/ miércoles 11 de abril de 2018

Día del Trabajo

MIGUEL JIMÉNEZ IBÁÑEZ


La mayoría de los trabajadores dicen que el primero de mayo, o Día del Trabajo, nada tienen que conmemorar y menos festejar. Lo mismo se dice, por ejemplo, el 15 y el 16 de septiembre o el 20 de noviembre, en ocasión del Grito de Independencia y el inicio de la Revolución Mexicana. Estas tres fechas tienen el mismo común denominador: el hartazgo social por la explotación y el abuso de muchos poderosos económicos, políticos y hasta religiosos.

Se instituyó la conmemoración del sacrificio de los mártires de Chicago, de Cananea y Río Blanco, masacrados en todos los aspectos. Los trabajadores y sus familias sobrevivían bajo el látigo del maltrato laboral y el sometimiento violento que propinaban la mayoría de los patrones, en complicidad con otros sectores.

La historia universal consigna estos problemas sociales derivados del abuso de los poderosos. En México, a partir de 1810 la crisis nacional se ha tornado cíclica y cada vez más difícil y siempre el más afectado es el trabajador y el que menos tiene o poder o dinero. La creciente y demandante explosión demográfica exige más satisfactores que, de manera progresiva, ni el globo terráqueo ni la sociedad ofrecen. A fin de cuentas, la sabia naturaleza comprueba que “el pez más grandes siempre se come al más chico”. Lamentablemente, el grueso de la sociedad, solamente consume y deteriora; no produce ni previene, ni repara los desperfectos.

Desde el siglo pasado, destaca el norteño país vecino que metió el arpón a quienes detentan poder en México y enviaron a sus hijos a “educarse” a las universidades de ese lugar, adquiriendo las costumbres racistas, consumistas y explotadoras, que ahora hacen pedazos a México. Esos “capacitados” por los vecinos, regresaron y formaron la tecnocracia que desmanteló el patrimonio del Estado mexicano. Muchos políticos, no pocos empresarios y grupos burocráticos han logrado, con servilismo, hasta la reforma a la Ley Laboral mexicana para acabar de entregar lo poco que queda de México y perjudicar más a sus habitantes. Y este entreguismo al gran capital, es la gran hazaña de los gobiernos modernos, formados por juniors y gente nacida y envuelta en pañales de seda. Y muchos se dicen “revolucionarios”.

En México, prácticamente todo empezó en el gobierno de Miguel de la Madrid y ahí está la situación de pobreza y en algunos lugares hasta paupérrima, que vive el grueso delos mexicanos. También queda claro el estado económico de la gran mayoría de la burocracia dorada, con sus gordas billeteras. Los trabajadores ven en sus centros laborales la diferencia y la injusticia económica, así como la mentira compartida por algunos malos sindicalistas, por sectores gubernamentales y otros más, que siguen explotando la mano de obra. No falta mucho para que el otro “crimen organizado”, de la puntilla a los trabajadores al quedar, plenamente aprobada y legalizada la masacre y el aplastamiento de los derechos laborales. Lo peor es la abulia del trabajador al perder la conciencia de clase. Tampoco busca superarse en el trabajo en la cultura, en el estudio. El próximo primero de mayo los trabajadores ¿conmemorarán el concepto de esa fecha y a los muertos por la lucha laboral? O ¿festejarán simplemente el día de asueto? Ahora que, el abuso de algunos elementos del rubro, ahora están pagando las consecuencias y por unos pagan todos. Y…qué pasa?

MIGUEL JIMÉNEZ IBÁÑEZ


La mayoría de los trabajadores dicen que el primero de mayo, o Día del Trabajo, nada tienen que conmemorar y menos festejar. Lo mismo se dice, por ejemplo, el 15 y el 16 de septiembre o el 20 de noviembre, en ocasión del Grito de Independencia y el inicio de la Revolución Mexicana. Estas tres fechas tienen el mismo común denominador: el hartazgo social por la explotación y el abuso de muchos poderosos económicos, políticos y hasta religiosos.

Se instituyó la conmemoración del sacrificio de los mártires de Chicago, de Cananea y Río Blanco, masacrados en todos los aspectos. Los trabajadores y sus familias sobrevivían bajo el látigo del maltrato laboral y el sometimiento violento que propinaban la mayoría de los patrones, en complicidad con otros sectores.

La historia universal consigna estos problemas sociales derivados del abuso de los poderosos. En México, a partir de 1810 la crisis nacional se ha tornado cíclica y cada vez más difícil y siempre el más afectado es el trabajador y el que menos tiene o poder o dinero. La creciente y demandante explosión demográfica exige más satisfactores que, de manera progresiva, ni el globo terráqueo ni la sociedad ofrecen. A fin de cuentas, la sabia naturaleza comprueba que “el pez más grandes siempre se come al más chico”. Lamentablemente, el grueso de la sociedad, solamente consume y deteriora; no produce ni previene, ni repara los desperfectos.

Desde el siglo pasado, destaca el norteño país vecino que metió el arpón a quienes detentan poder en México y enviaron a sus hijos a “educarse” a las universidades de ese lugar, adquiriendo las costumbres racistas, consumistas y explotadoras, que ahora hacen pedazos a México. Esos “capacitados” por los vecinos, regresaron y formaron la tecnocracia que desmanteló el patrimonio del Estado mexicano. Muchos políticos, no pocos empresarios y grupos burocráticos han logrado, con servilismo, hasta la reforma a la Ley Laboral mexicana para acabar de entregar lo poco que queda de México y perjudicar más a sus habitantes. Y este entreguismo al gran capital, es la gran hazaña de los gobiernos modernos, formados por juniors y gente nacida y envuelta en pañales de seda. Y muchos se dicen “revolucionarios”.

En México, prácticamente todo empezó en el gobierno de Miguel de la Madrid y ahí está la situación de pobreza y en algunos lugares hasta paupérrima, que vive el grueso delos mexicanos. También queda claro el estado económico de la gran mayoría de la burocracia dorada, con sus gordas billeteras. Los trabajadores ven en sus centros laborales la diferencia y la injusticia económica, así como la mentira compartida por algunos malos sindicalistas, por sectores gubernamentales y otros más, que siguen explotando la mano de obra. No falta mucho para que el otro “crimen organizado”, de la puntilla a los trabajadores al quedar, plenamente aprobada y legalizada la masacre y el aplastamiento de los derechos laborales. Lo peor es la abulia del trabajador al perder la conciencia de clase. Tampoco busca superarse en el trabajo en la cultura, en el estudio. El próximo primero de mayo los trabajadores ¿conmemorarán el concepto de esa fecha y a los muertos por la lucha laboral? O ¿festejarán simplemente el día de asueto? Ahora que, el abuso de algunos elementos del rubro, ahora están pagando las consecuencias y por unos pagan todos. Y…qué pasa?