/ martes 3 de mayo de 2022

El Gobierno Federal y estatal en pleno fariseísmo

Tanto el presidente de la república, como el gobernador del estado de Jalisco, día a día, en la más franca desfachatez y despotismo, están convencidos de que, nos dan respuesta a los tantos problemas que revisten a nuestra sociedad.

Al referirnos a problemáticas sociales podemos hablar de: homicidios, desaparecidos, el menos cabo al patrimonio, la pobreza, la inseguridad, la desigualdad social, la corrupción, el desempleo, sólo por citar algunos.

Todos los días, a todas horas y en diversos lugares de nuestra república, se consuman robos de vehículos, robos a casa habitación, robo a transeúntes y como respuesta a esta y otras problemáticas, el presidente de la república, haciendo uso de su lenguaje coloquial, trata de justificar su ineficacia y su ineptitud, a través de estadísticas integradas con números falsos, a través de los cuales, pretende hacernos creer que , se ha reducido la criminalidad, cuando la realidad es que, ni en ese rubro ni en algún otro, algo se ha hecho por revertir la situación actual.

Nuestra Constitución Política impone a los gobernantes, la obligación de garantizarnos seguridad a los gobernados; sin embargo, en la presente administración no se ha invertido para cumplir con dicho precepto constitucional. En lo que sí se ha ocupado el presidente de la república es, en garantizar su seguridad personal y familiar.

Otro tema no menos importante lo es, la degradación militar, a quienes además les ha prohibido hacer uso de la fuerza, no obstante que, la propia institución lo tiene establecido desde la formación a la que se somete cada elemento. En la presente administración, los militares se habituaron a realizar funciones de guardaespaldas, albañilería, reforestación, a lo largo y ancho de todo el país.

En otro orden de ideas es la fiscalía general de la República, la encargada de la investigación de los delitos y persecución de los delincuentes, pero qué podemos esperar cuando esa institución es presidida por otro delincuente, porque hay que decirlo con todas sus letras, el actual fiscal, Alejandro Gertz Manero es un delincuente más. Un servidor público que se ha caracterizado por su prepotencia, incapacidad, encargado además de que, hoy por hoy, dicha institución se encuentre en ruinas, como no se había visto en otras épocas.

El incremento en los índices delictivos sigue, pues la organización de los delincuentes, cada día es más palpable, muy por encima de la desorganización que ha caracterizado a los gobiernos federal y estatal, pues aquí en nuestro estado, al gobernador se le hizo una mala práctica no dar la cara, a los diversos sectores que integramos la sociedad jalisciense, bastándole hacer uso de todos los medios a su alcance, para meramente concretarse a compartir información, también sustentada en estadísticas a modo y de esa manera presumir que, su estrategia le ha dado resultado en el combate al crimen, como si los jaliscienses, fuéramos ajenos a los crímenes que, todos los días se cometen en la zona metropolitana y demás rincones del estado.

De igual manera me cuestiono, qué podemos esperar cuando la Fiscalía Estatal es presidida por un fiscal, quien llegó al cargo por conductos ilegales, pues sólo se hizo valer lo dictatorial, pues al puro estilo del presidente, el gobernador de Jalisco, también manipula en los otros dos poderes, a tal grado que, una persona sin nombramiento de Magistrado, dicta sentencias, con la complacencia de los diputados y la mayoría de Magistrados que integran el Pleno del Tribunal, del cual omito el término de supremo, porque ese calificativo ya lo perdió.

Quiero puntualizar antes de concluir que, la Fiscalía Estatal es un elefante blanco en total estado de inanición, pues carece de todo tipo de recursos para combatir a la criminalidad, cuyos niveles de violencia, no se habían registrado en administraciones pasadas.

Es hora de que, la sociedad tomemos conciencia y cada uno, por nuestros medios, hagamos los propio para exigir, de ser necesario, hasta la desaparición de los tres poderes, dada su innegable incapacidad e ineficiencia.

*Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Pública de la División de Estudios Jurídicos de la Universidad de Guadalajara.

Tanto el presidente de la república, como el gobernador del estado de Jalisco, día a día, en la más franca desfachatez y despotismo, están convencidos de que, nos dan respuesta a los tantos problemas que revisten a nuestra sociedad.

Al referirnos a problemáticas sociales podemos hablar de: homicidios, desaparecidos, el menos cabo al patrimonio, la pobreza, la inseguridad, la desigualdad social, la corrupción, el desempleo, sólo por citar algunos.

Todos los días, a todas horas y en diversos lugares de nuestra república, se consuman robos de vehículos, robos a casa habitación, robo a transeúntes y como respuesta a esta y otras problemáticas, el presidente de la república, haciendo uso de su lenguaje coloquial, trata de justificar su ineficacia y su ineptitud, a través de estadísticas integradas con números falsos, a través de los cuales, pretende hacernos creer que , se ha reducido la criminalidad, cuando la realidad es que, ni en ese rubro ni en algún otro, algo se ha hecho por revertir la situación actual.

Nuestra Constitución Política impone a los gobernantes, la obligación de garantizarnos seguridad a los gobernados; sin embargo, en la presente administración no se ha invertido para cumplir con dicho precepto constitucional. En lo que sí se ha ocupado el presidente de la república es, en garantizar su seguridad personal y familiar.

Otro tema no menos importante lo es, la degradación militar, a quienes además les ha prohibido hacer uso de la fuerza, no obstante que, la propia institución lo tiene establecido desde la formación a la que se somete cada elemento. En la presente administración, los militares se habituaron a realizar funciones de guardaespaldas, albañilería, reforestación, a lo largo y ancho de todo el país.

En otro orden de ideas es la fiscalía general de la República, la encargada de la investigación de los delitos y persecución de los delincuentes, pero qué podemos esperar cuando esa institución es presidida por otro delincuente, porque hay que decirlo con todas sus letras, el actual fiscal, Alejandro Gertz Manero es un delincuente más. Un servidor público que se ha caracterizado por su prepotencia, incapacidad, encargado además de que, hoy por hoy, dicha institución se encuentre en ruinas, como no se había visto en otras épocas.

El incremento en los índices delictivos sigue, pues la organización de los delincuentes, cada día es más palpable, muy por encima de la desorganización que ha caracterizado a los gobiernos federal y estatal, pues aquí en nuestro estado, al gobernador se le hizo una mala práctica no dar la cara, a los diversos sectores que integramos la sociedad jalisciense, bastándole hacer uso de todos los medios a su alcance, para meramente concretarse a compartir información, también sustentada en estadísticas a modo y de esa manera presumir que, su estrategia le ha dado resultado en el combate al crimen, como si los jaliscienses, fuéramos ajenos a los crímenes que, todos los días se cometen en la zona metropolitana y demás rincones del estado.

De igual manera me cuestiono, qué podemos esperar cuando la Fiscalía Estatal es presidida por un fiscal, quien llegó al cargo por conductos ilegales, pues sólo se hizo valer lo dictatorial, pues al puro estilo del presidente, el gobernador de Jalisco, también manipula en los otros dos poderes, a tal grado que, una persona sin nombramiento de Magistrado, dicta sentencias, con la complacencia de los diputados y la mayoría de Magistrados que integran el Pleno del Tribunal, del cual omito el término de supremo, porque ese calificativo ya lo perdió.

Quiero puntualizar antes de concluir que, la Fiscalía Estatal es un elefante blanco en total estado de inanición, pues carece de todo tipo de recursos para combatir a la criminalidad, cuyos niveles de violencia, no se habían registrado en administraciones pasadas.

Es hora de que, la sociedad tomemos conciencia y cada uno, por nuestros medios, hagamos los propio para exigir, de ser necesario, hasta la desaparición de los tres poderes, dada su innegable incapacidad e ineficiencia.

*Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Pública de la División de Estudios Jurídicos de la Universidad de Guadalajara.