/ sábado 13 de octubre de 2018

Del cambio morenista a la necesidad de contrapesos

Ernesto Díaz Martínez

A siete semanas de la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador, como presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, y entre las debilidades de la derecha derrotada en las urnas el pasado primero de julio y las otras expresiones partidistas desdibujadas, aparece en el horizonte la posibilidad real de un empoderamiento bárbaro de AMLO en medio del servilismo que no falta y sus alianzas con derechistas representados por algunos hombres del dinero y otros de la mafia del poder.

Todo esto, que para no pocos con quienes coincido, hace más que necesaria la creación de un frente con la autoridad moral de llamar la atención a la ciudadanía sobre la muy probable posibilidad de la alta concentración del poder en un solo hombre, expuesto éste no solo a sus muy humanas vanidades que lamentablemente combinadas con la lambisconería, no dejan de representar un riesgo a la libertad de expresión y a la crítica periodística en particular.

No obstante, habrá que ser puntual en la propuesta. A AMLO se le debe rebasar por la izquierda, una izquierda que interponga su voz y sus llamados ante los excesos como la traición de Morena al pueblo progresista de Jalisco en aras de pactar con millonarios o de sacrificar a luchadores sociales y jóvenes entusiastas de izquierda mediante métodos antidemocráticos de imposición de delegados estatales, representantes y enlaces burgueses o candidatos elegidos al azar, para así empoderar a otros ricos para que ocupen el poder gracias al pueblo y ellos sustituyan a otros de su misma clase.

Ante esto, resulta curioso que si bien era de esperarse, en Morena parece no interesarles corregir este tipo de incongruencias descaradas; pero que poco se escriba y se diga al respecto si es de extrañarse…

Sin duda, el viento a favor de Morena, no es una mala noticia, aún con todo y simulaciones groseras como las inmundicias hechas en Jalisco.

Así pues, la necesidad de contrapeso al exceso de poder, no debe implicar ir en contra del combate a la corrupción gubernamental y de los altos empresarios y de supuestos líderes sindicales; o ir en contra de las transas a los campesinos y toda clase de raterías hechas desde y a nombre de secretarías como la de Agricultura, la de Desarrollo Agrario, de Comisión Nacional del Agua o desde la Procuraduría Agraria, o desde cualquier entidad de gobierno. Al contrario, apoyar el buen uso del poder y combatir su abuso es un deber ciudadano.

Por tal motivo, el movimiento del que habla el senador Gustavo Madero que se hacen llamar “viudos de la transición”, y que busca hacer contrapeso a AMLO, no parece tener un buen comienzo, si para empezar lo impulsa un ex presidente nacional del derechista PAN, aliado y operador de todo el trayecto neoliberal desde Salinas de Gortari hasta Peña Nieto.

En suma, se trata de sacudir la soberbia de AMLO y los suyos, la que les da para simulaciones y excesos, y decisiones como empoderar a Ricardo Monreal y su familia, entregar Jalisco a riquillos y ex operadores de la mafia del poder, aliarse con el Partido Verde, no impulsar una reforma revolucionaria que elimine el neoliberalismo en la materia agraria desde la Constitución, la legislación y también revertir los nombramientos del futuro gobierno de AMLO en instituciones tan importantes como la Procuraduría Agraria.

Se trata de luchar contra la burguesía arrogante que dentro de Morena no ve o no quiere ver estas simulaciones.

Se trata igualmente de exigir congruencia y apoyar al nuevo gobierno en el cumplimiento inaplazable de los compromisos a favor de la gente pobre, con los luchadores sociales, con los campesinos y los obreros; con los estudiantes y con los grupos vulnerables; con nuestros paisanos que viven en los Estados Unidos, con el medio ambiente. Con el combate a la pobreza y a la corrupción; por la salud pública y por la justicia cotidiana. Contra la antidemocracia que debiera empezar por aplicarse en Morena, para que nos puedan hablar sin sentir ningún dolor, de democracia como una de las plumas que se usarán desde el gobierno para escribir una nueva historia…

Ernesto Díaz Martínez

A siete semanas de la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador, como presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, y entre las debilidades de la derecha derrotada en las urnas el pasado primero de julio y las otras expresiones partidistas desdibujadas, aparece en el horizonte la posibilidad real de un empoderamiento bárbaro de AMLO en medio del servilismo que no falta y sus alianzas con derechistas representados por algunos hombres del dinero y otros de la mafia del poder.

Todo esto, que para no pocos con quienes coincido, hace más que necesaria la creación de un frente con la autoridad moral de llamar la atención a la ciudadanía sobre la muy probable posibilidad de la alta concentración del poder en un solo hombre, expuesto éste no solo a sus muy humanas vanidades que lamentablemente combinadas con la lambisconería, no dejan de representar un riesgo a la libertad de expresión y a la crítica periodística en particular.

No obstante, habrá que ser puntual en la propuesta. A AMLO se le debe rebasar por la izquierda, una izquierda que interponga su voz y sus llamados ante los excesos como la traición de Morena al pueblo progresista de Jalisco en aras de pactar con millonarios o de sacrificar a luchadores sociales y jóvenes entusiastas de izquierda mediante métodos antidemocráticos de imposición de delegados estatales, representantes y enlaces burgueses o candidatos elegidos al azar, para así empoderar a otros ricos para que ocupen el poder gracias al pueblo y ellos sustituyan a otros de su misma clase.

Ante esto, resulta curioso que si bien era de esperarse, en Morena parece no interesarles corregir este tipo de incongruencias descaradas; pero que poco se escriba y se diga al respecto si es de extrañarse…

Sin duda, el viento a favor de Morena, no es una mala noticia, aún con todo y simulaciones groseras como las inmundicias hechas en Jalisco.

Así pues, la necesidad de contrapeso al exceso de poder, no debe implicar ir en contra del combate a la corrupción gubernamental y de los altos empresarios y de supuestos líderes sindicales; o ir en contra de las transas a los campesinos y toda clase de raterías hechas desde y a nombre de secretarías como la de Agricultura, la de Desarrollo Agrario, de Comisión Nacional del Agua o desde la Procuraduría Agraria, o desde cualquier entidad de gobierno. Al contrario, apoyar el buen uso del poder y combatir su abuso es un deber ciudadano.

Por tal motivo, el movimiento del que habla el senador Gustavo Madero que se hacen llamar “viudos de la transición”, y que busca hacer contrapeso a AMLO, no parece tener un buen comienzo, si para empezar lo impulsa un ex presidente nacional del derechista PAN, aliado y operador de todo el trayecto neoliberal desde Salinas de Gortari hasta Peña Nieto.

En suma, se trata de sacudir la soberbia de AMLO y los suyos, la que les da para simulaciones y excesos, y decisiones como empoderar a Ricardo Monreal y su familia, entregar Jalisco a riquillos y ex operadores de la mafia del poder, aliarse con el Partido Verde, no impulsar una reforma revolucionaria que elimine el neoliberalismo en la materia agraria desde la Constitución, la legislación y también revertir los nombramientos del futuro gobierno de AMLO en instituciones tan importantes como la Procuraduría Agraria.

Se trata de luchar contra la burguesía arrogante que dentro de Morena no ve o no quiere ver estas simulaciones.

Se trata igualmente de exigir congruencia y apoyar al nuevo gobierno en el cumplimiento inaplazable de los compromisos a favor de la gente pobre, con los luchadores sociales, con los campesinos y los obreros; con los estudiantes y con los grupos vulnerables; con nuestros paisanos que viven en los Estados Unidos, con el medio ambiente. Con el combate a la pobreza y a la corrupción; por la salud pública y por la justicia cotidiana. Contra la antidemocracia que debiera empezar por aplicarse en Morena, para que nos puedan hablar sin sentir ningún dolor, de democracia como una de las plumas que se usarán desde el gobierno para escribir una nueva historia…

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