/ martes 22 de marzo de 2022

Desde mi óptica | Escuchar a analizar

Sócrates fue un filósofo griego considerado como uno de los más importantes de la filosofía occidental y mundial, fundador de la filosofía moral; nació en Alopece (población pequeña sin jurisdicción propia) , en la antigua Grecia, sin que se sepa exactamente el año, pero se coincide que fue entre los años 470 y 469 a.C; a pesar de que no dejó ninguna obra escrita y son escasas las ideas que se le pueden atribuir, sin lugar a dudas es una figura del pensamiento antiguo incluso los filósofos anteriores a él, se les llamó presocráticos.

Sócrates era de pequeña estatura, vientre prominente, ojos camaleónicos y nariz respingada exageradamente, por esta razón era motivo de risas y críticas de alguno de sus compañeros, recibió una educación tradicional: literatura, música, gimnasia, se familiarizó con la dialéctica (Teoría y técnica retórica de dialogar y discutir para descubrir la verdad mediante la exposición y confrontación de razonamientos y argumentaciones contrarios entre sí) y la retórica (Conjunto de reglas o principios que se refieren al arte de hablar o escribir de forma elegante y con corrección con el fin de deleitar, conmover o persuadir). Apreciaba mucho la vida y alcanzó popularidad social por su viva inteligencia y un sentido del humor agudo desprovisto de sátira o cinismo.

La postura de Sócrates ante el mundo intelectual de su época es la resistencia a la sabiduría tradicional, él continuamente se retiraba a su casa para recobrar su paz interior, su entendimiento, su armonía con su yo individual y cíclicamente volvía a enfrentar la vida pública en las calles de las polis, las plazas, y cualquier lugar que encontrara en sus caminatas. Argumentaba sus ideas, enseñaba a quienes no presentaban egos de grandeza y sin cobrar nada a nadie por sus clases.

En otro orden de ideas, Sócrates, es considerado como el padre de la filosofía, creía que nuestras palabras, pensamientos y acciones debían estar custodiados por conceptos como la verdad, la bondad y la utilidad. Y las preguntas que le hizo a su discípulo son las que cada uno de nosotros debe hacerse en su comunicación con los demás. De aquí el gran legado que ha dejado para la humanidad y que es conocido como los Filtros de Sócrates; que los define bajo estos tras conceptos.

La verdad. - ¿Estás seguro de que lo que vas a decir es verdad? ¿Te consta? ¿Puedes probarlo? ¿Estarías dispuesto a jugarte tu reputación por ello?

¿Cuántas veces te has creído a pies juntillas algo que te han dicho sin comprobar si era cierto o le has dado veracidad a una noticia que has leído o escuchado y que finalmente ha resultado ser falsa? Vivimos en la era digital, en la era de la información. Nunca antes habíamos tenido acceso a tanta información como ahora.

Pero eso conlleva una responsabilidad: filtrar lo que es verdad y lo que no, contrastar las fuentes, porque también vivimos en la terrible era de las fake news.

La bondad. - ¿Lo que vas a decir es bueno? ¿Beneficia o hace sentir mejor a la otra persona o a ti mismo? ¿Provocará emociones positivas? ¿Mejorará la situación de las personas involucradas?

¿Cuántas veces has destacado lo malo de alguien o de algo en lugar de verle el lado positivo? ¿O te has enviado a ti misma o a ti mismo mensajes negativos que sabes que te hacen daño? Y es que, si no hay bondad en tus palabras, aunque sean ciertas, seguramente puedas ahorrártelas, ¿verdad?

La utilidad. - ¿Es necesario que lo digas? ¿La vida de esa persona o la tuya mejorarán? ¿Podrá esa persona hacer algo útil con esa información? ¿En qué le perjudica o le afecta el no saberlo?

Hay que distinguir entre la sinceridad, que es decir la verdad de una forma honesta, y el sincero, que es usar la verdad sin límites, sin prudencia y sin empatía. Así que, antes de decir la verdad, pregúntate si escucharla es necesario o al menos va resultar útil para alguien.

Finalmente, en el año 399 a. C. Sócrates murió envenenado con cicuta, método empleado habitualmente por los griegos para ejecutar las sentencias de pena capital

Tras su fallecimiento aparecen las escuelas socráticas y la Academia Platónica.

* Rector General del Centro Universitario Uteg.

joseroque@uteg.edu.mx

Sócrates fue un filósofo griego considerado como uno de los más importantes de la filosofía occidental y mundial, fundador de la filosofía moral; nació en Alopece (población pequeña sin jurisdicción propia) , en la antigua Grecia, sin que se sepa exactamente el año, pero se coincide que fue entre los años 470 y 469 a.C; a pesar de que no dejó ninguna obra escrita y son escasas las ideas que se le pueden atribuir, sin lugar a dudas es una figura del pensamiento antiguo incluso los filósofos anteriores a él, se les llamó presocráticos.

Sócrates era de pequeña estatura, vientre prominente, ojos camaleónicos y nariz respingada exageradamente, por esta razón era motivo de risas y críticas de alguno de sus compañeros, recibió una educación tradicional: literatura, música, gimnasia, se familiarizó con la dialéctica (Teoría y técnica retórica de dialogar y discutir para descubrir la verdad mediante la exposición y confrontación de razonamientos y argumentaciones contrarios entre sí) y la retórica (Conjunto de reglas o principios que se refieren al arte de hablar o escribir de forma elegante y con corrección con el fin de deleitar, conmover o persuadir). Apreciaba mucho la vida y alcanzó popularidad social por su viva inteligencia y un sentido del humor agudo desprovisto de sátira o cinismo.

La postura de Sócrates ante el mundo intelectual de su época es la resistencia a la sabiduría tradicional, él continuamente se retiraba a su casa para recobrar su paz interior, su entendimiento, su armonía con su yo individual y cíclicamente volvía a enfrentar la vida pública en las calles de las polis, las plazas, y cualquier lugar que encontrara en sus caminatas. Argumentaba sus ideas, enseñaba a quienes no presentaban egos de grandeza y sin cobrar nada a nadie por sus clases.

En otro orden de ideas, Sócrates, es considerado como el padre de la filosofía, creía que nuestras palabras, pensamientos y acciones debían estar custodiados por conceptos como la verdad, la bondad y la utilidad. Y las preguntas que le hizo a su discípulo son las que cada uno de nosotros debe hacerse en su comunicación con los demás. De aquí el gran legado que ha dejado para la humanidad y que es conocido como los Filtros de Sócrates; que los define bajo estos tras conceptos.

La verdad. - ¿Estás seguro de que lo que vas a decir es verdad? ¿Te consta? ¿Puedes probarlo? ¿Estarías dispuesto a jugarte tu reputación por ello?

¿Cuántas veces te has creído a pies juntillas algo que te han dicho sin comprobar si era cierto o le has dado veracidad a una noticia que has leído o escuchado y que finalmente ha resultado ser falsa? Vivimos en la era digital, en la era de la información. Nunca antes habíamos tenido acceso a tanta información como ahora.

Pero eso conlleva una responsabilidad: filtrar lo que es verdad y lo que no, contrastar las fuentes, porque también vivimos en la terrible era de las fake news.

La bondad. - ¿Lo que vas a decir es bueno? ¿Beneficia o hace sentir mejor a la otra persona o a ti mismo? ¿Provocará emociones positivas? ¿Mejorará la situación de las personas involucradas?

¿Cuántas veces has destacado lo malo de alguien o de algo en lugar de verle el lado positivo? ¿O te has enviado a ti misma o a ti mismo mensajes negativos que sabes que te hacen daño? Y es que, si no hay bondad en tus palabras, aunque sean ciertas, seguramente puedas ahorrártelas, ¿verdad?

La utilidad. - ¿Es necesario que lo digas? ¿La vida de esa persona o la tuya mejorarán? ¿Podrá esa persona hacer algo útil con esa información? ¿En qué le perjudica o le afecta el no saberlo?

Hay que distinguir entre la sinceridad, que es decir la verdad de una forma honesta, y el sincero, que es usar la verdad sin límites, sin prudencia y sin empatía. Así que, antes de decir la verdad, pregúntate si escucharla es necesario o al menos va resultar útil para alguien.

Finalmente, en el año 399 a. C. Sócrates murió envenenado con cicuta, método empleado habitualmente por los griegos para ejecutar las sentencias de pena capital

Tras su fallecimiento aparecen las escuelas socráticas y la Academia Platónica.

* Rector General del Centro Universitario Uteg.

joseroque@uteg.edu.mx