/ martes 3 de noviembre de 2020

Derechos y libertades

En México, hablar de derechos y libertades continúa siendo un privilegio. En la esfera pública se discute constantemente sobre los beneficios, en estos términos, de ser hombre, de tez blanca y heterosexual frente a las mujeres con características similares; sin embargo con poca menos consistencia se habla del resto de minorías, personas de tez oscura, de las mujeres indígenas, de quienes viven con ingresos por debajo del mínimo, pero sobre todo, de las personas de la comunidad LGBTTTIQ+, específicamente las personas transgénero, transexuales y travestis, a quienes sus derechos y libertades han sido negados durante toda la vida.

Sabemos que nuestro país tiene un marco jurídico robusto, pero también debemos reconocer que en la práctica, tanto ciudadanía como gobiernos no hemos logrado cumplir con los criterios establecidos en ella, por ejemplo, nuestra Constitución reconoce a todas las personas iguales ante la ley, establece que todas gozarán de sus derechos humanos, prohíbe que se menoscaben y anulen los derechos y libertades de las personas por motivos de género, sexo y preferencias sexuales, no obstante las cifras en nuestro país nos muestran que quienes no entran en la norma social de los géneros y los sexos, sufren de violencia y discriminación con mayor dureza.

Por ello es importante resaltar lo sucedido en Jalisco el pasado 29 de octubre, día que se oficializaron las reformas al Reglamento del Registro Civil del Estado en favor de la población transgénero, reconociendo mediante un decreto, el derecho a la identidad de género. Este es un paso significativo para toda la ciudadanía jalisciense, pero también para nuestro país, pues, aunque en otros estados ya había sido una realidad, somos el primero en hacerlo a través de un solo trámite.

Lo he dicho en diversas ocasiones, el Estado no puede decirnos a quien amar, con quien vivir, cómo reconocernos individualmente, el Estado solo debe garantizar que la elección que hagamos sobre nuestra persona sea respetada, no anule derechos y libertades y, mucho menos, se convierta en un factor para sufrir mayor violencia, discriminación y peligro de muerte. La agenda de la comunidad trans debe ser igual de visible que cualquier otra.

Sin duda falta mucho camino por recorrer en Jalisco y México para conseguir que lo establecido en nuestra Constitución y los Tratados Internacionales que hemos firmado en la materia, se cumplan a cabalidad en favor de las personas transgénero, transexuales y travestis, pues, aunque hoy en nuestro estado han ganado el derecho a reconocer su identidad como cada una elija, el acceso a los servicios de salud, educación, a empleos dignos y a tener una vida libre de violencia aún quedan lejos.

¡Enhorabuena por Jalisco!

* Diputado local

En México, hablar de derechos y libertades continúa siendo un privilegio. En la esfera pública se discute constantemente sobre los beneficios, en estos términos, de ser hombre, de tez blanca y heterosexual frente a las mujeres con características similares; sin embargo con poca menos consistencia se habla del resto de minorías, personas de tez oscura, de las mujeres indígenas, de quienes viven con ingresos por debajo del mínimo, pero sobre todo, de las personas de la comunidad LGBTTTIQ+, específicamente las personas transgénero, transexuales y travestis, a quienes sus derechos y libertades han sido negados durante toda la vida.

Sabemos que nuestro país tiene un marco jurídico robusto, pero también debemos reconocer que en la práctica, tanto ciudadanía como gobiernos no hemos logrado cumplir con los criterios establecidos en ella, por ejemplo, nuestra Constitución reconoce a todas las personas iguales ante la ley, establece que todas gozarán de sus derechos humanos, prohíbe que se menoscaben y anulen los derechos y libertades de las personas por motivos de género, sexo y preferencias sexuales, no obstante las cifras en nuestro país nos muestran que quienes no entran en la norma social de los géneros y los sexos, sufren de violencia y discriminación con mayor dureza.

Por ello es importante resaltar lo sucedido en Jalisco el pasado 29 de octubre, día que se oficializaron las reformas al Reglamento del Registro Civil del Estado en favor de la población transgénero, reconociendo mediante un decreto, el derecho a la identidad de género. Este es un paso significativo para toda la ciudadanía jalisciense, pero también para nuestro país, pues, aunque en otros estados ya había sido una realidad, somos el primero en hacerlo a través de un solo trámite.

Lo he dicho en diversas ocasiones, el Estado no puede decirnos a quien amar, con quien vivir, cómo reconocernos individualmente, el Estado solo debe garantizar que la elección que hagamos sobre nuestra persona sea respetada, no anule derechos y libertades y, mucho menos, se convierta en un factor para sufrir mayor violencia, discriminación y peligro de muerte. La agenda de la comunidad trans debe ser igual de visible que cualquier otra.

Sin duda falta mucho camino por recorrer en Jalisco y México para conseguir que lo establecido en nuestra Constitución y los Tratados Internacionales que hemos firmado en la materia, se cumplan a cabalidad en favor de las personas transgénero, transexuales y travestis, pues, aunque hoy en nuestro estado han ganado el derecho a reconocer su identidad como cada una elija, el acceso a los servicios de salud, educación, a empleos dignos y a tener una vida libre de violencia aún quedan lejos.

¡Enhorabuena por Jalisco!

* Diputado local