/ lunes 26 de agosto de 2019

Delincuentes por omisión

Desde la administración pasada, el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, por razones, pareciera dolosas, no se administraba lo necesario ni de manera oportuna, para el cabal funcionamiento de esa institución, que desde entonces está convertida en el instrumento fundamental contra la impunidad en nuestro estado.

Y así como se decía, entre otras cosas, el almacenamiento y traslado de cuerpos en una caja frigorífica y que indebidamente se le imputaba a esta institución, siendo de la Fiscalía del Estado y del entonces secretario General de Gobierno, a quien permanentemente se le requirió, como presidente de la Junta de Gobierno de ese instituto, del cubrimiento de las necesidades de personal y de recursos materiales y que estúpidamente siempre fue omiso y concluyó pretendiendo hacerme responsable de su conducta dolosa y negligente para resolver semejante problemática, que luego en tres meses, haciendo derroche de poderío y de recursos, trataron de dar solución a esa problemática, lo que desde luego constituye un delito, desde el entonces gobernador, el actual y las legislaturas que han transcurrido, nada han manifestado al respecto, mucho menos hacen algo.

En la sede de Ciencias Forenses en la ciudad de Lagos de Moreno, Jalisco, que no cuenta con tan siquiera un elemento de seguridad; que a falta de éste, cuando el personal, cumple su jornada laboral, aquello queda sin ninguna seguridad, a grado tal que ni las puertas funcionan, por carecer de chapas o cualquier otro elemento de seguridad, lo cual es del conocimiento del director General de ese instituto y que inexplicablemente no ha dotado de recursos al personal encargado del mantenimiento, tanto para el traslado como para adquirir los mecanismos necesarios, que por lo menos, el ingreso no sea tan fácil, a grado tal, que la semana pasada ingresó un perro que se tragó diversas partes de un cadáver que se encontraba en las planchas de esa delegación, con las graves consecuencias jurídicas que eso implica y que ahora el coordinador de la seguridad, el director general del instituto, el encargado de la contraloría del mismo, como en otros tantos casos, para justificar una supuesta corrección, han incriminado al personal que ahí labora, a grado tal de separarlo del cargo e instaurarle procedimiento y al parecer el cese irrevocable a la doctora, -que siempre ha sido, porque me consta, un persona muy eficiente y por demás responsable- pero nunca ha sido la responsable de la seguridad de esa delegación, por lo que le resulta al señor Gobernador, atender esta problemática de la impunidad, que todo lo antes dicho genera; fincarle la responsabilidad a quien realmente la tiene como es el coordinador de la seguridad del Estado, por omisión y negligencia en su desempeño, así como la del director General del Instituto, no simplemente, como siempre, se quiera descargar la responsabilidad en el personal de menor jerarquía, pero de mucha utilidad en ese servicio tan necesario y tan importante para el nuevo sistema de justicia penal, que sin esto, insisto que la impunidad será más rave.

Los últimos días han sido demasiado trágicos, con tanto homicidio por todas partes, a todas horas, creo que no es suficiente el gran consejo que nos aporta genialmente el coordinador de la seguridad, al sugerirnos a la sociedad en general que cuando estemos viviendo una escena de disparos de armas de fuego de inmediato nos ocultemos en algún muro, poste o nos tiremos al suelo, para que de esa manera nos mantengamos a salvo, por lo que me parece que sería más conveniente sugerirle a él que deje semejante cargo y se lo ceda a alguien que conozca y sepa de lo que es la seguridad pública, que a lo mejor él cómo ginecólogo, será mejor en el quirófano y en el consultorio.

* Profesor Investigador de la División de Estudios Jurídicos de la UdeG.

locb15@hotmail.com

Desde la administración pasada, el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, por razones, pareciera dolosas, no se administraba lo necesario ni de manera oportuna, para el cabal funcionamiento de esa institución, que desde entonces está convertida en el instrumento fundamental contra la impunidad en nuestro estado.

Y así como se decía, entre otras cosas, el almacenamiento y traslado de cuerpos en una caja frigorífica y que indebidamente se le imputaba a esta institución, siendo de la Fiscalía del Estado y del entonces secretario General de Gobierno, a quien permanentemente se le requirió, como presidente de la Junta de Gobierno de ese instituto, del cubrimiento de las necesidades de personal y de recursos materiales y que estúpidamente siempre fue omiso y concluyó pretendiendo hacerme responsable de su conducta dolosa y negligente para resolver semejante problemática, que luego en tres meses, haciendo derroche de poderío y de recursos, trataron de dar solución a esa problemática, lo que desde luego constituye un delito, desde el entonces gobernador, el actual y las legislaturas que han transcurrido, nada han manifestado al respecto, mucho menos hacen algo.

En la sede de Ciencias Forenses en la ciudad de Lagos de Moreno, Jalisco, que no cuenta con tan siquiera un elemento de seguridad; que a falta de éste, cuando el personal, cumple su jornada laboral, aquello queda sin ninguna seguridad, a grado tal que ni las puertas funcionan, por carecer de chapas o cualquier otro elemento de seguridad, lo cual es del conocimiento del director General de ese instituto y que inexplicablemente no ha dotado de recursos al personal encargado del mantenimiento, tanto para el traslado como para adquirir los mecanismos necesarios, que por lo menos, el ingreso no sea tan fácil, a grado tal, que la semana pasada ingresó un perro que se tragó diversas partes de un cadáver que se encontraba en las planchas de esa delegación, con las graves consecuencias jurídicas que eso implica y que ahora el coordinador de la seguridad, el director general del instituto, el encargado de la contraloría del mismo, como en otros tantos casos, para justificar una supuesta corrección, han incriminado al personal que ahí labora, a grado tal de separarlo del cargo e instaurarle procedimiento y al parecer el cese irrevocable a la doctora, -que siempre ha sido, porque me consta, un persona muy eficiente y por demás responsable- pero nunca ha sido la responsable de la seguridad de esa delegación, por lo que le resulta al señor Gobernador, atender esta problemática de la impunidad, que todo lo antes dicho genera; fincarle la responsabilidad a quien realmente la tiene como es el coordinador de la seguridad del Estado, por omisión y negligencia en su desempeño, así como la del director General del Instituto, no simplemente, como siempre, se quiera descargar la responsabilidad en el personal de menor jerarquía, pero de mucha utilidad en ese servicio tan necesario y tan importante para el nuevo sistema de justicia penal, que sin esto, insisto que la impunidad será más rave.

Los últimos días han sido demasiado trágicos, con tanto homicidio por todas partes, a todas horas, creo que no es suficiente el gran consejo que nos aporta genialmente el coordinador de la seguridad, al sugerirnos a la sociedad en general que cuando estemos viviendo una escena de disparos de armas de fuego de inmediato nos ocultemos en algún muro, poste o nos tiremos al suelo, para que de esa manera nos mantengamos a salvo, por lo que me parece que sería más conveniente sugerirle a él que deje semejante cargo y se lo ceda a alguien que conozca y sepa de lo que es la seguridad pública, que a lo mejor él cómo ginecólogo, será mejor en el quirófano y en el consultorio.

* Profesor Investigador de la División de Estudios Jurídicos de la UdeG.

locb15@hotmail.com