/ viernes 8 de junio de 2018

El impacto social de la Iglesia La Luz del Mundo

El pasado domingo, el Apóstol de Jesucristo Naasón Joaquín García fue recibido en la ciudad de Las Vegas, Nevada, por sus entrañables hijos en la fe, a quienes encontró “firmes, esforzados y valientes”.

A pesar de estar rodeados de un mar de maldad e iniquidad, y de la fuerza de la corriente del mundo, “vosotros os habéis aferrado a la barquilla de Jesucristo, y en medio de una generación maligna, resplandecéis como luminares en el mundo”, expresó convencido a la multitud reunida en el Centro de Convenciones del Hotel Paris de “la ciudad que nunca duerme”.

Antes de la exposición de su tema, que tituló “El impacto social de la Iglesia La Luz del Mundo”, el Enviado de Dios bendijo con autoridad apostólica a sus hijos e hijas: “Hermano de Nevada, yo te bendigo: el Dios en cuya presencia estuvieron mis padres Aarón y Samuel Joaquín, el que me mantiene desde que yo soy hasta este día. El Ángel que me liberta de todo mal, bendiga esta Iglesia y sea perpetuado en ellos mi nombre: ¡el nombre de la Elección! Multipliques en gran manera en medio del desierto, porque rama fructífera es la Iglesia de Nevada. Sois como vástagos que se extienden día a día, hijos de un árbol fuerte y robusto: el árbol de la Elección.”

En seguida expuso las razones que lo impulsaron a hablar sobre el impacto social de la Iglesia a través del evangelio en este tiempo y en esta sociedad, invitando a la lectura de Romanos 1:16, donde el Apóstol Pablo decía a los hermanos de Roma: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree”.

Explicó que el evangelio tiene un objetivo “eminentemente espiritual”, pues es revelado a su Enviado “para cautivar las almas e infundir en ellos la esperanza de una vida eterna después de esta vida material”.

Añadió que el evangelio “es poder de Dios que convierte los corazones y aparta al hombre que lleva una vida desordenada y de ofensas, y lo transforma en un nuevo hombre; poder de Dios que nos quitó la condición de aborrecibles, en la que vivíamos aborreciéndonos los unos a los otros; poder de Dios para que, a través de esta palabra, miles de almas lleguen al conocimiento de la verdad y sean salvas alcanzando el perdón de sus pecados y herencia entre los santificados”.

Tras destacar los efectos espirituales del evangelio, el Enviado de Dios dijo que éste, aparte de su eficaz obra de transformación espiritual, también trae, en beneficio de la sociedad, un impacto grande e importante. Más adelante explicó el porqué de su afirmación: Porque el evangelio forma padres más responsables, hijos más respetuosos, esposos más amorosos, estudiantes que se superan, empleados más honestos, ciudadanos con valores patrios, personas honestas y verdaderas, con principios y valores que ayudan a formar una mejor sociedad, manifestó.

También dijo que la doctrina que por mandato de Dios predica no sólo busca la superación personal de los miembros de la Iglesia, sino que está comprometida, asimismo, con la defensa de un mejor medio ambiente y con el mejoramiento de los barrios y colonias donde tenemos presencia.

Al final de su explicación, y ante una multitud que no cesaba de glorificar a Dios, el Apóstol de Dios resumió lo que la doctrina de Cristo ha logrado: un impacto social “que en el mayor porcentaje ha sido positivo para el mundo”:

Nos ha enseñado a respetar al prójimo, al semejante, al diferente; nos ha inculcado valores y principios que nos han convertido en mejores ciudadanos; nos ha enseñado a respetar y a amar nuestra patria, gobierno y lábaros patrios. Nos ha enseñado a consolidar una familia, a amar la vida, a tener una relación fraternal más duradera. Nos ha inculcado la superación personal, familiar y laboral. Nos ha enseñado a cuidar a nuestros hijos y el respeto a los adultos mayores y enfermos. Nos ha enseñado la compasión por los enfermos y los presos, a dar y desprendernos de nuestros bienes. Nos ha enseñado a ser agradecidos y a recibir la ciencia como un don de Dios. Nos ha enseñado a ser pacientes y a no desesperar, a respetar y a honrar al sexo opuesto. Nos ha enseñado a esperar la vida eterna, concluyó.

El pasado domingo, el Apóstol de Jesucristo Naasón Joaquín García fue recibido en la ciudad de Las Vegas, Nevada, por sus entrañables hijos en la fe, a quienes encontró “firmes, esforzados y valientes”.

A pesar de estar rodeados de un mar de maldad e iniquidad, y de la fuerza de la corriente del mundo, “vosotros os habéis aferrado a la barquilla de Jesucristo, y en medio de una generación maligna, resplandecéis como luminares en el mundo”, expresó convencido a la multitud reunida en el Centro de Convenciones del Hotel Paris de “la ciudad que nunca duerme”.

Antes de la exposición de su tema, que tituló “El impacto social de la Iglesia La Luz del Mundo”, el Enviado de Dios bendijo con autoridad apostólica a sus hijos e hijas: “Hermano de Nevada, yo te bendigo: el Dios en cuya presencia estuvieron mis padres Aarón y Samuel Joaquín, el que me mantiene desde que yo soy hasta este día. El Ángel que me liberta de todo mal, bendiga esta Iglesia y sea perpetuado en ellos mi nombre: ¡el nombre de la Elección! Multipliques en gran manera en medio del desierto, porque rama fructífera es la Iglesia de Nevada. Sois como vástagos que se extienden día a día, hijos de un árbol fuerte y robusto: el árbol de la Elección.”

En seguida expuso las razones que lo impulsaron a hablar sobre el impacto social de la Iglesia a través del evangelio en este tiempo y en esta sociedad, invitando a la lectura de Romanos 1:16, donde el Apóstol Pablo decía a los hermanos de Roma: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree”.

Explicó que el evangelio tiene un objetivo “eminentemente espiritual”, pues es revelado a su Enviado “para cautivar las almas e infundir en ellos la esperanza de una vida eterna después de esta vida material”.

Añadió que el evangelio “es poder de Dios que convierte los corazones y aparta al hombre que lleva una vida desordenada y de ofensas, y lo transforma en un nuevo hombre; poder de Dios que nos quitó la condición de aborrecibles, en la que vivíamos aborreciéndonos los unos a los otros; poder de Dios para que, a través de esta palabra, miles de almas lleguen al conocimiento de la verdad y sean salvas alcanzando el perdón de sus pecados y herencia entre los santificados”.

Tras destacar los efectos espirituales del evangelio, el Enviado de Dios dijo que éste, aparte de su eficaz obra de transformación espiritual, también trae, en beneficio de la sociedad, un impacto grande e importante. Más adelante explicó el porqué de su afirmación: Porque el evangelio forma padres más responsables, hijos más respetuosos, esposos más amorosos, estudiantes que se superan, empleados más honestos, ciudadanos con valores patrios, personas honestas y verdaderas, con principios y valores que ayudan a formar una mejor sociedad, manifestó.

También dijo que la doctrina que por mandato de Dios predica no sólo busca la superación personal de los miembros de la Iglesia, sino que está comprometida, asimismo, con la defensa de un mejor medio ambiente y con el mejoramiento de los barrios y colonias donde tenemos presencia.

Al final de su explicación, y ante una multitud que no cesaba de glorificar a Dios, el Apóstol de Dios resumió lo que la doctrina de Cristo ha logrado: un impacto social “que en el mayor porcentaje ha sido positivo para el mundo”:

Nos ha enseñado a respetar al prójimo, al semejante, al diferente; nos ha inculcado valores y principios que nos han convertido en mejores ciudadanos; nos ha enseñado a respetar y a amar nuestra patria, gobierno y lábaros patrios. Nos ha enseñado a consolidar una familia, a amar la vida, a tener una relación fraternal más duradera. Nos ha inculcado la superación personal, familiar y laboral. Nos ha enseñado a cuidar a nuestros hijos y el respeto a los adultos mayores y enfermos. Nos ha enseñado la compasión por los enfermos y los presos, a dar y desprendernos de nuestros bienes. Nos ha enseñado a ser agradecidos y a recibir la ciencia como un don de Dios. Nos ha enseñado a ser pacientes y a no desesperar, a respetar y a honrar al sexo opuesto. Nos ha enseñado a esperar la vida eterna, concluyó.