la protección y el amparo y alcanzaba alli la tranquilidad de cuerpo y espíritu. (Quizá en eso se inspiraron mas que el Bill of Rights Rejón, Otero y Vallarta cuando idearon el juicio de amparo en el siglo XIX).

Hay muchos pactos internacionales que han sido adoptados por los Estados al respecto: La Convención de Ginebra (1951), las Dos Convenciones de Caracas (1954) la Convención sobre derechos Humanos de San José (1969) el Estatuto de la Organización Internacional de Refugiados, La Declaración sobre el asilo territorial (1967) y el del 10 de diciembre de 1948 cuando la Asamblea General de la ONU adoptó la Declaración Universal de los derechos del hombre, reconoció que " en caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo y disfrutar de él en cualquier país". Es un derecho internacionalmente reconocido.

México tradicionalmente ha sido proclive a ello; recuerdo que entre 1977 y 1979, recibimos más de 700 asilados políticos provenientes de Nicaragua. Giusseppe Garibaldi, José Martí, Leon Trotski, Pablo Neruda, Nicolás Guillén, Luis Buñuel son solo algunos nombres de famosos asilados a los que se unen las 124 personas que incluyen ex-colaboradores de The New York Times en Afganistán, que acabamos de recibir en un gesto humanitario de nuestro país, que va más allá del oportunismo de los transformers y que debemos verlo positivamente bajo la óptica del verdadero humanitarismo y concretamente en un homenaje a la libertad de prensa que espero nunca se acabe en nuestro querido México.

* Doctor en Derecho

Forces of Compassion, An Introduction to the Antropology of Humanitarism, un excelente trabajo de Peter Redfield y Erica Bornstein, se refiere al fenómeno de las migraciones derivadas de desastres naturales y también a lo que le llaman civilian casualities in war conocidas como |humanitarian crises| que muestran en todo su realismo el sufrimiento de quienes en su propio territorio sufren los embates de la persecución, el terrorismo y el hambre.

Como bien dice Lourdes Basualto en su tesis de Maestría por la Universidad Católica de Córdoba, Argentina, intitulada "Acciones Estatales de inclusión diferencial" a propósito de la Migración y del trasplante de órganos en Argentina, el humanitarismo es "una forma de intervenir ligada a la necesidad de actuar para salvar las vidas de quienes hoy están en peligro y atraviesan situaciones concebidas como estados excepcionales en desgracia" como es el caso de Afganistán.

Citando a Didier Fassin, un antropólogo Francés contemporáneo, profesor de ciencias sociales en el Institute for Advanced Suty de la Universidad de Princeton, Nueva Jersey, el lenguaje de la compasión y el impulso por sistir o salvar vidas de manera urgente, que "desplaza la preocupación por la justicia social a largo plazo" y constituye el alma del asilo.

El vocablo latino Asilum es la raíz etimológica del derecho de asilo. Significa un lugar inviolable en donde no podía ejercerse la persecución. En el pueblo Azteca, era providente el Tecpan, el Palacio Real, a donde un perseguido podía acercarse a solicitar la protección y el amparo y alcanzaba alli la tranquilidad de cuerpo y espíritu. (Quizá en eso se inspiraron mas que el Bill of Rights Rejón, Otero y Vallarta cuando idearon el juicio de amparo en el siglo XIX).

Hay muchos pactos internacionales que han sido adoptados por los Estados al respecto: La Convención de Ginebra (1951), las Dos Convenciones de Caracas (1954) la Convención sobre derechos Humanos de San José (1969) el Estatuto de la Organización Internacional de Refugiados, La Declaración sobre el asilo territorial (1967) y el del 10 de diciembre de 1948 cuando la Asamblea General de la ONU adoptó la Declaración Universal de los derechos del hombre, reconoció que " en caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo y disfrutar de él en cualquier país". Es un derecho internacionalmente reconocido.

México tradicionalmente ha sido proclive a ello; recuerdo que entre 1977 y 1979, recibimos más de 700 asilados políticos provenientes de Nicaragua. Giusseppe Garibaldi, José Martí, Leon Trotski, Pablo Neruda, Nicolás Guillén, Luis Buñuel son solo algunos nombres de famosos asilados a los que se unen las 124 personas que incluyen ex-colaboradores de The New York Times en Afganistán, que acabamos de recibir en un gesto humanitario de nuestro país, que va más allá del oportunismo de los transformers y que debemos verlo positivamente bajo la óptica del verdadero humanitarismo y concretamente en un homenaje a la libertad de prensa que espero nunca se acabe en nuestro querido México.

* Doctor en Derecho