/ domingo 26 de enero de 2020

Deyecta ¿Quién será, sociedad o estado?

Actualmente la sociedad mexicana está transitando por una época jamás antes vivida, donde las personas desaparecen y mueren violentamente sin ninguna consecuencia o reacción de parte del Estado ni de la sociedad.

No es menos que una vileza –a mi juicio- el que las autoridades en este país y estado, sin más reformas y sin más nada, tienen las condiciones legales y la absoluta responsabilidad, así como facultades, para restablecer al instante y durante el tiempo necesario la paz social, innegablemente perdida hoy por hoy, no obstante los reclamos y exigencias, de propios y extraños, de ofendidos y no, de poner un hasta aquí a este lamentable estatus, que nos cuesta cada día, por cada una de las vidas que se pierde y que lejos de concientizarnos sobre dichas perdidas, se está más interesados en nimiedades y cosas sin importancia, sociedad y estado, nos encontramos en la total indiferencia para encontrar soluciones que vengan a parar los delitos que tanto nos lastiman a diario, que solo cuando nos vemos envueltos en una tragedia, como la referida, solo entonces queremos emprender soluciones, que lamentablemente no se encuentran, tampoco apoyo de las autoridades y menos aún de la colectividad, de ahí la pregunta del encabezado.

Al margen de cualquier interés o supuesta mejora, en cualquier área, se debe comenzar en correspondencia, sociedad y estado, a dar soluciones, donde sin importar el costo que se tenga que cubrir, se someta a quien o quienes resulte necesario para restablecer la paz en el país y el estado, evitando unos y otros, decir que hacen, más sin embargo los hechos demuestran otra cosa, para lo cual es indispensable que todos los días por todos los medios, se busquen las alternativas apropiadas por alcanzar el restablecimiento de la tranquilidad y la seguridad de quienes conformamos esta comunidad.

Pero también me parece que la sociedad, en todos sus rubros, tanto los que tienen mucho, como los que no tienen nada, entre los profesionistas de todas las ciencias, entre los creyentes y no, entre quienes se manifiestan y los omisos, ya que en la comisión de los delitos de alto impacto, todos nos vemos afectados, por tanto, debemos evitar bajar la guardia, es hora que comencemos a manifestarnos, ya que por un lado es derecho fundamental y humano; empecemos a tomar decisión de participar activamente en la búsqueda de nuestro bienestar, de otra forma, con nuestro actuar despreocupado y desinteresado, estamos decidiendo sobre la consecuencia más peligrosa y cara que podemos tomar y que es la que todos bajemos los brazos sin protestar la omisión en el cumplimiento del deber de quienes se han encumbrado en el poder, ya sea en un supuesto sufragio efectivo o por la de un nombramiento interno de la autoridad, en ambos casos, para acceder, juraron y prometieron que eran capaces y harían hasta lo indispensable para hacer un país y un estado digno de una sociedad honorable, responsable, valiente; siendo evidente a estas alturas que ni uno ni otro de estos entes, sociedad y gobierno, hemos cumplido con nuestro deber, en toda la extensión de la palabra, tanto por quienes conformamos la sociedad y más aún, por quienes nos vengan a suceder y quienes están en la etapa de desarrollo y formación, a quienes se les está legando tal escenario.

Por lo anterior es evidente que urge una reacción social no violenta, necesariamente, que ya de por si la sufrimos, pero será el menor costo el manifestarnos todos sin distingo, los que conformamos esta comunidad, exigiendo a la autoridad que haga lo pertinente de inmediato para cambiar este estatus, ya que el que nos manifestemos será mucho menor costo, que seguir derrochando una vida más, cada día, que tan fácil sucede por todas partes, a todas horas, sin ninguna consecuencia y un evidente y cierto acto de autoridad que demuestre la determinación de cambiar la dramática y trágica situación que viven las víctimas y quienes afortunadamente aun no viven, pero si están en la angustia del peligro que corren, todos los miembros de cada familia, ¿hasta cuándo dejaremos de ser una sociedad y autoridad deyecta?.

En particular el foro de abogados indiscutiblemente resulta ser la sociedad más deyecta por su conocimiento del derecho y la evidente cobardía de reaccionar frente a la realidad criminal que se padece.

* Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Publica de la División de Estudios Jurídicos de la UdeG.

locb15@hotmail.com

Actualmente la sociedad mexicana está transitando por una época jamás antes vivida, donde las personas desaparecen y mueren violentamente sin ninguna consecuencia o reacción de parte del Estado ni de la sociedad.

No es menos que una vileza –a mi juicio- el que las autoridades en este país y estado, sin más reformas y sin más nada, tienen las condiciones legales y la absoluta responsabilidad, así como facultades, para restablecer al instante y durante el tiempo necesario la paz social, innegablemente perdida hoy por hoy, no obstante los reclamos y exigencias, de propios y extraños, de ofendidos y no, de poner un hasta aquí a este lamentable estatus, que nos cuesta cada día, por cada una de las vidas que se pierde y que lejos de concientizarnos sobre dichas perdidas, se está más interesados en nimiedades y cosas sin importancia, sociedad y estado, nos encontramos en la total indiferencia para encontrar soluciones que vengan a parar los delitos que tanto nos lastiman a diario, que solo cuando nos vemos envueltos en una tragedia, como la referida, solo entonces queremos emprender soluciones, que lamentablemente no se encuentran, tampoco apoyo de las autoridades y menos aún de la colectividad, de ahí la pregunta del encabezado.

Al margen de cualquier interés o supuesta mejora, en cualquier área, se debe comenzar en correspondencia, sociedad y estado, a dar soluciones, donde sin importar el costo que se tenga que cubrir, se someta a quien o quienes resulte necesario para restablecer la paz en el país y el estado, evitando unos y otros, decir que hacen, más sin embargo los hechos demuestran otra cosa, para lo cual es indispensable que todos los días por todos los medios, se busquen las alternativas apropiadas por alcanzar el restablecimiento de la tranquilidad y la seguridad de quienes conformamos esta comunidad.

Pero también me parece que la sociedad, en todos sus rubros, tanto los que tienen mucho, como los que no tienen nada, entre los profesionistas de todas las ciencias, entre los creyentes y no, entre quienes se manifiestan y los omisos, ya que en la comisión de los delitos de alto impacto, todos nos vemos afectados, por tanto, debemos evitar bajar la guardia, es hora que comencemos a manifestarnos, ya que por un lado es derecho fundamental y humano; empecemos a tomar decisión de participar activamente en la búsqueda de nuestro bienestar, de otra forma, con nuestro actuar despreocupado y desinteresado, estamos decidiendo sobre la consecuencia más peligrosa y cara que podemos tomar y que es la que todos bajemos los brazos sin protestar la omisión en el cumplimiento del deber de quienes se han encumbrado en el poder, ya sea en un supuesto sufragio efectivo o por la de un nombramiento interno de la autoridad, en ambos casos, para acceder, juraron y prometieron que eran capaces y harían hasta lo indispensable para hacer un país y un estado digno de una sociedad honorable, responsable, valiente; siendo evidente a estas alturas que ni uno ni otro de estos entes, sociedad y gobierno, hemos cumplido con nuestro deber, en toda la extensión de la palabra, tanto por quienes conformamos la sociedad y más aún, por quienes nos vengan a suceder y quienes están en la etapa de desarrollo y formación, a quienes se les está legando tal escenario.

Por lo anterior es evidente que urge una reacción social no violenta, necesariamente, que ya de por si la sufrimos, pero será el menor costo el manifestarnos todos sin distingo, los que conformamos esta comunidad, exigiendo a la autoridad que haga lo pertinente de inmediato para cambiar este estatus, ya que el que nos manifestemos será mucho menor costo, que seguir derrochando una vida más, cada día, que tan fácil sucede por todas partes, a todas horas, sin ninguna consecuencia y un evidente y cierto acto de autoridad que demuestre la determinación de cambiar la dramática y trágica situación que viven las víctimas y quienes afortunadamente aun no viven, pero si están en la angustia del peligro que corren, todos los miembros de cada familia, ¿hasta cuándo dejaremos de ser una sociedad y autoridad deyecta?.

En particular el foro de abogados indiscutiblemente resulta ser la sociedad más deyecta por su conocimiento del derecho y la evidente cobardía de reaccionar frente a la realidad criminal que se padece.

* Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Publica de la División de Estudios Jurídicos de la UdeG.

locb15@hotmail.com