/ domingo 27 de enero de 2019

¿Educadores y educandos?

Actualmente inciden en la formación y educación de la sociedad los padres, los maestros y los medios de comunicación, hoy por hoy tan abundantes y sin control.

Siempre el ambiente familiar que nos brindaron nuestros padres, quienes ya rebasamos los cuarenta, aunque generalmente era un espacio un tanto rígido por la formalidad que siempre guardaban tanto el padre como la madre en su convivencia de pareja como en la dirección de nuestra educación, lo que nos obligaba a mantener una actitud de respeto hacia nuestros semejantes ya no digamos hacia ellos mismos, pues la generalidad era de hablarles de usted y difícilmente había quienes los tuteaban, ya no digamos como se nos inculcaba el ser hombres y mujeres honorables, de palabra, que era más valiosa que el testimonio notarial más sofisticado de formalidades o que un pagaré o una letra de cambio; que hoy vemos como en los tribunales abundan los juicios por el incumplimiento de las obligaciones a grado tal que hasta los alimentos a los hijos se les niegan por tanto padre irresponsable y deshonesto que con el mayor cinismo se desenvuelven en la sociedad como si ya fuera lo más común y lo mejor para todos.

Me pareció necesario abordar este tema de los educadores y los educandos, porque la barbarie que ahora se vive en nuestra sociedad y que desafortunadamente pareciera que nos estamos acostumbrando ya nada nos asombra, porque al margen de mi circunstancia familiar, en esta semana que acaba de concluir, una niñita de once años de edad fue víctima de la delincuencia, que sin la más elemental conciencia disparan hacia la finca donde se encontraba esa niña que tuvo la desgracia de recibir un balazo en la cabeza que le causó la muerte, no quiero imaginar quien será su padre y qué antecedentes o qué actividad lícita o ilícita realiza, pero la que sea, no se puede aceptar el acabar con una vida de alguien que de seguro, por su edad, es ajena a un mal que pueda justificar tan siquiera un hecho lamentable como él de que ella resulto víctima.

Si nuestra opinión es de que la autoridad no combate la delincuencia, me parece más urgente el que los educadores padres, maestros y todos sistemas de comunicación, que me resulta difícil enumerar tantos que ahora existen y sobre todo donde se exhibe en una cantidad importante de estos, conductas verdaderamente denigrantes que atentan contra la integridad personal y la de los semejantes, de quien tiene acceso a esos instrumentos de información, es por ello que debe ser y lo digo con todo respeto para quien disienta con mi opinión, que es de extrema urgencia el que retomemos los valores cívicos y morales y ¿porqué no? los religiosos, que vengan a reorientar a la sociedad y a las mismas autoridades para abatir y combatir, si fuera posible, a la delincuencia y por sobre todo la crueldad con que ahora se conducen y que pareciera ya ser natural de nuestros tiempos.

Padres, maestros, tíos, abuelos y toda la familia que tengamos con nuestros niños, jóvenes y no tan jóvenes, así como los gremios clericales y los medios de comunicación, luchemos hasta lo indecible para generar un ambiente totalmente diferente y de una buena calidad de vida y un desarrollo sustentable para que este país salga de este bache y crezca en todo lo deseable ya que la naturaleza ha sido muy prodiga con nuestra tierra, pareciera que los pobladores somos el cáncer que ha propiciado esta situación, que vivan los niños, jóvenes y no jóvenes y que seamos felices los adultos al ver a nuestros hijos y nietos luchando por sus éxitos en un ambiente seguro y sano. ¡Viva México!


Profesor investigador de la División de Estudios Jurídicos de la UdeG.

locb15@hotmail.com

Actualmente inciden en la formación y educación de la sociedad los padres, los maestros y los medios de comunicación, hoy por hoy tan abundantes y sin control.

Siempre el ambiente familiar que nos brindaron nuestros padres, quienes ya rebasamos los cuarenta, aunque generalmente era un espacio un tanto rígido por la formalidad que siempre guardaban tanto el padre como la madre en su convivencia de pareja como en la dirección de nuestra educación, lo que nos obligaba a mantener una actitud de respeto hacia nuestros semejantes ya no digamos hacia ellos mismos, pues la generalidad era de hablarles de usted y difícilmente había quienes los tuteaban, ya no digamos como se nos inculcaba el ser hombres y mujeres honorables, de palabra, que era más valiosa que el testimonio notarial más sofisticado de formalidades o que un pagaré o una letra de cambio; que hoy vemos como en los tribunales abundan los juicios por el incumplimiento de las obligaciones a grado tal que hasta los alimentos a los hijos se les niegan por tanto padre irresponsable y deshonesto que con el mayor cinismo se desenvuelven en la sociedad como si ya fuera lo más común y lo mejor para todos.

Me pareció necesario abordar este tema de los educadores y los educandos, porque la barbarie que ahora se vive en nuestra sociedad y que desafortunadamente pareciera que nos estamos acostumbrando ya nada nos asombra, porque al margen de mi circunstancia familiar, en esta semana que acaba de concluir, una niñita de once años de edad fue víctima de la delincuencia, que sin la más elemental conciencia disparan hacia la finca donde se encontraba esa niña que tuvo la desgracia de recibir un balazo en la cabeza que le causó la muerte, no quiero imaginar quien será su padre y qué antecedentes o qué actividad lícita o ilícita realiza, pero la que sea, no se puede aceptar el acabar con una vida de alguien que de seguro, por su edad, es ajena a un mal que pueda justificar tan siquiera un hecho lamentable como él de que ella resulto víctima.

Si nuestra opinión es de que la autoridad no combate la delincuencia, me parece más urgente el que los educadores padres, maestros y todos sistemas de comunicación, que me resulta difícil enumerar tantos que ahora existen y sobre todo donde se exhibe en una cantidad importante de estos, conductas verdaderamente denigrantes que atentan contra la integridad personal y la de los semejantes, de quien tiene acceso a esos instrumentos de información, es por ello que debe ser y lo digo con todo respeto para quien disienta con mi opinión, que es de extrema urgencia el que retomemos los valores cívicos y morales y ¿porqué no? los religiosos, que vengan a reorientar a la sociedad y a las mismas autoridades para abatir y combatir, si fuera posible, a la delincuencia y por sobre todo la crueldad con que ahora se conducen y que pareciera ya ser natural de nuestros tiempos.

Padres, maestros, tíos, abuelos y toda la familia que tengamos con nuestros niños, jóvenes y no tan jóvenes, así como los gremios clericales y los medios de comunicación, luchemos hasta lo indecible para generar un ambiente totalmente diferente y de una buena calidad de vida y un desarrollo sustentable para que este país salga de este bache y crezca en todo lo deseable ya que la naturaleza ha sido muy prodiga con nuestra tierra, pareciera que los pobladores somos el cáncer que ha propiciado esta situación, que vivan los niños, jóvenes y no jóvenes y que seamos felices los adultos al ver a nuestros hijos y nietos luchando por sus éxitos en un ambiente seguro y sano. ¡Viva México!


Profesor investigador de la División de Estudios Jurídicos de la UdeG.

locb15@hotmail.com