/ lunes 15 de octubre de 2018

Desde mi óptica / ¿Llegará el día?

La deuda externa es la suma de las deudas que tiene un país con entidades extranjeras. Se compone de deuda pública (la contraída por el Estado) y deuda privada (la contraída por empresas y particulares); en la presente, solo hablaré de la deuda externa.

La deuda externa con respecto a otros países, comúnmente se da a través de organismos como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial.

El principal argumento para que un país contraiga una deuda es que teóricamente permite conservar los recursos propios y recibir recursos ajenos para explotar, procesar o producir nuevos bienes y servicios. Sin embargo, se vuelve un problema cuando dicho dinero no se utiliza en aquello para lo que fue solicitado, cuando se usa de manera ineficiente o cuando las condiciones de devolución se endurecen, ya sea por incumplimientos anteriores del deudor o por presiones externas para modificar la política económica.

La historia del endeudamiento de México no es nueva, comenzó en 1823, cuando, con una economía casi paralizada, el Gobierno adquirió deuda en Inglaterra, que hasta 1861 se mantuvo como el principal acreedor, posteriormente con Francia y Estados Unidos, lo que implicó que el país mantuviera ese yugo y de cierta manera obstaculizará el desarrollo de nuestro país.

México ha pedido financiamientos multimillonarios para invertir en infraestructura para el crecimiento del país, considerando que supuestamente ayudaría a mejorar la economía, pero el grave problema es que muchos de esos millones que se deben a nuestro nombre, no han sido invertidos de la mejor manera, incluso hay quien sostiene que una cantidad importante de esos recursos han ido a parar a los bolsillos de muchos de los funcionarios públicos, gobernantes, familiares y amigos de estos, perjudicando la economía, la deuda y desarrollo del país.

Según la CEPAL (Comisión Económica Para América Latina y el Caribe), que es la encargada de darle seguimiento a estos menesteres, México debe el 18% de su PIB (Producto Interno Bruto), lo que significa que 18 de cada 100 pesos que se ingresan al año se deben al exterior, claro, podría no parecer mucho, pero si a eso le suma intereses y los mencionados desvíos, los mexicanos necesitaremos para pagar esta deuda alrededor de 100 años, claro si no se incrementa como es lo que ha venido sucediendo.

La medición de la estabilidad económica es simple, si usted vive con 10 mil pesos y no le debe nada a nadie, puede disfrutar de este dinero y si es hábil puede llegar a invertirlo y multiplicarlo, pero si gana 40 mil y debe 200 mil jamás podrá guardar ni invertir porque los intereses harán más y más grande su deuda, generándole problemas financieros a mediano y corto plazo que lo podrían llevar a una crisis si pierde el trabajo e incluso puede desintegrar el núcleo familiar. Y ese es el riesgo que corremos en México día a día.

La deuda externa del país se duplicó en los últimos ocho años (según la CEPAL), situación que es insostenible, debido a que cada vez representa una proporción más alta con respecto al valor de la economía, además de que se tienen que erogar una mayor cantidad de dinero para pagar los intereses.

Apreciable lector, es interesante conocer de fondo nuestra situación económica y sobre todo la deuda externa que nos llevaría a pensar ¿llegará el día en que México no deba nada externamente? Usted tiene la mejor opinión, gracias.

Rector General del Centro Universitario UTEG.

joseroque@uteg.edu.mx


La deuda externa es la suma de las deudas que tiene un país con entidades extranjeras. Se compone de deuda pública (la contraída por el Estado) y deuda privada (la contraída por empresas y particulares); en la presente, solo hablaré de la deuda externa.

La deuda externa con respecto a otros países, comúnmente se da a través de organismos como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial.

El principal argumento para que un país contraiga una deuda es que teóricamente permite conservar los recursos propios y recibir recursos ajenos para explotar, procesar o producir nuevos bienes y servicios. Sin embargo, se vuelve un problema cuando dicho dinero no se utiliza en aquello para lo que fue solicitado, cuando se usa de manera ineficiente o cuando las condiciones de devolución se endurecen, ya sea por incumplimientos anteriores del deudor o por presiones externas para modificar la política económica.

La historia del endeudamiento de México no es nueva, comenzó en 1823, cuando, con una economía casi paralizada, el Gobierno adquirió deuda en Inglaterra, que hasta 1861 se mantuvo como el principal acreedor, posteriormente con Francia y Estados Unidos, lo que implicó que el país mantuviera ese yugo y de cierta manera obstaculizará el desarrollo de nuestro país.

México ha pedido financiamientos multimillonarios para invertir en infraestructura para el crecimiento del país, considerando que supuestamente ayudaría a mejorar la economía, pero el grave problema es que muchos de esos millones que se deben a nuestro nombre, no han sido invertidos de la mejor manera, incluso hay quien sostiene que una cantidad importante de esos recursos han ido a parar a los bolsillos de muchos de los funcionarios públicos, gobernantes, familiares y amigos de estos, perjudicando la economía, la deuda y desarrollo del país.

Según la CEPAL (Comisión Económica Para América Latina y el Caribe), que es la encargada de darle seguimiento a estos menesteres, México debe el 18% de su PIB (Producto Interno Bruto), lo que significa que 18 de cada 100 pesos que se ingresan al año se deben al exterior, claro, podría no parecer mucho, pero si a eso le suma intereses y los mencionados desvíos, los mexicanos necesitaremos para pagar esta deuda alrededor de 100 años, claro si no se incrementa como es lo que ha venido sucediendo.

La medición de la estabilidad económica es simple, si usted vive con 10 mil pesos y no le debe nada a nadie, puede disfrutar de este dinero y si es hábil puede llegar a invertirlo y multiplicarlo, pero si gana 40 mil y debe 200 mil jamás podrá guardar ni invertir porque los intereses harán más y más grande su deuda, generándole problemas financieros a mediano y corto plazo que lo podrían llevar a una crisis si pierde el trabajo e incluso puede desintegrar el núcleo familiar. Y ese es el riesgo que corremos en México día a día.

La deuda externa del país se duplicó en los últimos ocho años (según la CEPAL), situación que es insostenible, debido a que cada vez representa una proporción más alta con respecto al valor de la economía, además de que se tienen que erogar una mayor cantidad de dinero para pagar los intereses.

Apreciable lector, es interesante conocer de fondo nuestra situación económica y sobre todo la deuda externa que nos llevaría a pensar ¿llegará el día en que México no deba nada externamente? Usted tiene la mejor opinión, gracias.

Rector General del Centro Universitario UTEG.

joseroque@uteg.edu.mx