/ miércoles 21 de octubre de 2020

El Ejército. La sombra de la incertidumbre


Abel Campirano Marin

En la Nueva España, una vez realizada la conquista, se determinó la creación de una fuerza especial armada que preservara los nuevos territorios de las conquistas, máxime cuando los Ingleses invadieron la Habana, y vieron que las fortificaciones no eran bastantes para la defensa. Estamos en el Siglo XVI.

Fundamentalmente se crearon las fuerzas armadas para la protección ante las invasiones o las agresiones del exterior, pero cuando en la provincia empezó a germinar el deseo de la independencia, hablamos de mediados del siglo XVIII, se creó una Real Ordenanza de Milicias, en el año 1787, estableciendo la obligación de vigilar los caminos y sofocar los conatos de rebelión.

Así, existían fuerzas armadas para la protección de las fronteras, y fuerzas amadas para el control ciudadano y sofocar la efervescencia de las rebeliones y cuando se produjeron los acontecimientos de la metrópoli en los que Carlos IV y Fernando VII abdicaron al Trono de España, y Don Francisco Primo de Verdad y Ramos sugirió que se instituyera un gobierno provisional ante la carencia de lo que llamaba la autoridad superior legítima del continente, todo esto fue el caldo de cultivo necesario para que brotara la insubordinación encabezada por el Padre Hidalgo.

Hay que recordar que el 15 de septiembre de 1808 Gabriel de Yermo, un rico terrateniente de origen español se opuso a la propuesta de Primo de Verdad y de Juan Francisco Azcárate que eran integrantes del Ayuntamiento de la Ciudad de México, de formar una junta provisional autónoma que implicaba el desconocimiento de las juntas peninsulares y se suscitó una profunda división pues Fray Melchor de Talamantes llegó al extremo de proponer que el Virrey Iturrigaray, y por tanto Gabriel de Yermo decidió mutuo propio dar una suerte de golpe de Estado y depuso al mismísimo Virrey José de Iturrigaray a quien incluso enviaron al Tribunal de la Inquisición.

Por tanto surgieron dos ejércitos: el peninsular y el de la simiente insurgente y en éste último recordamos a los Capitanes del regimiento de Dragones Provinciales de la Reina, Don Ignacio Allende y Don Juan Aldama que conspiraban en la casa del Corregidor de Querétaro Don Miguel Domínguez.

La diferencia era enorme, tanto que después de haber ganado Valladolid, Guanajuato y la Batalla del Monte de las Cruces, el Brigadier Félix María Calleja los derrotó en el Puente de Calderón en las afueras de Guadalajara y no conforme, el ejército realista decidió cortar las cabezas de los líderes y exponerlas en la Alhóndiga de Granaditas para escarmiento.

Después de la Muerte de Hidalgo, Morelos toma el estandarte libertario, publica los Sentimientos de la Nación, inspira la Constitución de Apatzingán, y deja como herencia cuatro vertientes insurgentes, Guadalupe Victoria en Veracruz, Vicente Guerrero en el Sur, Pedro Moreno en el Norte junto con Francisco Javier Mina.

En 1821, entra formalmente a la Ciudad de México con los gritos de Pío Marcha, un ejército unificado, el trigarante encabezado por las huestes de Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide, un ejército concebido para la defensa de la incipiente soberanía independiente y para el control de la paz interior. Allí se unificaron también lo que hoy es la Marina y el Ejército, cuando se designó a Iturbide el Jefe Supremo de las Fuerzas de Mar y Tierra y surgieron las Levas a lo que hoy le llaman el pueblo uniformado.

El Ejército Mexicano enfrentó las invasiones Francesa y Norteamericana pero no fue capaz de mantenerse unido; prueba de ello fueron las sublevaciones de Tacubaya, la de Zuloaga que buscaba la reinstauración del régimen conservador frente al Liberal Juarista, luego los insurrectos del Plan de Navidad de Echegaray.

El Ejército con Porfirio Díaz se profesionalizó y se crearon las Escuelas Militares y la Naval, el Estado Mayor, se dio el Auge del Colegio Militar en la formación de Cadetes, pero luego otra división durante la revolución la cual aparentemente cesó con los Acuerdos de Ciudad Juárez.

Aún así el Ejército sufrió otra división; las rebeliones de Adolfo de la Huerta y Plutarco Elías Calles contra Alvaro Obregón o la de los grupos de católicos que se rebelaron contra Plutarco Elías Calles en la Guerra Cristera.

Aparentemente se recuperó la Paz, cuando sofocaron a Saturnino Cedillo y Joaquín Amaro volvió a las tareas iniciadas por Porfirio Díaz sobre todo con el Estado Mayor y las Escuelas Militares. El Ejército se volvió a unificar.

Hoy día hay sombras de duda y de división; que hace realmente la Guardia Nacional? Es la nueva Policía? Cual es su verdadero objetivo, la seguridad interior o la protección de las fronteras y el pago disfrazado del Muro? Valió la pena acabar con el Estado Mayor? Cual será la consecuencia de poner al Ejército a realizar tareas civiles como construcción de trenes, aeropuertos, control de aduanas, seguridad interior, la siembra de árboles, entrega de apoyos y las operaciones bancarias? Y las consecuencias de la penetración de la delincuencia organizada en los mas altos mandos como es el caso del General Cienfuegos?

El pequeño repaso a la historia del pasado y la incertidumbre del futuro es para ponerse a pensar a donde vamos y quien nos acompañará en el camino.


Abel Campirano Marin

En la Nueva España, una vez realizada la conquista, se determinó la creación de una fuerza especial armada que preservara los nuevos territorios de las conquistas, máxime cuando los Ingleses invadieron la Habana, y vieron que las fortificaciones no eran bastantes para la defensa. Estamos en el Siglo XVI.

Fundamentalmente se crearon las fuerzas armadas para la protección ante las invasiones o las agresiones del exterior, pero cuando en la provincia empezó a germinar el deseo de la independencia, hablamos de mediados del siglo XVIII, se creó una Real Ordenanza de Milicias, en el año 1787, estableciendo la obligación de vigilar los caminos y sofocar los conatos de rebelión.

Así, existían fuerzas armadas para la protección de las fronteras, y fuerzas amadas para el control ciudadano y sofocar la efervescencia de las rebeliones y cuando se produjeron los acontecimientos de la metrópoli en los que Carlos IV y Fernando VII abdicaron al Trono de España, y Don Francisco Primo de Verdad y Ramos sugirió que se instituyera un gobierno provisional ante la carencia de lo que llamaba la autoridad superior legítima del continente, todo esto fue el caldo de cultivo necesario para que brotara la insubordinación encabezada por el Padre Hidalgo.

Hay que recordar que el 15 de septiembre de 1808 Gabriel de Yermo, un rico terrateniente de origen español se opuso a la propuesta de Primo de Verdad y de Juan Francisco Azcárate que eran integrantes del Ayuntamiento de la Ciudad de México, de formar una junta provisional autónoma que implicaba el desconocimiento de las juntas peninsulares y se suscitó una profunda división pues Fray Melchor de Talamantes llegó al extremo de proponer que el Virrey Iturrigaray, y por tanto Gabriel de Yermo decidió mutuo propio dar una suerte de golpe de Estado y depuso al mismísimo Virrey José de Iturrigaray a quien incluso enviaron al Tribunal de la Inquisición.

Por tanto surgieron dos ejércitos: el peninsular y el de la simiente insurgente y en éste último recordamos a los Capitanes del regimiento de Dragones Provinciales de la Reina, Don Ignacio Allende y Don Juan Aldama que conspiraban en la casa del Corregidor de Querétaro Don Miguel Domínguez.

La diferencia era enorme, tanto que después de haber ganado Valladolid, Guanajuato y la Batalla del Monte de las Cruces, el Brigadier Félix María Calleja los derrotó en el Puente de Calderón en las afueras de Guadalajara y no conforme, el ejército realista decidió cortar las cabezas de los líderes y exponerlas en la Alhóndiga de Granaditas para escarmiento.

Después de la Muerte de Hidalgo, Morelos toma el estandarte libertario, publica los Sentimientos de la Nación, inspira la Constitución de Apatzingán, y deja como herencia cuatro vertientes insurgentes, Guadalupe Victoria en Veracruz, Vicente Guerrero en el Sur, Pedro Moreno en el Norte junto con Francisco Javier Mina.

En 1821, entra formalmente a la Ciudad de México con los gritos de Pío Marcha, un ejército unificado, el trigarante encabezado por las huestes de Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide, un ejército concebido para la defensa de la incipiente soberanía independiente y para el control de la paz interior. Allí se unificaron también lo que hoy es la Marina y el Ejército, cuando se designó a Iturbide el Jefe Supremo de las Fuerzas de Mar y Tierra y surgieron las Levas a lo que hoy le llaman el pueblo uniformado.

El Ejército Mexicano enfrentó las invasiones Francesa y Norteamericana pero no fue capaz de mantenerse unido; prueba de ello fueron las sublevaciones de Tacubaya, la de Zuloaga que buscaba la reinstauración del régimen conservador frente al Liberal Juarista, luego los insurrectos del Plan de Navidad de Echegaray.

El Ejército con Porfirio Díaz se profesionalizó y se crearon las Escuelas Militares y la Naval, el Estado Mayor, se dio el Auge del Colegio Militar en la formación de Cadetes, pero luego otra división durante la revolución la cual aparentemente cesó con los Acuerdos de Ciudad Juárez.

Aún así el Ejército sufrió otra división; las rebeliones de Adolfo de la Huerta y Plutarco Elías Calles contra Alvaro Obregón o la de los grupos de católicos que se rebelaron contra Plutarco Elías Calles en la Guerra Cristera.

Aparentemente se recuperó la Paz, cuando sofocaron a Saturnino Cedillo y Joaquín Amaro volvió a las tareas iniciadas por Porfirio Díaz sobre todo con el Estado Mayor y las Escuelas Militares. El Ejército se volvió a unificar.

Hoy día hay sombras de duda y de división; que hace realmente la Guardia Nacional? Es la nueva Policía? Cual es su verdadero objetivo, la seguridad interior o la protección de las fronteras y el pago disfrazado del Muro? Valió la pena acabar con el Estado Mayor? Cual será la consecuencia de poner al Ejército a realizar tareas civiles como construcción de trenes, aeropuertos, control de aduanas, seguridad interior, la siembra de árboles, entrega de apoyos y las operaciones bancarias? Y las consecuencias de la penetración de la delincuencia organizada en los mas altos mandos como es el caso del General Cienfuegos?

El pequeño repaso a la historia del pasado y la incertidumbre del futuro es para ponerse a pensar a donde vamos y quien nos acompañará en el camino.